Los espacios verdes que pertenecen o no a un colectivo o asociación, pero que se gestionan de forma conjunta y participativa, se les denomina espacios verdes comunitarios (Urban Green Common) (Colding et al, 2013). Estos espacios verdes  comunitarios están suponiendo un factor clave para aumentar la resiliencia socio ecológica urbana, permitiendo una variedad de espacios multifuncionales donde prima la integración social y el disfrute ciudadano (Colding & Barthel, 2013)

Ante la ambigüedad que puede suponer el concepto de espacio o zona verde urbana es conveniente hacer una serie de aclaraciones sobre qué se considera una zona verde dentro de la ciudad.

 Según la RAE, una zona verde es:

Terreno que, en el casco de una ciudad o en sus inmediaciones, se destina total o parcialmente al arbolado o parques.

Esta definición parece ser demasiado simple y general de lo que puede ser un espacio verde urbano

Un tipo de definición se centra más en dar un listado de espacios verdes que aclara el concepto:

– Las zonas verdes encontradas en zonas urbanas y periurbanas incluyen los parques, los cementerios, jardines y patios, huertos familiares, bosques urbanos, arboles, tejados y paredes verdes (Gómez-Baggethun, 2013).

– Las zonas verdes incluirían parques, zonas deportivas, matorrales, zonas de ribera, plazas, jardines comunitarios, carril-bici y senderos verdes, así como los patios comunes alrededor de los edificios de apartamento, cementerios, arcenes y rotondas, jardines escolares, azoteas ajardinadas, y otros espacios abiertos ajardinados (Roy & Byrne, 2009). A esta definición, otros autores incluyen los árboles de las calles, los campos de Golf y los jardines botánicos (Vesely, 2007).

Otros no incluyen los parques y jardines privados, puesto que estos no están abiertos para el público en general (Tratalos el al., 2007)

Otro tipo de definiciones se centran más en precisar el término:

– Los espacios verdes urbanos, independientemente de si son privados o públicos, que tienen suelos sin asfaltar, pastos, arbustos, árboles y agua (James et al.,2009).

– Los espacios verdes urbanos son espacios abiertos en áreas urbanas, tanto públicos como privados, cubiertos de vegetación que están disponibles   los usuarios (S. Haq, 2011).

Hoy día esta concepción de que las ciudades son tan solo centros de demanda y consumo y producción de residuos está cambiando y los núcleos urbanos pueden considerarse también como unidades suministradoras de servicios (CBO, 2012, Haase et al, 2014)

Para minimizar el impacto de esta fragmentación en la pérdida de biodiversidad y servicios de ecosistemas la Comisión Europea de medio ambiente y conforme a la Estrategia de Biodiversidad 2020, está promoviendo un programa para fomentar la denominada infraestructura verde.

La infraestructura verde puede definirse, en términos generales, como una red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales con otros elementos medioambientales, diseñada y gestionada para proporcionar una amplia variedad de servicios de los ecosistemas y proteger la biodiversidad tanto de los asentamientos rurales como urbanos (CE, 2013). También se habla de infraestructura azul con el mismo fin que la infraestructura verde incluyendo elementos acuáticos naturales (ríos, arroyos, lagunas, etc.) o artificiales (canales, estanques, etc.).

“La infraestructura verde se basa en el principio de que la protección y valorización de la naturaleza y los procesos naturales, y los numerosos beneficios que la sociedad humana obtiene de la naturaleza, se integran de manera consciente en la planificación espacial y el desarrollo territorial.” (Comisión Europea, 2013)

Ejemplos típicos de infraestructura verde son los corredores verdes, los pasos de fauna silvestre o las paredes y techos verdes ( jardines verticales) entre muchos más

Es importante tener en cuenta que no todos los espacios verdes o elementos del paisaje urbano y periurbano son aptos para constituir una infraestructura verde. Debe formar parte integrante de una red de infraestructura verde interconectada y ser capaces de ofrecer algo más que un simple «espacio verde».

Un parque urbano dentro de una ciudad, por ejemplo, puede formar parte de una infraestructura verde siempre y cuando actúe de corredor de aire frío, absorba el exceso de aguas de escorrentía y ofrezca una zona exterior atractiva para el ocio y la vida silvestre.

Entre los diferentes ejemplos de infraestructuras verdes y azules no se incluyen aquellas que se gestionan por una comunidad o pertenecen a un bien comunal (espacio verde comunal).

HISTORIA DE LOS HUERTOS

La agricultura urbana surgió para la subsistencia ,de los ciudadanos en el siglo XIX y XX, y han evolucionado hasta los espacios verdes comunitarios actuales donde priman los servicios de ocio.

En las ciudades industriales del siglo XIX y principios del XX, los huertos urbanos aparecen en Europa y Estados Unidos como medidas para la subsistencia de los ciudadanos, la salud y la estabilidad social.

El carácter paternalista de los empresarios de la época les empujaba a controlar los hábitos y estilo de vida de sus trabajadores, alejándolos así del incipiente movimiento obrero. Es por eso por lo que se prima que los huertos urbanos no sean una alternativa al trabajo asalariado, controlando el tamaño de las parcelas, estableciendo planes de rotación de cultivo y prohibiendo la venta de su producción, que solo podía destinarse al autoconsumo. (Morán Alonso, 20119

Más tarde, en la primera mitad del siglo XX, los huertos urbanos vuelven a aparecer como medida de subsistencia debido a las grandes guerras. Debido a la dificultad de importar alimentos a las ciudades desde largas distancias, los huertos urbanos son imprescindibles para el mantenimiento de la población urbana. Durante la primera y la segunda guerra mundial el número de huertos urbanos aumentó tanto en Reino Unido, Alemania y Francia como en Estados Unidos. En Europa se hicieron grandes campañas para fomentar los huertos urbanos y para educar a la población local en el cultivo de alimentos.

 En Estados Unidos, servían sobre todo para enviar comida a  países aliados. Tras la Segunda Guerra Mundial, las ciudades occidentales inician una reconstrucción que no pone en valor estas experiencias fundamentales para la subsistencia. Se vuelve a un modelo de transporte de larga distancia de alimentos (Barthel, 2014).

Hasta entonces, los huertos urbanos habían servido como herramienta para el abastecimiento de alimento a la población en tiempos de crisis. No fue hasta los años 70 cuando vuelven a aparecer en Estados unidos en un contexto de crisis de la energía, recesión económica, desindustrialización y suburbanización, donde se estaban abandonando y degradando espacios residenciales en el centro de las ciudades americanas, especialmente en barrios de bajos ingresos. Los huertos se utilizan como herramienta de apoyo comunitario y de cohesión social. Son impulsados por colectivos de base comunitaria y se conciben dentro del marco de la contracultura y el ecologismo (Morán Alonso, 2011)

Hoy, los huertos comunitarios siguen existiendo en las ciudades occidentales principalmente como fuente de entretenimiento. Su importancia histórica ha permitido su permanencia en la legislación y normativa municipal de muchos países. Son un vital centro de recursos no lucrativos, ayudando a los jardines o huertos comunitarios a cultivar comunidades durante todo el año. Las preocupaciones sociales más recientes, relacionadas con la alimentación o con la calidad ambiental dentro de las ciudades han llevado a que crezca el interés por este tipo de espacios (Morán Alonso 2011).

Sevilla  cuenta con una Red de Huertos Urbanos en el marco de unas estrategias que colaboran en la consecución de un modelo de ciudad habitable, sostenible, accesible e integradora.( Ver RHUS  Red de huertos urbanos de Sevilla )

La aparición de los huertos comunitarios aparece estrechamente vinculada a la crisis social y para reorganizar las ciudades; por lo tanto, juegan un papel clave en transformar las ciudades hacia entornos más sociales y ecológicos (Colding & Barthel, 2013)

En los últimos años, iniciativas ciudadanas como los jardines comunitarios (Community Gardens) han surgido en pos de una mejora ambiental y social para las ciudades. Sin embargo, los estudios no han tenido en cuenta estos espacios como sistemas de propiedad común en la ciudad hasta hace poco.

Urban Green Commons (UGCs) son espacios verdes en la ciudad que se organizan y gestionan colectivamente por los propios residentes. (Colding & Barthel 2013)

Una característica de los espacios verdes comunitarios es que brindan a una gran cantidad de ciudadanos a manejar la tierra y los recursos naturales en las ciudades y participar en la creación de una ciudad más habitable (Colding & Barthel 2013)

En primer lugar, mientras que las personas pueden tener derecho de acceso abierto a Los espacios públicos en las ciudades, no tienen derecho al manejo y a la toma de decisiones de los usos que se pueden hacer en esta zona.

En los regímenes de propiedad comunitaria, la mayoría de los derechos a un recurso básico se confieren a los miembros de la comunidad local o grupo de usuarios. Por lo tanto, igualar los bienes comunales urbanos como lugares abiertos al públicos es engañoso ya que tales espacios se podrían clasificar como ‘públicos’, es decir, todas las zonas de las ciudades a las que el público tiene derecho a entrar.

Es por eso, que la comunidad local o el grupo de usuarios que componen el sistema de propiedad común pueden excluir a terceros en el uso y manejo del espacio. De lo contrario, tal sistema de gestión se caracteriza por ser un sistema de acceso abierto, y, finalmente, podría enfrentarse a la tragedia de los comunes (Hardin, 1968. Colding & Barthel, 2013)

En segundo lugar, es fundamental destacar el hecho de que lo público en las ciudades no sólo se puede convertir en propiedad privada. Además, se fragmentan cada vez más en muchos espacios públicos cada vez más pequeños, y a su vez se produce la separación de usos de estos espacios, es decir, la separación de los diferentes usos de un espacio para diferentes tipos de usuarios (Colding & Barthel, 2013)

Los bienes comunales urbanos pueden ser tanto de propiedad privada como de propiedad pública, pero lo que les hace ser comunales es su gestión bajo un colectivo que a la vez son los mismos usuarios de la zona

Cuando la congestión (o hacinamiento) genera unos costes excesivos, como los costes de gestión de colas y la resolución de conflictos entre los usuarios, estos espacios necesitan ser gestionados de tal manera que los derechos de uso sean claros y exigibles. Sin embargo, diseñar, crear y administrar un sistema de derechos de uso (es decir, los costes de transacción) puede resultar caro, y si los costes para el establecimiento de tales derechos son política y económicamente demasiado altos »entonces el dominio público sigue siendo controvertido e indivisible y se convierte, efectivamente, en algo insostenible» (Colding y Barthel, 2013).

La separación de los usos en los espacios verdes públicos a menudo se produce cuando los costes de mantenimiento son demasiado altos para los gobiernos locales. Existen varios casos de espacios verdes que han sido degradados debido a la falta de financiación gubernamental. Para financiar el mantenimiento del parque, los gobiernos locales pueden abrir varios tipos de establecimientos privados como cafeterías y centros de ocio (es decir, la separación de usos). Aunque los ingresos por alquileres y los impuestos de propiedad hacen que la restauración y el manejo del parque sean posibles, esto a menudo da lugar a la transformación de espacios verdes en zonas urbanizadas. De esta manera, una pérdida gradual o secuencial de zonas verdes se produce en las ciudades, tras el impacto en cadena de pequeñas decisiones (Colding & Barthel, 2013).

Después de las afirmaciones hechas anteriormente, los espacios verdes comunitarios se pueden definir como espacios verdes en entornos urbanos de propiedad diversa que dependen de la organización y gestión colectiva, y para que los individuos y los grupos de interés que participan en la gestión tengan un rico conjunto de derechos, incluidos los derechos para elaborar sus propias comisiones y decidir qué quieren incluir en los planes de gestión.

LA EXPERIENCIA DE ESTOCOLMO

Los huertos familiares en Estocolmo son un caso común que brinda la oportunidad a los residentes de manejar la tierra en las ciudades. En Estocolmo, un organismo municipal se encarga de ceder los terrenos de huerto familiar a aquellos que lo soliciten, aunque tan solo son concedidos a aquellos residentes que viven en una vivienda multifamiliar persiguiendo así el principal objetivo de los huertos familiares que es favorecer la condición de salud en ambientes naturales (Colding & Barthel 2013)

Los huertos familiares son un tipo de propiedad comunal urbana donde el terreno se ha dividido en pequeñas parcelas y cada una de estas es gestionada por cada solicitante.

Los huertos se organizan mediante asociaciones, donde las decisiones se toman de forma colectiva y cuentan con un presidente elegido democráticamente. Lo forma de administrar la asociación es decidida en común, así como la gestión, el manejo de agua y la negociación del contrato de arrendamiento con el órgano municipal. Esta gestión hace que las instituciones no formales lidien de forma efectiva con los conflictos y con las reglas de uso. Por ejemplo, hay un fuerte rechazo a utilizar pesticidas y fertilizantes sintéticos (Colding & Barthel 2013).

La exclusión de personal ajeno está físicamente encarnada en las vallas alrededor del área del huerto. Así, aunque los usuarios pueden pasar por los caminos, entrar en alguna de las parcelas individuales se considera allanamiento y es motivo de sanción (Colding & Barthel 2013).

En el caso de España, varias son las ciudades que cuentan con Red de Huertos comunitarios, como Alicante, Valencia, Barcelona, Sevilla o Madrid, entre otras.

El origen de todos los huertos comunitarios es el mismo: la reunión de un grupo de personas que suelen organizarse bajo la iniciativa de alguna organización o asociación o, en algunos casos, de la combinación de varias. En este sentido, la gran mayoría de los huertos han sido iniciativas de las Asociaciones de Vecinos, de otras organizaciones o instituciones (Hernández Arroyo, 2013)

CAMBIO GLOBAL  URBANO

En un contexto de cambio global urbano, las ciudades del siglo XXI se enfrentan al desafío de cómo gestionar el incremento de la frecuencia e intensidad de los eventos asociados al cambio climático, como inundaciones, sequias, huracanes, etc., y a otras perturbaciones naturales o sociales (Montes & Duque, 2014).

La resiliencia se refiere a la capacidad de los sistemas naturales y humanos a resistir un rango de perturbaciones que puedan alterar su integridad y a la capacidad que estos tienen de volver rápidamente a su funcionamiento normal después de la perturbación (UNISDR, 2013). El término de resiliencia, y en concreto de resiliencia urbana, está ganando cada vez más peso en los programas de acción por el clima (UNISDR, 2013)

 Un sistema de ciudades resilientes es posible, pero para ello necesitamos cambiar nuestra percepción de la ciudad.

Las ciudades pueden dejar de ser el foco de la insostenibilidad del planeta para pasar a ser la solución hacia la sostenibilidad, convirtiéndose en centros de experimentación, aprendizaje, educación e innovación para el cambio social (Montes, 2014)

Los espacios verdes comunitarios, como los huertos familiares y comunitarios, son un vector de oportunidades en la ciudad para generar servicios culturales, de regulación y abastecimiento en la ciudad, aparte de ser una respuesta clara de cómo poder gestionar los espacios verdes en la ciudad y fomentar así su resiliencia socio ecológica.

Sevilla.-Huerta de las Moreras

UNA ORGANIZACION COMUNITARIA EJEMPLAR

La Asociación Comité Parque Educativo Miraflores surge en 1983 con el objetivo principal de la construcción del parque que llevaba más de 20 años esperando para si construcción.

El PGOU DE 1963 planteaba en la zona norte de Sevilla la construcción de un parque sobre una extensión de 92 hectáreas. En un distrito marcado por la rápida construcción de viviendas y la ausencia de zonas verdes, la posible construcción de un parque de estas dimensiones se presentaba como un salto gigantesco en la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía. A inicio de los 80 el proyecto de esta zona verde aún no se había iniciado, existiendo además un serio peligro de recalificación del suelo para su conversión en suelo residencial.

Comité Pro-parque Educativo Miraflores pone en marcha dos Programas educativos: Escuela Taller de Miraflores: Escuela Taller y el Programa Huerta Las Moreras

Sevilla.-Huerta las Moreras

El Programa “Huerta las Moreras” es un Programa de Intervención Sociocultural y de Educación Ambiental, gestionado por el Comité Pro-Parque Educativo Miraflores y patrocinado mediante convenio por la Delegación de Participación Ciudadana del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en un marco histórico dentro del Parque de Miraflores donde se encuentra elementos emblemáticos de la zona, como la Noria de Agua del Siglo XVI así como la Hacienda de Miraflores y Yacimiento Calcolítico entre otros.

El Programa “Huerta Las Moreras” es una iniciativa vecinal, pionera e innovadora que utiliza la agricultura ecológica como recurso educativo dentro de una metodología participativa.

 Este programa está formado por tres proyectos independientes pero a la vez interrelacionados entre sí, Huertos Escolares, Huertos de Ocio e Itinerarios Pedagógicos.  Además desde hace 4 años estamos con el Proyecto Invernadero Joven.

Todo esto supone el acercamiento y la participación de numerosos vecin@s de todas las edades  al uso y a la recuperación de la identidad agrícola  e histórica de los terrenos macarenos, casi olvidado por el acelerado crecimiento urbano de Sevilla en los últimos 40 años..-Leer más en Escuela Agrícola Urbana Huerta las Moreras

Noviembre 2020