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Los llamados baobabs, palabra que al parecer proviene del árabe bu hibab y que significa fruta con muchas semillas, son árboles caracterizados por sus gruesos troncos, que tienen por finalidad el almacenamiento de agua en sus tejidos. Este tipo de árboles con troncos gruesos e hinchados reciben la denominación de paquicaules, palabra acuñada por Teofrasto que se deriva de los términos griegos pachys = grueso y kaulos = tallo.

Pertenecen al género botánico Adansonia L., que antiguamente se ubicaba dentro de la familia Bombacáceas, pero modernos estudios moleculares revelaron que dicho género debería ser reasignado a la subfamilia Bombacoideae de la familia Malvaceae, una subfamilia que contiene 27 géneros y unas 250 especies, la mayoría de las cuales se encuentran distribuidas por los trópicos del Nuevo Mundo. Linneo nombró el género Adansonia en honor del botánico y explorador francés Michel Adanson (1727-1806), quien fue el primero en describir el árbol Adansonia digitata en su obra Histoire naturelle du Sénégal, publicada en París en 1757, llamándolo baobab, inspirado en el trabajo del botánico italiano Prospero Alpino (1553-1616), quien en 1592 publicó De Plantis Aegypti Liber, un libro sobre la flora egipcia en la que ya describía y llamaba “bahobab” a los frutos de Adansonia digitata. Posteriormente, el nombre generalizado de “baobab” pasó a utilizarse para todas las especies de Adansonia L.

Flores del género Adansonia. 1. A. madagascariensis; 2. A. rubrostipa; 3. A. grandidieri; 4. A. digitata;5. A. perrieri; 6. A. za; 7. A. suarezensis; 8. A. gregorii

El género Adansonia posee 8 especies de árboles tropicales caducifolios, con hojas palmeadas, flores hermafroditas y característicos troncos enormes e hinchados, que alcanzan alturas de entre 5 y 30 metros, y que tienden a estrecharse de forma brusca justo por debajo del ramaje, dándole al árbol una forma de botella. Su madera es blanda y esponjosa, pudiendo contener hasta un 75 % de agua. Este tipo de árboles, con sus grandes troncos y su extraña forma de crecimiento, representa una de las adaptaciones más impresionantes a un ambiente semiárido, pero aunque durante mucho tiempo se supuso que los baobabs almacenan el agua en sus troncos para usarla durante épocas de sequía, investigaciones recientes indican que, en realidad, almacenan este agua para su estabilidad estructural, pues si un baobab gastara mucha de ese agua almacenada durante la estación seca, podría colapsar bajo el peso de todo su ramaje. De hecho, el árbol parece utilizar sólo una cantidad muy pequeña de agua para producir nuevas hojas hacia el final de la estación seca, permaneciendo éstas inactivas y con sus estomas cerrados hasta que caen las primeras lluvias. Esta estrategia permite que el árbol comience a realizar la fotosíntesis inmediatamente, aprovechando al máximo la corta e impredecible temporada de lluvias, pero como las hojas además de realizar la función clorofílica también pierden mucha agua por transpiración, los baobabs dejan caer sus hojas en cuanto finaliza la estación lluviosa, conservando, de esta manera, toda el agua posible.

Las flores de los baobabs son grandes, vistosas y fragantes, y aunque pueden permanecer en el árbol durante varios días, son fértiles sólo durante unas 15 horas como máximo, clasificándose según su estructura en tres grupos, Brevitubae, Longitubae y Adansonia, atrayendo cada grupo a tipos específicos de animales polinizadores. El grupo Brevitubae contiene dos especies de Madagascar, Adansonia grandidieri Baill. y Adansonia suarezensis H. Perrier, con flores blancas y parecidas a brochas de afeitar, que aparecen sobre tallos cortos y erectos de la parte alta del árbol, siendo polinizadas principalmente por mamíferos como murciélagos y lémures. El grupo Longitubae comprende las otras cuatro especies malgaches, Adansonia madagascariensis Baill., Adansonia perrieri Capuron, Adansonia rubrostipa Jum. & H. Perrier y Adansonia za Baill., y la especie australiana Adansonia gregorii F. Muell., todas ellas con flores alargadas y cilíndricas en posición erecta u horizontal, con los pétalos rojos, amarillos, anaranjados o blancos, siendo principalmente polinizadas por polillas, lémures y algún ave paseriforme. Por último, el grupo Adansonia contiene una sola especie africana, Adansonia digitata L., cuyas flores blancas cuelgan sobre largos pedicelos, siendo principalmente polinizadas por mamíferos como murciélagos y, en menor medida, algún gálago.

Frutos del género Adansonia. 1. A. madagascariensis; 2. A. rubrostipa; 3. A. grandidieri; 4. A. digitata;5. A. perrieri; 6. A. za; 7. A. suarezensis; 8. A. gregorii. Petignat A. & Jasper L. (2016). Baobabs of the world

Los frutos de los baobabs son bastante grandes, redondeados u oblongos, aunque su forma y tamaño varían bastante. Son indehiscentes, y están cubiertos de pelos castaños o grises que producen una sensación aterciopelada al tacto. Su exterior es duro, y encierran en su interior numerosas semillas arriñonadas envueltas de una pulpa esponjosa o pulverulenta.

Aunque tradicionalmente es la especie africana Adansonia digitata la que más se ha explotado, incluso comercialmente, por las propiedades y aplicaciones de sus hojas, corteza, raíces y frutos, el resto de especies del género posee propiedades muy parecidas, las cuales en muchos casos se aprovechan de forma local. Las semillas son ricas en aceites, la pulpa de los frutos secos es comestible y rica en calcio, potasio, vitamina C y ácido tartárico, y de la corteza se obtienen fibras empleadas en cordelería y cestería. Su madera no tiene usos ni en construcción ni como combustible, pero como al ser esponjosa y rica en agua, ha sido utilizada en épocas de sequía para alimentar al ganado, recuperándose los árboles con bastante rapidez después de su recolecta. En lugares de África se consumen las hojas de baobab guisadas como una verdura, especialmente en tiempos de hambruna, sirviendo también como condimento y aromatizantes en salsas, sopas y guisos.

El babobab de la calle del Pilar de S/C de Tenerife desde 2007 a 2023. Su lento desarrollo es manifiesto.

En nuestro país, la noticia más antigua sobre un baobab nos habla del famoso “Baobab del Callejón del Judío”, en Santa Cruz de Tenerife, que hacia finales del siglo XIX fue talado ante el imparable avance de las obras de modernización y ensanche de las vías urbanas, suceso que relató la prensa “Revista de Canarias” de Marzo de 1881. Como recuerdo de ese magnífico árbol desaparecido, y a petición de la Concejalía de Parques y Jardines de Santa Cruz de Tenerife, el Consulado de Senegal donó a la ciudad en 1999 un ejemplar de Adansonia digitata, que fue plantado en una esquina de la calle del Pilar con Suárez Guerra, lugar muy próximo a la antigua ubicación del Callejón del Judío. Dicho árbol existe actualmente y continúa con su lento desarrollo, floreciendo y fructificando periódicamente, pero nos tememos que llegará un día que, de continuar su normal crecimiento, las enormes dimensiones que alcanzarán su tronco y su copa comenzarán a ser un problema a resolver debido a lo ajustado del espacio disponible.

De Adansonia digitata también hemos visto buenos ejemplares en Los Cristianos (sur de Tenerife) y en el Palmetum de Santa Cruz de Tenerife, lugar donde hemos fotografiado, además, Adansonia perrieri y Adansonia za, estando citadas en cultivo, aunque no las hemos visto, otras especies del género.

1. A. digitata en Los Cristianos; 2 y 3 dos ejemplares de A. digitata del Palmetum; 4. A. perrieri  del Palmetum; 5. A. za en el Palmetum en Mayo y 6. el mismo árbol en Agosto

En la Península sólo sabemos de su cultivo en el Jardín Botánico-Histórico La Concepción (Málaga), donde entre 2004 y 2005 comenzaron con la siembra y cultivo de las ocho especies del género, con resultados algo desiguales según las diversas exigencias y tolerancia al frío, al tipo de suelo o a la poda de las ocho especies, perdurando en la actualidad sólo seis de ellas, pues al parecer se han perdido Adansonia suarezensis y Adansonia perrieri.

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