
Fue uno de los introductores en España del pensamiento de Le Corbusier y del nacionalismo arquitectónico de Walter Gropius.
En estos últimos años asistimos a un renacimiento del respeto y veneración hacia la naturaleza-desde el movimiento de los “verdes “hasta la poesía más culta-tan maltratada por un funcionalismo y un urbanismo especulativo.
Para tratar del jardín nos tenemos que remontar al siglo XVIII, el siglo de oro de la jardinería.
Los grandes poetas ingleses-Milton, Shaftesbury.- y los cultos y refinados artífices de la ilustración, junto con los maestros jardineros ingleses.-William Kent y Capability Brown.-fueron los que acabaron con la rigidez formal del jardín de Le Nòtre, arquitecto de jardines de Luis XIV. Son ellos los que crean el “paisajismo “, movimiento panteísta que evoca la escena primigenia y natural del Paraíso en un afán de recoger todas las artes bajo la del jardín.
En el jardín-paisaje se borran los límites entre el arte y la naturaleza, la jardinería de parques sustituye a la arquitectura que hasta entonces había sido la más integradora de las artes. Las incitaciones a la formación de un nuevo estilo vienen pues de un tema y de un quehacer que hasta entonces no había alcanzado la categoría de arte, el jardín.
Asimismo el jardín adopta el relieve del arte total que engloba las otras artes, la arquitectura, la escultura, la pintura y la música. Todas ellas están implícitas en el nuevo paisaje configurado. Las proporciones se dilatan a través del vértigo asimétrico, colinas y praderas, grupos de árboles y arbustos, estanques, ríos y masas florales y por último la casa (tratada como un elemento más, ha perdido su posición central y aparece en un ángulo del parque) son el espejo de la nueva geometría.
Entones aparece una nueva estructura, que con la música, suscita en el ánimo toda clase de sensaciones y es capaz de provocar los más diversos estados del espíritu. Entre ellos, el sentimiento de confusión entre el hombre y la naturaleza como dos manifestaciones de una misma “ cosa “.La naturaleza adquiere connotaciones religiosas y hasta místicas .El ser humano experimenta una vez más, la conciencia de la escisión y el alejamiento excesivo de la naturaleza; anhela reencontrar y reconstruir aquel momento en que empieza su historia. Nostalgia del paraíso, conciencia de la escisión y deseo de reparar la fatalidad mediante la plantación de aquellos himnos a la naturaleza que fueron los parques ingleses. Este culto a la naturaleza.-que ya anuncio en romanticismo.-triunfa en toda Europa y significa una revolución en la estética de la normativa.
El jardín adquiere, pues la categoría de obra de arte que aspira a subordinar las otras artes. Es esta la nostalgia del jardín, paraíso perdido, cultura formal y ancestral de la naturaleza, en definitiva, jardín como obra de arte, el contexto en que se tiene que situar la obra de Rubió. El jardín, no tanto como lugar de culto a la naturaleza con las connotaciones místicas y religiosas-tal como lo quisieron informar los jardineros paisajistas ingleses, sino con un espíritu un poco diferente, tal como lo deseaba Rubió. Como un acto de reconciliación con la naturaleza en un intento de retomar el diálogo interrumpido. Un dialogo amable y sereno-.-en el que se establece una complicidad.-donde la naturaleza acaricia y tranquiliza el espíritu con la gracia y la claridad de la mejor pintura florentina del Renacimiento. Ya no es el vértigo sublime de la naturaleza del norte de Europa, sino la armonía que conforma el carácter y los mitos de las culturas que se acogieron alrededor del mar fundador; el Mediterráneo.
Rubió es un enamorado del Mediterráneo. Sus jardines reflejan el eclectismo tan propio de múltiples culturas que se han desarrollado alrededor de este mar. Así que tan pronto cultiva elementos del jardín hispano-árabe como el jardín renacentista italiano o el barroco francés.
Entonces, Rubió formula el nuevo paisaje mediterráneo a partir del paisajismo ingles. En primer lugar, reduce considerablemente la escalla humaniza, la hace más doméstica, (mas greco-latina).El rio se convierte en torrente, y el lago en estanque naturalizados. Mientras que allí la vegetación era exuberante, aquí es el árbol con mesura; cipreses, pinos, palmeras. Los jardines guardan la proporción entre el espacio y el volumen y la armonía del color. Color muy contenido (cultivaba mucho todos los matices del verde).Las flores casi siempre concentradas.
Rubió desenlaza una iconografía propia de acuerdo con el clima, la tradición y la cultura del Mediterráneo, a pesar de que enriquecida por las secuencias “ holliwodianas “ de las películas de los años cincuenta; los jardines de los millonarios americanos de la costa oeste con sus grupos de árboles y arbustos en flor que separan unas casas de otras, la rocalla cubierta de plantas vivaces o cactus que también hacen de jardinera etc….Jardín californiano que había recibido la influencia del jardín japonés, con puentes de madera y los estanques con guijarros de rio. La influencia del jardín californiano es tanta a nivel formal como de especies botánicas. Rubió incorpora toda una serie de especies.-americanas y japonesas.-que trata de aclimatar a nuestros jardines.
Sus jardines guardan un orden dentro de un desorden. Todo aparece perfectamente desordenado. Revela un orden sin pretensión de crearlo, una armonía que trae implícito el caos; árboles que diríamos están plantados sin criterio alguno, arbustos que crecen en libertad, pocas flores. El jardín se vuelve asimétrico como en la mejor pintura de paisaje del siglo XVII europeo. Rubió es un clásico moderno. Su paisaje tiene la estructura que sigue al ritmo serpenteante y sinuoso de la naturaleza y disfruta de aquel secreto que “todo está un poco abandonado a su aire “.Cargado de fantasía, pero de una fantasía muy racionalizada tal como corresponde al hombre culto del Mediterráneo. No es la fantasía desencadenada de los hombres del norte de Europa y sus grandes parques de vegetación exuberante. Aquí todo es más suave y tranquilo y tiene un tinte de melancolía muy acusado. Puede ser quizás por los cipreses, Rubió utiliza mucho los cipreses.-toda clase de cipreses.-tanto para componer masas como para marcar el camino o la línea que ha de señalar alguna cosa.
El ciprés tiene unas connotaciones poéticas muy fuertes. Ha sido la imagen cantada continuamente por los poetas latinos y también fue el árbol sagrado en los jardines antiguos.
Asimismo esta exposición es un homenaje al personaje, como creador del jardín moderno, aquí en España y como continuador y remodelador de una creación que en la península tuvo la expresión más destacada en los jardines de la Alhambra y el Generalife en Granada.
Los artistas jardineros solían venir del extranjero para trabajar en España. El último maestro de jardinería vino llamado por la Mancomunidad de Catalunya para remodelar la montaña de Montjuic, sede de la Exposición Universal de 1929, fue Jean Claude Nicolás Forestier. Este hecho fue decisivo en la vida de Nicolás Mª Rubió i Tuduri. Justo acabada la carrera de arquitectura, fue nombrado ayudante de Forestier, el cual será su maestro en el arte de los jardines.
La cantidad de espacios que ajardino en Barcelona durante su servicio como Director de Parques y Jardines, interrumpido por su exilio en 1937, además de la eficaz política de adquisición y sistematización de los espacios verdes, sitúa a Rubió como una figura decisiva del urbanismo de una época. En unos momentos que el urbanismo de nuestras ciudades es objeto de muchas reflexiones y controversias, el conocimiento de la obra de Rubió es, sin duda, enriquecedora, ya que permite atizar la polémica que existe alrededor de los espacios verdes de las grandes urbes.

Nicolau Mª Rubió i Tuduri es el fundador del arte de la jardinería en Catalunya. Profundamente catalán, en todo el amplio sentido del término, su arte se extenderá en toda la península y sobretodo en Canarias, por medio de la realización de numerosos jardines, privados y públicos en los que formulara y cultivara el paisajismo moderno con gran oficio y sensibilidad refinada.
Se han seleccionado una serie de jardines que por la proximidad de Barcelona o por su buen mantenimiento nos permiten disfrutar de aquello que un día el artista diseño y confirmo como obra de arte.
Sus obras de arte están vivas, es decir, que han sufrido evoluciones y cambios naturales.
Todo y que no fue un “novecentista “oficial, Rubió puede ser considerado adscrito a este movimiento desde las épocas universitarias al lado de sus compañeros Reventos y Duran y Reynals. Ellos tuvieron una actitud de rechazo al modernismo de entonces que imperaba en la Escuela de Arquitectura. Años más tarde, con motivo de un homenaje a du amigo Duran i Reynals escribe su posición sobre el “novecentismo “, casi todos los jóvenes inquietos de aquellas generaciones respirábamos, por decirlo así, el “Novecentismo “y en la práctica lo aplicábamos, pesar de que no lo deseábamos. Ya que la ciudad quería Renacentismo, nosotros le ofrecíamos una nueva formulación de las formas clásicas, que no veíamos en ningún caso en el “Novecentismo “, un movimiento conservador sino un retorno revolucionario a las fuentes más puras y limpias del Renacimiento.
Nos parecía que salíamos de una Edad Media agotada y que era hora de renacer en el sentido más limpio de la palabra; así se produjo el movimiento de simpatía en la Sala de Proyectos de la Escuela de Arquitectura por los arquitectos florentinos del Quatrocento que se habían encontrado con una situación muy semejante a la nuestra; salir de una Edad Mediana y seguir cl camino ideal que los filósofos y los poetas del siglo XIV marcaban,” el espíritu moderno “.

Fueron los “Novecentistas “los que vieron en el Mediterráneo la presencia permanente de una aurora y el punto de referencia de todo un discurrir. El Mediterráneo como un medio de cultivo y mar inspirador y generador de nuestra cultura. Tuvo una actitud que en algunos quedo como una simple pregunta, sin respuesta clara, una especie de consulta al oráculo como un ritual legitimador de iniciativas renovadas.
Al mismo tiempo el modernismo había aparecido como un lenguaje perdido en su propia retórica y solo se escuchaba a sí mismo.
Novecentista del alma, Rubió ve en este movimiento renovador una recuperación del equilibrio y de las bases de todo impulso creadora lo largo de la historia. Una especie de retorno a los orígenes que informaron los momentos más felices y brillantes de nuestras culturas. Un retorno a la creencia del mundo clásico de Grecia, que Roma magnifico y que Florencia subutiliza.
Su postura es como un grito de auxilio para que la luz aparezca y se confunda con las cosas que toca arrebatando al hombre su añoranza a fin de codiciar aquella claridad y aquella belleza que están latentes en los pueblos bañados por el mito inspirador. Su actitud es la del poeta que establece una conversación con el universo y anhela la belleza del orden alimentado por las fuerzas antagónicas del desorden, la claridad del límite y la regla que la somete a aquello que es ilimitado…

Rubió se deja arrastar por la inspiración, pero después la doblega a una medida delicada, en una ostentación de saber tratar. Como ocurre con todo aquello que estando con nosotros no nos pertenece.
Menosprecia el funcionalismo que, prisionero de la mecánica y de la razón devoradora de la intuición, desprovee la naturaleza de las cosas de toda capacidad de expresión.
Partidario de que el campo del que es funcional y del que es racional esta ilimitado a zonas determinadas convencido de que se podía construir siguiendo un estilo, para Rubió la arquitectura no tenía que ser dogmática, ya que era posible ser vanguardista y a la vez cuestionar el funcionalismo. Esta es la actitud que más o menos coincide con los planteamientos postmodernos.
Su tarea de ensayista en el campo de la arquitectura y la jardinería se suman a la faceta de creador de los “jardines salón “en colaboración con Llorens i Artigas y Raoul Dofy, actividad con la que consigue éxito exponiendo en Barcelona, Paris, Londres y Nueva York.
Su personalidad polifacética se refleja en esta muestra de arquitecto, maestro jardinero, escritor y pintor; nostálgico del mundo clásico y la latinidad, liberal, anglófilo y amante del mar, de espíritu aventurero y cazador, sentía y amaba la tierra que le vio nacer.
El alto nivel de educación en sentido ancho y profundo de la palabra y la ironía necesaria, producto del ingenio más que del genio; son las premisas con las que Rubio se afrontara en iniciar este dialogo con la naturaleza, el dialogo nunca se ha interrumpido

Introducción a la exposición María del Mar Arnús
EL JARDIN OBRA DE ARTE por Nicolau Mª Rubió i Tuduri
Así como la pintura industrial no forma parte de la pintura, tampoco la plantación de carreteras, para guía del tráfico rodado formara parte del arte de los jardines.
Cosa parecida diremos de quien decora con cuadros recogidos de vendimiadores, pescadores y de gitanas convencionales, no pueden servir al arte de la pintura. Como tampoco servirá al arte de los jardines aquel que se encomienda a un horticultor industrial que le reparta por el solar que ha comprado, unos cuantos árboles, unas cuantas flores, según el modelo que le surten las novelas más distinguidas.
Incluso a niveles más altos de la jardinería, la obra de arte permanece de intención de hecho. Por doquier; existen, no tanto aquí parques de ocio, jardines dedicados a los niños, campos de reposo para el obrero cerca de las fábricas, JARDINERIA SOCIAL.
No siempre la jardinería de grandes merecimientos, se alza ni se quiere alzar hasta la que debemos reverencia a nivel de obra de arte, pero jardinería alejada en verdad de los caracteres esenciales del arte.
Estos reinan en cambio allí donde el hombre-jardinero se infunde en su creación, al igual que lo hacen en la suya el hombre altamente pintor. La noción del “cuadro obra de arte “puede ser indefinible; y no obstante muy precisa. Los que confunden la obra de arte de la pintura con el cuadro adocenado. ¿Qué hacen sino condenarse a ocupar un grado modestísimo a la escala de la sociedad inteligente ¿ Lo mismo podemos decir de las obras del jardín y de las personas que lo disfrutan.
La actitud que tomamos respecto al jardín, contribuye mucho en definir nuestra posición personal respecto a la filosofía del arte y de la historia de la cultura. Permitidme decir que rebajar la jardinería a un simple oficio decorativo de arte menor revela una tendencia grosera del espíritu ,una falta de fineza en el alma, una de aquellas reminiscencias bárbaras que el genio latino rechaza y que no hemos de permitir que se infiltren en nuestra mentalidad ni en nuestra sensibilidad.

El arte de los jardines, es tan alto como el de la música y la poesía, de la arquitectura y bien entendido de la Pintura y la Escultura. En algunos casos superior como indico brevemente,
Sé que voy a correr el riesgo de traducir en palabras el fondo y la forma de las obras de arte en el jardín. Cada actividad artística posee sus propios medios de expresión y la palabra tiene que ser reservada a la expresión literaria y poética. Describir literalmente aquello que se dice el ambiente, la atmosfera o el alma del jardín etc… equivale un poco de mascarada artística. Los sentimentalismos verbales, las frases melosas, no son ni de lejos cosas del arte de los jardines. Pero pasemos por alto los escrúpulos y digamos que el jardinero tiene por misión formar el sentido del jardín haciéndolo existir, lo tiene que hacer habitar por las Musas; que Apolo tiene que pasar bajo los árboles; que los arcángeles.-faltos de un nuevo paraíso.-han de cantar por las ramas. Una “música “insonora pero divina ha de llenar el jardín; las palabras de la más pura poesía han de ser escritas por sus aires; la naturaleza tiene que ser esculpida según sus formas vegetales; la arquitectura tiene que convertirse en sustancia viva, primaveral y en flor; y finalmente el jardín tiene que realizar el ejemplo maestro, inigualable, perfumado, murmuroso y palpitando de la más alta pintura del paisaje.
Dar formas a lo que digo, además de lo que no llego a decir y hacerlo con limpieza y humildad, entre la inteligencia y la emoción, esto es, aproximadamente el arte de la jardinería.
Muy diferente de las obras de arte que forman la materia inerte, el jardín esta hecho de seres vivos, las plantas. El artista jardinero ha de “vivir “su obra en comunión con las exigencias de la vida vegetal. Ha de colaborar con esta, sin jamás someterla a las inspiraciones preconcebidas del artista. Si así lo intentara, quizás las plantas vegetarían mal, quizás adquirirían actitudes de “protesta “y la obra de arte resultaría frustrada. La actividad del hombre-jardinero tiene que ser la de enlazar las dos existencias, la vegetal y la humana .El jardín es vegetal y humana al mismo tiempo.

¿No es dicho que la Creación del espíritu del hombre se realizó en contacto íntimo con una naturaleza maravillosa, hecha jardín, es un Paraíso ¿ Hablando como los existencialistas, diremos que se produjo un contacto temporal profundo entre el existir del hombre y la “ vivencia “ del jardín primordial. Hablando en términos platónicos, el hombre recibió la idea del jardín; su esencia, en la base misma de la Creación del espíritu humano.
Tan arraigada es la emoción del jardín paraíso en la vida del hombre que gana en profundidad el enraizamiento a la propia Arquitectura.-fenómeno completamente pos creacional.- y todavía más la Escultura y la Pintura, artes de representación propias de épocas evolucionadas. Solo la poesía instintiva y la música pre racional pueden competir en antigüedad y profundidad de enraizamiento del jardín, tanto en espíritu como en la existencia del hombre.
El creador de un jardín maneja humanamente la vida de las plantas. Para que el acuerdo humano-vegetal, base de nuestro arte, tiene que ser obra del hombre. A él le corresponde acercarse a la vida de las plantas. Sin duda estas “ hacen” alguna cosa a fin de adaptarse a la jardinería,” conocen “ quizás; un poco de la forma nuestra de existir: se “ humanizan “ en cierto grado, especialmente en nuestros jardines latinos. Pero ¿ Quién sería tan insensato, que esterara más de las plantas ¿ No serán nunca ellas las artistas del jardín. El artista tiene que ser el hombre-jardinero elaborando una vida vegetal que tiene que seguir viviendo.
Esto implica una máxima simplicidad en la obra de arte del jardín. El dialogo con las plantas tiene que ser natural. La acumulación de detalles artificiosos es contraproducente, y generalmente una avalancha de ornamentos y accesorios solo tiene por objeto disimular el gran vacío de ideas y emociones que aflige al pretendido jardín. Cierta economía de medios expresivos avivan la imaginación del creador, limpia espiritualmente la obra y confiere al jardín aquel aire primaveral que tiene que tener, un aire que denominare “ evangélico “ sin el cual no podría verdaderamente vivir.
Muchos jardines de “ precio “ y de “ nuevo rico “ lo son, precisamente porque alguien ha impedido que fueran tratado así como obras de arte. No ha habido ni tan solo intención de crearlos poéticamente. Se han querido concebir sin concepción. El jardín ha sido elaborado por vías poco nobles, pedestres, como el compás de una charanga, sin mirar al cielo ni una sola vez; sometiéndose, puede ser ,a la ciencia infusa del contratista de la localidad o al consejo inútil de un libro que, si de buena fe hubiera querido enseñar, habría enseñado que solo plantando jardines realmente, se llega a aprender a construirlos..

Un artista jardinero, dejado en libertad de procedimientos normales en la obra de arte, podrá obtener resultados, no solo superiores estéticamente, sino también favorables en el aspecto económico; mucho más que si terceras personas le reclaman, ahora este detalle en una publicación dudosa, ahora aquella planta que no había nunca pensado en plantar.
Por otra parte es ilícito y ruin solicitar a un creador de jardines que ejecute un trabajo defectuoso con el pretexto de la economía. Lo que plantemos, poco o mucho, tiene que poder vivir bellamente. La tierra le tiene que ser suministrada bien trabajada, con los estiércoles adecuados ,las plantas tienen que ser las que la creación reclame, no el destrío a bajo precio de un rincón del vivero. ¿ Pediríais a un pintor de vuestro retrato que ahorrara empleando tela y colores de clase ínfima ¿
Ahora, una observación de signo contrario; la plantación con vegetales muy desarrollados pretende obtener el aspecto antiguo del jardín de manera inmediata. Pues bien, no todo son ventajas en esta precipitación de la obra de la Naturaleza. Un jardín plantado con vegetales demasiado viejos podría padecer una serie de fealdades, debidas a la falta de adaptación de aquellas plantas, las cuales, habiéndose criado en determinadas condiciones durante los primeros años que vivieron y habiendo sido cambiadas de lugar y vecindad, sufrirán variaciones en el porte y el crecimiento, que un ojo sensible siempre notara.
Además quien planta con vegetales demasiado desarrollados, se priva del placer, que en cambio será dado a aquel que plante con vegetales jóvenes, a punto de empezar a crecer. Estos s e irán desarrollando con aspecto normal, bien adaptados a las propias condiciones, dentro de una armonía y un equilibrio constante de los cuales brotara la belleza serena propia del arte de los jardines. Y si seguís la norma de la savia naturaleza, que siempre parte de plantas jóvenes y de semillas, tendréis además un beneficio en el precio.
Hay quien piensa solicitar el esquema del jardín a un entendido, y después ejecutarlo con medios caseros. El artista no le complace mucho facilitar las líneas de la composición y dejar en manos de otro la expresión y la forma definitiva de la obra. Un verdadero pintor no querrá hacerlo en su arte, dejando un croquis abandonado al pincel de un chapucero.
El jardín pertenece a aquella estirpe de las Bellas Artes que no dan la obra todo de una vez perfecta sin necesidad de reiteración, como por ejemplo ocurre en una estatua, la cual, una vez a salido de las manos de sus creador, existe por ella misma, sin requerimiento de nuevo trabajo o ayuda externa. Hace falta ayudar al jardín a vivir, a desarrollarse como una obra de arte a lo largo del tiempo. En esto la jardinería de hermana con el Teatro y la Música cuyas obras que no existen por sí mismas, ya que el hombre debe reiterar su actividad artística si quiere reproducirlas a lo largo del tiempo.
Ayudar al jardín a existir se denomina conservarlo. La “ conservación “ es palabra que frecuentemente asusta al poseedor de la obra; porque anuncia dispendios.
¿ Cómo podríamos cambiar la naturaleza de las cosas ¿
En realidad tampoco será disfrutada una obra de arte musical, si el virtuoso o la orquesta no reciben la correspondiente remuneración. Ni podrá ser contemplada la obra de arte dramático, si no hay alguien que satisfaga los gastos que exige su representación. Con la diferencia a favor del jardín de ser menor importe y el rendimiento más alto; porque el resultado de los gastos perdurara en el jardín, mientras que al teatro y la sala de conciertos el esfuerzo de reproducción se esfuma en viejos recuerdos, una vez las luces del local son apagadas.
Hemos de conservar dignamente el jardín, como hace falta dar conciertos con la dignidad apropiada y las representaciones teatrales con actores excelentes. ¿ Quién al abonarse a una temporada de ópera. Solicitará a la empresa los peores músicos y cantantes a cambio de rebajar en los precios las localidades ¿
Conservar el jardín respetando las características formales que ha puesto el autor. Si este llego al nivel de obra de arte, el conservador procurara no desvirtuar el sentido profundo y la forma expresiva. Tendrá cuidado de no alterar las plantaciones ni la decoración. Sera también pecado añadir esculturas u otros motivos en desacuerdo con la herencia del artista, así como plantar a capricho árboles y pequeños vegetales que no formaban parte del jardín primitivo. Sin que por esto creer que la conservación del jardín tiene por objeto momificarlo, ya que se trata de una obra de arte viva no muerta, una obra sujeta a la evolución y cambio natural. Y no hubiera estado un verdadero artista jardinero quien no hubiera previsto y alentado el milagro de la Creación siempre en el camino, carne y alma de nuestro arte, sin las cuales ni sería nada, ni quería decir nada.
Nicolau Mª Rubió i Tuduri
Precioso artículo
Muy inspirador
Y el blog me encanta
Muchas gracias
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