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Plano de Olavive

Históricamente, la ciudad ha sido un conjunto urbano de apretado talle hasta que el amurallamiento fue desbordado, el Asistente Arjona introduce el jardín urbano romántico en los jardines de las Delicias, si matices generadores de ningún estilo particular, otros jardines Salón de Cristina, Paseo del Duque, Paseo de Santo Tomás, reformas en la Alameda de Hércules, etc… son jardines urbanos que carecen así mismo de estilo propio.

Los primeros jardines diseñados en la ciudad nos llegan con la construcción del Parque de María Luisa, un clásico de la jardinería ecléctica donde en años de gran desarrollo de la artesanía popular Forestier los caracteriza con la utilización de la cerámica trianera, en sus bancos, jarrones, macetas, fuentes y estanques; a la que siguieron las glorietas incorporadas después.

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Sevilla.-Alameda de Hercules

Las técnicas de plantación habían sufrido grandes evoluciones influenciadas por el fenómeno de la urbanización. Los parques y jardines públicos se concebían a escala del espacio y cada vez menos a escala del individuo mentalmente asociado al jardín privado. ¿Cómo encontrar a diferente escala valores que nos trasladen a nuestros orígenes reconciliándonos con el pasado árabe?.

No se supo encontrar solución a este reto. Es difícil. La sociedad ha evolucionado, el jardín se ha inclinado a la diversidad de gustos de los ciudadanos a los que van destinados, olvidándonos de nuestros orígenes.

El objetivo podía haber sido dar al jardín una de sus vocaciones naturales reintroduciendo el olor con las plantas aromáticas para reencontrar un nuevo equilibrio, la introducción de frutos con el naranjo amargo y todos los cítricos ornamentales, almendros, melocotoneros, manzanos y ciruelos, perales de flor y muchos otros árboles frutales, no ha sido posible por riesgo al vandalismo actual.

El haber procurado una división espacial en fragmentos de no excesivo tamaño y bien articulados entre sí y el uso de una vegetación plenamente adaptadas a las condiciones edafo-climáticas, con una disposición estética conforme a la tradición y belleza de la sabiduría árabe en el uso de materiales constructivos basados en épocas anteriores, podía ser una solución sin olvidar la utilización adecuada de las técnicas de conservación y mantenimiento.

Los aspectos estructurales tradicionales del jardín islámico no puede trasplantarse sin más al jardín contemporáneo, pero sí podemos adaptar sus ideas fundamentales.

Sin embargo, los jardines podían haberse concebido no sólo como foros donde la gente viene a reunirse  o a pasear, sino como vastos conservatorios de música al aire libre, donde en espacios confinados permitan encontrar en su estado puro la unión natural entre música y naturaleza, primera fuente de la musicalidad.

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Sevilla.-Glorieta delos Hnos. Quintero.Parque de Maria luisa

Deben ser verdaderas escuelas de educación ambiental e histórica de la ciudad. El Parque de María Luisa fue biblioteca pública en tiempos.

Los parques y jardines de vocación pública podían ofrecer, además de áreas de juegos colectivos, vastos espacios destinados a manifestaciones culturales o comerciales con sus instalaciones de restauración; los espacios reducidos, arquitectónicos, donde el ciudadano encontrará otra vez una escala, su escala, y una intimidad que no encuentra en su hábitat colectivo… El ciudadano debe poder apropiarse realmente del jardín.

En su espíritu debíamos considerar espacios resueltamente dirigidos hacia la búsqueda del silencio, del aislamiento, espacios que permitieran obtener verdaderas bolsas de olvido y silencio, lugares de recurso donde el ciudadano se encontrará con la sutilidad de las cosas y de la vida, despertando su sensibilidad.

El jardín no debió ser nunca más el maquillaje de la arquitectura, el jardín debe ser la esencia misma de la ciudad.

Los espacios verdes destinados en primer lugar al reposo, a la expansión y el ocupamiento del ocio de los ciudadanos, deben constituir un patrimonio ambiental específico de la ciudad y a este título cumplir varias funciones en las que una de las más importantes será participar del medio ambiente urbano.

Les corresponde así mismo una función social como lugares de encuentro y expansión seguido de una función estética por la alternancia de sus contrastes, volúmenes y coloraciones florales, elementos preponderantes del embellecimiento de la ciudad, una función cultural los relaciona directamente a su historia permitiéndoles sensibilizar, por acciones públicas, a los ciudadanos hacia la naturaleza y a la protección del medio ambiente, función pedagógica añadida.

La presencia de especies exóticas mezcladas con la vegetación indígena les permite desempeñar un papel biológico de reserva natural, dando cobijo a la vida animal.

Cumpliendo su función climática, filtrando y absorbiendo el polvo del aire, evaporando agua y refrescando la atmósfera y con sus raíces manteniendo y aireando el suelo. En términos de museología, tienen así mismo una función genética las múltiples especies y variedades aclimatadas en la ciudad que representan un potencial muy importante para la reintroducción de cultivos olvidados o de selecciones locales; son sus pies madres.

Este patrimonio urbano debe ser protegido.

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Sevilla.-Parque de Maria Luisa.-Glorieta de la Concha

El gran público, generalmente bien dispuesto hacia el respeto a la naturaleza no capta, salvo raras excepciones, los problemas relacionados con el medio ambiente y su conservación.

Se debe evolucionar hacia métodos de conservación y mantenimiento de nuevos a favor de los espacios verdes, menos sofisticados, más naturales y ecológicos.

Debe tomarse mayor actividad en la defensa de los elementos de naturaleza salvaje, en riberas, márgenes de ríos y arroyos, que aún subsisten en el término municipal.

El ciudadano debe estar informado con publicaciones, conferencias, visitas organizadas, exposiciones, etc… de lo que ocurre en sus zonas verdes.

En este marco de evolución general, la informatización del patrimonio debe permitir modernizar la gestión de los espacios verdes, debe representar la síntesis entre la multitud de voluntades de los usuarios y la posibilidad de un mantenimiento sostenible, moderno y razonado.

En una concepción inteligente de los futuros espacios verdes y parra la creación de métodos de mantenimiento blandos y razonados, los Ayuntamientos ocupan una situación privilegiada para dominar y proteger el medio ambiente.

La urbanización ha alejado progresivamente el ciudadano de su medio natural. La ciudad ha expulsado la naturaleza.

Por todo lo que se haga, se diga, se piense o se afirme, el ciudadano permanece profundamente atado al mundo vegetal.

Sin percibirlo, nos hemos reunido en ciudades inhumanas donde el asfalto y el hormigón han reemplazado el vegetal y la tierra.

Todos coinciden, los urbanistas, los sociólogos, los psicólogos y los médicos que la modificación del modo de vida ha sido seguida por una mutación de la especie humana.

Inconscientemente, el ciudadano busca los espacios o zonas verdes con miras a encontrar el bienestar que le engendra la felicidad.

Todo lo que es vegetal es para él fuente de vida y de supervivencia, discierne mal las diferencias importantes existentes entre bosque, campo y parque, los árboles de las calles o los macetones diseminados en las zonas peatonales, para él todo lo que tiene hojas y flores le es indispensable para su marco de vida.

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Sevilla.-Parqu ede Maria Luisa.-Isleta de los Patos.

De aquí nacen un buen número de equívocos y contradicciones. En materia de espacios verdes he oído formular muchas ideas falsas. No debemos tomar los mitos por realidades:

  • El espacio verde es indispensable
  • La decoración vegetal no es obligatoria

La palabra espacio verde cada uno la utiliza como le conviene, a veces para su provecho.

Si las palabras no tienen una misma significación por todos los que la empleamos no hay posibilidades de entendernos, y hasta el presente hemos de decirlo en este término. Nos encontramos en una Torre de Babel.

¿Espacios verdes? ¿Dónde?

Situados allí donde la historia los ha situado, desarrollados allí donde la renovación urbana les ha posibilitado, procurando una naturaleza más cualitativa que cuantitativa, para evitar la frustación del ciudadano.

El problema de los espacios verdes no es un problema social nuevo, se hace necesaria una pedagogía de la naturaleza fundada en dichos espacios, necesitada de muchos esfuerzos y de un catecismo de perseverancia en el que estamos todos implicados.

Sevilla tiene pocos espacios disponibles, particularmente espacios naturales que sirvan para recreación del público, hay que defender con clarividencia y energía los que quedan y como rasgo remarcable del nuevo ocio al aire libre debe ser la presencia sensible y hospitalaria del árbol como el más directo contacto con la naturaleza para el ciudadano con todo lo que esto comporta de prestigio y virtud.

En medio de las manifestaciones más representativas hemos de hacer notar, el plan local de carril-bici que relaciona los puntos atractivos de la ciudad, hacia los espacios naturales y espacios verdes con una red de pistas independientes de la circulación de los coches. Las distancias no son grandes en la ciudad.

El trabajo a favor de los espacios verdes debe ser fundado sobre bases sólidas, el avance de una idea, la toma de conciencia progresiva de una nueva exigencia considerable que poco a poco se vaya convirtiendo en realidad.

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Sevilla.-Parque de Maria Luisa.-Avda. Isabel la Catolica

¿Qué es un espacio verde?

Para el ciudadano, todo lo que le recuerda el mundo vegetal, el parque, la plaza, el árbol plantado en la acera de su casa, todo lo que tiene hojas y que después de todo se le ha dicho que era bueno para su medio ambiente.

Para los pseudo-ecologistas, en la panacea, gracias al especio verde “Todo el mundo será bello y todo el mundo será bueno”. Para ellos el espacio verde no es solamente el parque, la plaza, o el árbol, sino igualmente la jardinería y su geranios, la maceta y sus petunias, el estanque y sus nenúfares. Para ellos todo lo que lleva hojas elimina las impurezas del aire, combate la polución, frena los vientos, reduce los ruidos en las calles o plazas públicas y permite así respirar aire puro y tener una vida mejor.

Para un promotor, es la molestia más importante para obtener una licencia de obra.

Para el propietario, es una fuente de expoliación, ya que el espacio verde no es vendible o sólo a un precio vil, mientras que una promoción, una urbanización o una edificación hubiera sido más rentable.

Para un arquitecto, es una fuente de trabajo, si el espacio verde no es obligatorio, él no tendrá nada que crear o diseñar.

Para algunos políticos poco escrupulosos, es un medio excelente de propaganda electoral. Las almas sensibles se dejan fácilmente convencer, los que reprochaban la destrucción del parque para construir un edificio, serán apaciguados indicándoles que en contrapartida 22 falsas acacias adornarán su calle. ¡Gentes infelices que viven de impresiones! No repetimos que las hojas de los árboles plantados en la calle, delante nuestra, son indispensables para purificar el aire y hacerlo más saludable.

¿Qué debemos hacer entonces cuando los árboles pierden las hojas durante seis meses? Paramos de respirar para vivir mejor.

Hay cosas indiscutibles, por pocos que seamos razonables.

  • Los vegetales entran indiscutiblemente en el ecosistema tanto si es considerado como bosque, en zona rural o en ciudad.
  • El aire de las ciudades es generalmente menos puro que el aire del campo o de la playa.
  • Las ciudades son más fatigosas, porque son más feas y más duras.
  • Las ciudades son peligrosas para los peatones, los ciclistas y los deportistas en busca de recorridos.
  • Las ciudades son desiertos de noche y los fines de semana, puede ser porque no se encuentra donde descansar.

Todo ello nos debe llevar a la conclusión de que en la ciudad hacen falta espacios para ciclistas, para deportistas y para peatones en medio de los cuales clasificamos a las madres y los niños y a las personas de la tercera y cuarta edad. Para ellos hacen falta espacios donde puedan pasear, circular, tenderse, entregarse a juegos diversos, sin la perpetua obsesión del terrible automóvil, la polución asfixiante o el ruido estresante de la ciudad.

Parece o deduzco que un espacio verde debe ser un área:

  • Exenta de toda fuente de polución
  • Espontánea o artificialmente plantada
  • Suficiente extensa para que la calidad del aire sea mejor dentro que en la periferia
  • Acondicionada al mínimo para permitir el paseo de estancia o el deporte a cualquier hora del día.
  • Con condiciones de confort y calidad que la hagan apetecible.

Según esta definición, se reduce enormemente la existencia de espacios verdes en la ciudad.

Hay plazas, avenidas, espacios considerados como verdes, pero no hay los que el ciudadano tiene necesidad.

El espacio verde es ciudadano y para la ciudad

Donde existen zonas verdes, las necesidades psicológicas y fisiológicas del ciudadano son en parte menos reencontradas y su sed de naturaleza no debe esperar el mes de las vacaciones para encontrarse con el medio natural en el que vivían antiguamente sus padres.

Las zonas verdes deben ser consideradas no como una cosa accesoria, sino como un equipamiento urbano indispensable al mismo nivel que otros, algunas ciudades lo han comprendido y en ellas el ciudadano puede contemplar otra cosa que hormigón y asfalto.

En un nuevo vocabulario arquitectural que se impone en nuestra sociedad, las composiciones urbanas deben tener en cuenta el carácter de la obra, de su escala humana y del marco donde se encuadra, la relación de volúmenes entre lo construido y lo vegetal, no soporta más el error, ya que el desequilibrio nacido de la exclusión de uno de los elementos que debe entrar en la composición, rompe y destruye la armonía general. Hace falta saber determinar el elemento dominante y poder reprimir todos los restantes. Todo es cuestión de equilibrio y armonía.

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Sevilla.- Plaza de Santa Scuz

Nuestras ciudades antiguas tienen un tejido urbano extremadamente denso en el cual es difícil intervenir sin levantar enormes problemas debidos a la población y a los costes de las ejecuciones, debemos preferir sin duda utilizar las reservas que nos queden del patrimonio verde de la ciudad para distribuir los espacios verdes necesarios.

Las madres y los niños deben poder disponer de su parque a menos de quince minutos y sin tener que atravesar ejes de circulación importantes.

Las personas mayores tienen interés, y toda la sociedad con ellas, de seguir itinerarios divertidos para llegar a lugares de reunión tranquilos y aireados.

Los deportistas a pié o ciclistas deben disponer de unos circuitos de seguridad que garanticen la unión entre los núcleos verdes importantes.

La ciudad se ha convertido hoy en el marco de vida de la inmensa mayoría de las personas.

Cierto que las últimas décadas han traído consigo una mayor preocupación, desmesurada para algunos y escasa para otros, lógica en todo caso, por el medio ambiente. Pero cuando debiera existir una conciencia común de respeto y responsabilidad hacia la naturaleza, o mejor dicho hacia estos fragmentos o retazos de naturaleza que como respuesta a este interés constituyen los espacios verdes públicos, nos encontramos en un mal uso de estos espacios, cuando no directamente con un vandalismo fuera de toda lógica.

Hoy en día no se concibe la creación de espacios verdes sin una comunicación estrecha entre el ciudadano y la propia naturaleza, con una participación en su evolución, en la creación y fomento de las zonas verdes relacionadas con su entorno más inmediato como punto de partida necesario para mejorar la calidad del medio residencial urbano.

Las zonas verdes deben ser motivadoras de la educación medio ambiental del ciudadano, la creciente falta de relación de gran parte de los habitantes de la ciudad con la naturaleza en todos los aspectos dificulta mucho los trabajos relacionados con las zonas verdes públicas, produciendo costes cada vez mayores como consecuencia del impacto negativo generado por su mal uso por gran parte de la población.

Campañas de formación, con actividades específicas, el uso de carteles informativos, campañas de voluntariado, etc. deben servir para sensibilizar al ciudadano e instruirlo en los ciclos de la naturaleza en los parques.

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Sevilla.-Parque de los Principes de España

Es imprescindible que los conceptos relacionados con la organización, el mantenimiento y la conservación se adapten cada vez más a los requisitos actuales de las nuevas formas de uso y necesidades de los usuarios/as.

Debemos intervenir más en los trabajos de relaciones públicas, teniendo en cuenta que el futuro de las zonas verdes depende fundamentalmente de su imagen, conectando con los ciudadanos de forma clara y precisa, atendiendo requerimientos y motivaciones de manera que hagamos más coherentes y adecuados los objetivos a transmitir y más estables las innovaciones adquiridas.

Debemos conseguir un equilibrio entre naturaleza y ciudad, procurando que el entorno urbano la perjudique lo menos posible.

El fenómeno de la urbanización ha sido tan espectacular en estos últimos tiempos que se ha escapado de los controles propios del planeamiento, llegando este a impactar sobre el entorno físico de la ciudad, transformando sus valores ecológicos y paisajísticos.

Su compensación sólo es posible con un mecanismo de ordenación urbanístico, con la planificación verde. Muchas ciudades europeas así lo han entendido y han puesto en marcha sus PLANES ESPECIALES VERDES de la ciudad, como instrumento legal necesario para proteger los espacios naturales y su entorno rural periurbano como reservas no urbanizables.

La creación de cinturones verdes que limiten el crecimiento desmesurado de la ciudad, frenen la diseminación desordenada del medio urbano, combatan la contaminación, protejan el medio ambiente y ofrezcan espacios para el ocio, son el inicio de una política verde que exige una estricta legislación de carácter conservacionista para salvaguardar los espacios periurbanos y las áreas rurales del entorno destinadas sobre todo al disfrute de los ciudadanos.

Una ciudad es un ser en el que todas sus partes se corresponden para posibilitar sus funciones vitales que la ciencia urbanística determina, muy lejos del concepto pueblerino de disponer al antojo de autoridades transitorias”. Javier de Winthuysen.

Hace falta dar dignidad a los espacios verdes, no solucionarán la vida pero los detalles de confort nunca sobran. Detalle sobre detalle, se construye la dignidad humana y la calidad de vida de las ciudades.

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Sevilla Naranjos en Nervion

EL ARBOL EN LA CIUDAD

Una forma tradicional de natural las ciudades ha sido la implantación de árboles en sus calles y plazas.

El aumento del tráfico rodado llevó en una época a sacrificar patrimonio arbóreo de la ciudad, eliminando bulevares y achicando acerados. Con esta actitud se colaboró a un grave desequilibrio ya existente en el bioclima de las zonas urbanas, a un incremento de la contaminación y a una disminución de las áreas de fotosíntesis natural, las de oxigenación ambiental y los niveles de humedad atmosférica.

Desde el inicio de los tiempos hasta nuestros días el árbol ha estado al servicio del hombre. En la época higienística se utilizó el árbol para airear las ciudades ofreciendo al ciudadano un medio ambiente sano y agradable.

La búsqueda actual de mejora de las condiciones ambientales nos está llevando a la recuperación de las situaciones anteriores.

La ciudad moderna se caracteriza por liberar buena parte de los residuos de sus actividades a la atmósfera, no precisamente los de menor peligrosidad, los gases de los escapes de los automóviles, los humos procedentes de actividades industriales, el polvo del desgaste de los neumáticos y cintas de frenado, etc… que son responsables de numerosas alergias y enfermedades de las vías respiratorias.

El ruido, la falta de humedad atmosférica y las temperaturas excesivas en el verano son factores que contribuyen en las grandes ciudades a hacerlas inconfortables e insalubres.

Donde abundan los árboles hay prosperidad y felicidad, cuando desaparecen no hay más que desierto y desolación.

Las cualidades del árbol son ilimitadas, sujetan el suelo, lo conservan y lo fecundan; atenúan los fríos del invierno y atemperan los calores del verano; regulan las lluvias y disminuyen la violencia de los vientos, abrigando fauna diversa que no podría sobrevivir sin ellos. Colabora con el hombre a construir sus viviendas, amueblarlas y calentarlas, proporciona alimentos y medicinas, el escultor talla su madera. Sin el árbol no tendríamos orquestas sinfónicas, sin el árbol no existiría el papel que facilita el entendimiento de la Humanidad.

Los atributos de los árboles y los servicios que prestan al hombre son infinitos, sin ellos el desarrollo de la Humanidad sería muy diferente.

Después de ensalzar sus maravillas, a pesar de su fortaleza, está a nuestra merced, con su destrucción no sólo eliminamos un ser vivo, sino que estamos eliminando los años que ha tardado en desarrollarse.

La voluntad de plantar ha reaparecido… el árbol en la ciudad está de moda, los representantes municipales son los más ardientes defensores de un elemento de consenso general, el árbol.

La integración de las plantaciones en el diseño urbano no debe ser contemplado únicamente como un elemento complementario y adicional del proyecto.

Junto a la racionalización de los espacios, debe acometerse la racionalización de las plantaciones no utilizando especies poco adaptadas o de mantenimientos costosos, cuando un árbol se extiende por encima o por debajo de su franja climática, que genéticamente le corresponde, baja sus defensas, al plantarlos debemos tener en cuenta el factor tiempo y los problemas que pueden plantear en el futuro por una mala elección, la disposición de las alineaciones debe ser analizada en cada caso en función de los efectos que queramos conseguir.

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Sevilla.-Patio delos Naranjos de la Catedral

Un gran abanico de posibilidades nos ofrecen las distintas calles y plazas de nuestra ciudad, el uso volumétrico de sus masas como refuerzo y contraste del volumen de las edificaciones, mejorará los aspectos funcionales e infraestructurales, sus contrastes de formas, texturas, volúmenes y colores nos ayudarán a la introducción de naturaleza de variación estacional, dentro de un marco fundamentalmente inerte y duro.

Las plantaciones en aparcamientos en superficie no solamente cumplen un papel estético, sino que complementan funcionalmente el trazado de los mismos, delimitando los espacios de los vehículos y suavizando el impacto visual negativo en el entorno, uno de los factores más influyentes en el deterioro ambiental de la ciudad.

En plantaciones de carreteras periurbanas o taludes de autovías el tratamiento paisajístico será completamente distinto, su uso será muy variado ya que debemos adaptarnos al ritmo y a la calidad del paisaje circundante existente, podemos seleccionar una gama de especies autóctonas o rústicas naturalizadas de gran adaptabilidad a suelo y clima y con pocas necesidades de agua. Estamos creando paisaje o corrigiendo impactos en zonas periféricas que hasta hace poco han configurado el paisaje urbano, el tratamiento paisajístico será el verdadero protagonista.

Los bordes fluviales constituidos por sus márgenes, dada su singularidad paisajística, potencial ambiental y recreativa, deben ser plantados con árboles de ribera, creando bosques de galería en sus márgenes, huyendo de tratamientos duros y de baja calidad ambiental.

Es triste ver el tratamiento que se ha hecho en algunos polígonos industriales de la ciudad, sin apenas un árbol, cuando precisamente se trata de un elemento que puede contribuir a corregir el impacto de estas zonas generalmente muy agresivas y mitigar en parte las situaciones de contaminación atmosférica, visual y sónica que producen. Cierto que hay polígonos industriales que será imposible contrarrestar con la simple plantación de arbolado estas situaciones; pero es conveniente considerarlo con estudios serios.

Los árboles deben dar carácter a la ciudad con una acertada elección de las especies que configuren su patrimonio arbóreo.

SEVILLA FEBRERO 2002