
Mantener los jardines de la ciudad en buen estado es una labor compleja, porque cada tipo de espacio verde tiene unas funciones y distintas necesidades.
Es importante en una ciudad que lidere las políticas de sostenibilidad que su imagen de mantenimiento y conservación de los jardines, espacios verdes y arbolado viario, no se alejen demasiado de los sutiles equilibrios de un ecosistema viable. Dejemos que la naturaleza haga su papel. Esto no es tanto una cuestión de forma como de planteamiento general de la gestión de este patrimonio; la selección de especies, la forma en que son mantenidas, el ahorro de los recursos naturales, el cuidado de la fauna que puede vivir en ellos, etc… son algunos aspectos que deben ser considerados. Se trata de que la naturaleza tenga un lugar en la ciudad y de recibir sus beneficios. Simplemente, sacar más provecho medioambiental al que disponemos.
La jardinería urbana sostenible debe ser un planteamiento racional que debe potenciar los efectos ambientales de la naturaleza y la biodiversidad, reduciendo el consumo de recursos naturales y los costos de mantenimiento para que sea posible continuar aumentando nuestras superficies verdes.
Cuando hablamos de jardinería sostenible debemos de tener presente que los jardines se clasifican en categorías: jardines históricos, urbanos y zonas forestales, según sus características. A cada una le corresponde un tipo de mantenimiento diferenciado, es por ello que los jardines históricos o los que tienen un carácter muy definido deben respetar escrupulosamente, al igual que los espacios verdes situados en lugares estratégicos y representativos.

Sevilla es una ciudad con clima muy agradable, pero tiene como contrapartida un verano muy caluroso y un régimen de lluvias escaso e irregular, con largas sequías durante la época estival.
Las plantas y los árboles han de poder resistir sin demasiados problemas ni ayudas estas características.
Es una ciudad que va densificándose en edificación, circulación y habitantes.
Los espacios verdes deben introducir elementos de equilibrio ambiental con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Recogidos y acogedores, los parques tienen que proporcionar- hasta donde sea posible- un lugar de reposo, silencio, sombra y belleza y esparcimiento para cubrir nuestra cada vez más amplias jornadas de ocio. Los árboles de las calles deben cumplir un papel similar en beneficio de los viandantes y vecinos.
Los parques urbanos de nueva creación deben tener gran aceptación entre los ciudadanos, dotándolos de usos variados. Todo esto está muy bien. El diseño de los mismos debe preveerlo para que la vegetación propicie – y resista- esta multiplicidad de usos.
La jardinería sostenible adapta al arte tradicional de los jardines las inquietudes actuales hacia el entorno y las necesidades particulares de los espacios verdes públicos urbanos.
La jardinería sostenible se basa en unos principios básicos fáciles de comprender:
-El arbolado viario tiene un papel fundamental en el equilibrio ambiental. Debemos potenciar su presencia multiplicando el número de especies para aumentar la biodiversidad.
-Debemos utilizar plantas y árboles procedentes de zonas climáticas parecidas a las nuestras y que están adaptadas a las condiciones locales y urbanas.
-Debemos limitar aquellas tipologías de jardinería que requieren un gran consumo de recursos naturales y económicos.
-Debemos reducir el consumo de agua de riego a través de una adecuada selección de plantas y la aplicación de tecnologías adecuadas, como riegos automatizados programables que reducen hasta un 25% el consumo de agua.

-Hay que aprovechar, siempre que sea posible, como ya se ha venido haciendo, las aguas freáticas para el riego y para los usos ornamentales del agua (como fuentes, estanques, etc…) reduciendo por tanto las aguas freáticas y no consumir el agua potable, cara y limitada. El recurso de aguas residuales depuradas debe ser utilizado con las debidas precauciones.
-Debemos plantearnos los espacios verdes urbanos más activos mediambientalmente y más protegidos de la circulación, con mayor presencia de arbustos periféricos, árboles y plantas tapizantes, etc…
-Tenemos que potenciar el aspecto natural de los espacios verdes, en especial los parques y zonas forestales. Esto incluye la incorporación de especies habituales en el entorno, como las propias de los sotobosques o las praderas, con mezcla de hierbas autóctonas en taludes y parterres.
-Es necesario utilizar productos fitosanitarios y desherbantes que no tengan efectos residuales contaminantes. Potenciar en cambio la lucha biológica integrada, propiciando el asentamiento de pájaros y pequeños mamíferos insectívoros.
-Es necesario introducir gradualmente vehículos eléctricos menos contaminantes en el parque móvil que trabaja en las zonas verdes.
-Los residuos vegetales deben ser reciclados para la producción de compost, para utilizarlo como abono natural en los propios jardines.
La aplicación de estos criterios de sostenibilidad en la ciudad deben formar parte de la política general de ampliación, conservación y mantenimiento de nuestros jardines.
Sevilla octubre 1995