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Jardineria urbana.-

A lo largo de los años setenta se produce una reflexión teórica sobre la ciudad.  Muy especialmente en Europa, con la voluntad de superar la abstracción funcionalista de los planes de manchas.  El «zoning» puesto al servicio de métodos especulativos, había llenado la periferia de todas las grandes ciudades y muchas de pequeñas, de edificios en forma de bloques y torres, plantados en un entorno deshumanizado, separados por grandes vías aparcamientos y espacios abandonados.  Quedaba claro que le espacio público no es un espacio residual que resulta de los sobrantes medificables o medificados, en cumplimiento estricto de los estandares legales, o que resolvía desde el punto de vista funcional los problemas de movimiento, sino que es un espacio que estructura y organiza la propia vida de la ciudad.

Los resultados de esta reflexión, ejemplarizados en la urbanística europea de los años ochenta, coincidieron en la necesidad de calificar la nueva ciudad a través del espacio urbano y de la arquitectura.  Fruto de este debate es la realización espectacular de espacios y edificios públicos en muchas ciudades europeas con resultado, desiguales pero con una voluntad clara de forzar un cambio en la forma de afrontar la construcción o reconstrucción de los espacios colectivos.  Los instrumentos propuestos fueron diversos, pero podrían clasificarse en tres grandes grupos considerando su relación con lo que es más natural y lo que es artificial con el paisaje y la arquitectura.

LA ARQUITECTURA DE LA CIUDAD.

La aproximación más objetiva y a la vez más rígida sería la que otorga el protagonismo a las grandes piezas arquitectónicas como generadoras de formas urbanas.  El espacio público es una extensión de la propia arquitectura.  Esta visión de vacío urbano como volumen arquitectónico en negativo, con una fuerte carga simbólica, da como resultado un «urbanismo dibujado», unos espacios rígidos y fuertemente dependientes de la arquitectura.

EL TRAZADO URBANO COMO PROYECTO.

Representa la puesta en valor de una concepción más cercana a la ciudad histórica europea, donde las alineaciones son el instrumento que define los diferentes tipos de espacios urbanos calles, paseos, plazas, jardines y parques.  La ciudad crece y se renueva construyendo ensanches y nuevos centros o realizando sustituciones, básicamente higienizadoras en el tejido antiguo.

EL ESPACIO PUBLICO COMO PAISAJE.

Cuando no se adjudica el espacio público el carácter representativo, un punto ceremonial, de que disfrutaba en los dos casos anteriores sino que se busca un equilibrio entre la ciudad y el paisaje, el espacio resultando tiene menos contenido, es más abierto.

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Jardineria urbana.-Salvias

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PUBLICO URBANO.

Entendemos la ciudad como un conjunto complejo, estructurado y ordenado con edificaciones y espacios abiertos, tanto públicos como privados, en los cuales se desarrolla la vida cotidiana de los ciudadanos.  Estos espacios y edificaciones, no funcionan autónomamente, sino que están fuertemente interrelacionados.  A la hora de proyecto uno de nuevo o reconstruir otro de viejo, debe de tenerse claro que le objetivo es «hacer ciudad» no solo trozos aislados de la ciudad. El neto, pues, no es solo el de concebir un espacio urbano armónico en el cual se insertarán las arquitecturas, los pavimentos, la vegetación y el mobiliario sino de imbricar el proyecto en la historia, en el contexto y en la estrategia urbana de la ciudad.

EL PLANEAMIENTO URBANÍSTICO AL ORIGEN DEL PROYECTO URBANO

La calidad no se encuentra solo en la superficie de los materiales que construyen un trozo de ciudad sino que y sobretodo, en un conjunto de características que se suman; forma, arquitectura, usos, relación con el paisaje y con el contexto.  La importancia del análisis urbanístico, del planeamiento, entendido como instrumento multidisciplinar, para afrontar la proyectación de la ciudad con argumentos urbanísticos a largo plazo es clara.

NATURAL Y ARTIFICIAL.

El espacio público urbano es, en parte, una extensión de la arquitectura, un fragmento de una ciudad y, en parte un paraíso natural.  Así, las posibilidades de este espacio se llegan a conformar y sugerir mediante el equilibrio, o la tensión que uno encuentra en un lugar entre el crecimiento natural y el artificio humano.

COMPLEJIDAD Y CONTEXTO

La ciudad constituye un sistema sedimentario, testimonio de su propia historia.  Este patrimonio que se ha ido secundando a lo largo del tiempo, a la vez cultural y técnico, constituye una especie de soporte a partir del cual la ciudad se regenera y crece continuamente.

Proyectar en un contexto significa proponer unas relaciones entre el proyecto urbano y la estructura existente, su construcción, y los espacios libres, de manera que se crea un todo coherente, de morfología compleja.  Son precisamente aquellos casos que no reconocen la naturaleza compleja del espacio urbano, que no la entienden como lugar de experiencia mas que de perjuicio, los que han fracasado.

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Jardineria urbana

BELLEZA Y VIGENCIA DEL ESPACIO URBANO

La ciudad está construida por el hombre para vivir en ella.  Cuando se habla del espacio público urbano es, por tanto, tanto o más importante que las calidades formales que se le atribuyen , las posibilidades de uso, de aceptación en la vida cotidiana de la comunidad.  Si el espacio no es aceptado como lugar común espontáneo, de relación, propiciando el ocio, los juegos, las conversaciones, cómodo en las actividades de cada día. capaz de hacerse un lugar en la memoria de todos, puede convertirse en un escaparate brillante del diseño y del consumo estético pero incapaz de emocionar y de identificarse con el ciudadano.

CENTRO Y PERIFERIA.

Los retos urbanísticos de nuestras ciudades plantean problemas bien diferentes según sea necesario intervenir en los centros urbanos o en las periferias. Al centro, se reconstruyen y mejoran determinados entornos degradados.  A la periferia, se completa el entramado urbano y se construyen nuevos centros.

LA CALIDAD DE LOS ESPACIOS COLECTIVOS.

Una buena ciudad está hecha tanto de buenas edificaciones, buenos comercios, buenos bares, y de buenos jardines privados como de paseos públicos, de monumentos o de edificios representativos.

La riqueza de una ciudad, desde todos los puntos de vista, es la de sus espacios colectivos, la de los lugares donde se desarrolla, o a veces simplemente se recuerda, la vida cotidiana.  En este sentido, tan importante es el propio espacio de la plaza mayor como la calidad o la casa consistorial que se enfrente.  Es más, el palacio de un prohombre principal, la sede de una asociación ciudadana o un comercio de reconocida solera son lugares de acontecimiento o encuentro, referencias de la vida comunitaria y elementos que se identifican con la ciudad por parte de los que tienen que vivirla, ciudadanos o forasteros.  Espacios públicos absorbidos para usos particulares o espacios particulares que adquieren un uso colectivo.

18 DE OCTUBRE/1995