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Parque de Maria Luisa.-Glorieta Rafael de Leon

A mediados del siglo XVIII se inician actuaciones públicas para la creación de paseos y parques, que con el desarrollo de las ciudades en la era industrial, a principios del sigloXIX en líneas generales, cada caso es un caso particular, aparecen en los municipios la creciente necesidad de poner a disposición del ciudadano espacios verdes públicos que obligando a crear organizaciones, en principio embrionarias, para su construcción y posterior conservación.

Algunos ayuntamientos con visión de futuro adquieren fincas privadas con jardines, las adaptan y las abren al público convirtiéndolas en parques, las calles y avenidas de las ciudades ven transformar su carácter al aparecer con gran profusión los árboles, plantación de “boulevares”, en bordes de las carreteras, plazas públicas, etc… Los árboles dan majestuosidad a las nuevas avenidas. La moda nos viene de París, centro de atención mundial por aquel entonces.

Con este panorama aparecen los primeros especialistas al frente de estas recién creadas organizaciones, unas formadas profesionalmente en familias tradicionalmente jardineras y otras procedentes de los jardines burgueses que hasta entonces habían marcado la pauta de la moda de los jardines en toda Europa.

Las oganizaciones creadas con tal necesidad se van afianzando y desarrollando en la medida de las necesidades de cada localidad, la formación profesional tradicional atiende, junto con las empresas privadas del sector, las primeras demandas de personal cualificado. Nacen y crecen los servicios de Parques y Jardines o Servicios de Paseos y Jardines con la figura de los Jardineros Mayores o Jardineros Jefes o Maestros Jardineros, situación que se mantiene hasta mediados del siglo XIX.

En ciudades importantes ya han hecho su aparición los Ingenieros Superiores y Arquitectos que, unido a los conocimientos de su carrera, se han especializado en proyectar y diseñar nuevos parques y avenidas con las influencias europeas más en voga.

Los Servicios de Parques y Jardines se tecnifican, su papel en el desarrollo de las ciudades es cada vez más importante, el crecimiento urbano, la entonces agravante masificación, la aparición de los vehículos de motor, el bullicio de la urbe, crean la necesidad de atender los espacios públicos con mayor eficacia, la defensa del ciudadano ante estas agresiones obligaba a crear por sus beneficios psíquicos, ambientales, como lugares de ocio parques, jardines y paseos arbolados (imaginemos si ahora levantaran la cabeza y contemplaran el cotidiano “morir” de nuestras ciudades).

Grandes crecimientos demográficos, emigraciones rurales a las grandes urbes en busca del preciado bien del trabajo y la estabilidad económica, el consumismo, el materialismo, el progresismo y yo qué sé cuántos ismos más nos han llevado a las ciudades caóticas de nuestros días.

Cómo son, qué desarrollan, por qué se potencian los Servicios de Parques y Jardines, ¿tienen razón de existir tal cual fueron concebidos? ¿cuál es su finalidad? ¿cuál es su futuro?.

De los Servicios de Parques y Jardines propiamente dichos nacen ya con idénticos fines incrementados por las necesidades de cada Ayuntamiento o Comunidad los Servicios de Parques, Jardines y Paisaje, los Servicios de Parques y Recreo, los Servicios de Ecología y Espacios Verdes, los Departamentos de Parques y Jardines y Estética Urbana, etc… ¿A qué se deben estos cambios?.

La transformación viene originada por los nuevos horizontes que adquiere su funcionalidad.

El Servicio de Parques y Jardines ya no es sólo el que gestiona, crea y conserva jardines y árboles con fines estéticos y ornamentales para contemplación de los ciudadanos o cuida de la decoración de la ciudad. El ciudadano actual sub-urbanizado está constantemente sometido a las poluciones “modernas”, el ruído, la atmósfera viciada, el “stress” de su ritmo de vida. Los parques y jardines y espacios verdes juegan un papel social independiente del ornamental y sanitario que se les reconocía, contraponiendo la situación actual una mayor calidad de vida para los ciudadanos, crean y conservan los espacios verdes cotidianos, las plazas, los jardines de barrios, los parques distribuidos por la ciudad. Cuidan los espacios verdes ópticos u ornamentales, la decoración de las vías de acceso a las ciudades, las calles peatonales, los monumentos, los edificios públicos, las propiedades municipales, el arbolado viario de la capital. Gestionan los espacios verdes de fin de semana implantados en las afueras  de la ciudad, bosques municipales, dehesas, terrenos para camping, mantienen los espacios verdes especializados, instalaciones deportivas, estadios, circuitos de mantenimiento físico, lagos y playas, parques zoológicos, jardines en escuelas, cementerios, jardines botánicos, huertos escolares y familiares, jardines monográficos y educativos, jardines para disminuidos físicos. Protegen los paisajes naturales, márgenes de ríos, cauces de arroyos. Procuran el recreo y el ocio en los parques, diseñan su mobiliario urbano, sus fuentes, redes de riegos especializadas, etc…

Qué duda cabe que con el abanico de posibilidades de gestión de lo que hoy se concibe como administración y recreación de los espacios públicos en una ciudad, relacionadas con una mayor calidad de vida de sus habitantes, ya no tienen razón de existir, como fueron concebidos.

En la actualidad sus finalidades han de ser claras, hemos de romper la barrera de la tradición, las exigencias actuales superan en creces las vetustas organizaciones y burocracias municipales, su gestión ha de ser dinámica en creciente en respuesta a las necesidades que los ciudadanos demandan, con una oferta continua, innovadora y con desarrollo constante de la imaginación, para la puesta al día de los espacios urbanos ajustados a las demandas del ciudadano. El desarrollo de las ciudades es mutante, las exigencias sociales cambian con velocidad, en nuestros días o nos adaptamos a ellas o nos quedamos desfasados.

La planificación de los espacios públicos, su conservación, su animación, su equipamiento exigen nuevos diseños, nuevas formas de concebir, nuevas formas de gestionar.

Aclaro todo ello sin olvidar proteger, restaurar y conservar los valores legados de nuestra historia, yo diría más, mimar estas obras, que son un valor cultural inapreciable, obras testimoniales de una forma distinta de pensar y vivir de toda una sociedad; nuestro mayor respeto hacia ellas y afán de restauración y conservación. Pero nuestra sociedad, queramos o no es distinta, su forma de proceder, pensar, actuar y desarrollarse no es aquella, nuestra forma de actuar también ha de ser distinta.

Para que la finalidad de un Servicio sea coherente con la realidad, entre otras orientaciones, considero básicas:

  • Un plan de estudio antes de la toma de decisión de crear un nuevo espacio urbano, que satisfaga las necesidades del ciudadano, ya sea recopilando las apetencias de los mismos con su participación, aplicando las leyes que regulan la ordenación urbanística de la zona y proponiendo la iniciativa más acertada de acuerdo con los planes técnicos y financieros que dispongamos.
  • Una mayor adaptación de la vegetación al medio urbano, las excentricidades no son de recibo en estos casos. La incorporación de la naturaleza en la ciudad, sigue siendo una necesidad vital para el ciudadano.

Hay que priorizar la utilización de árboles y arbustos de la flora nativa de cada región para tener poblaciones más resistentes a las plagas y a las condiciones urbanas.

  • Se deberá exigir la intervención en los equipos planificadores de las ciudades y pueblos, de los responsables de gestión y uso de los jardines, teniendo en cuenta no sólo los conceptos urbanísticos y artísticos sino su integración en el medio y las necesidades del hombre, parte fundamental como habitante y usuario de ese posible espacio a construir.
  • No podemos ignorar a la hora del diseño de cualquier tipo de creación, los costos de mantenimiento, nos parece lógico y necesario valorar estos en el proyecto para que sean asumidos por los responsables de la conservación del patrimonio verde de cada ciudad o pueblo.
  • Un buen servicio de conservación y mantenimiento a lo largo de los años, con técnicos cualificados por gestión directa o empresas especializadas que garanticen la pervivencia de todas las obras y actuaciones que se realicen, debidamente dotados con medios materiales y financieros para poder desarrollar su cometido a satisfacción, en todos los aspectos de la gestión de los espacios que se le han confiado, sería lo deseable.

Solo unas orientaciones básicas las anotadas para una toma de conciencia de la importancia de poseer una idea clara de los horizontes de nuestra misión.

Dentro de esta problemática y a través de la evolución de los espacios verdes, hemos visto evolucionar así mismo los sistemas de gestión, hemos visto cómo los Servicios concebidos en principio resultan obsoletos en nuestros días, algunas ciudades así lo han comprendido y han evolucionado con los tiempos, otras han quedado anquilosadas en el pasado, sin imaginación, sin iniciativa, sin poder de adaptación, éstas carecen de futuro, viven un día a día sin horizontes de progreso ni de modernización de sus sistemas adecuados a las necesidades reales de sus ciudadanos.

Sevilla noviembre 1994