
Era fiesta en Andalucía el 28 de febrero, habíamos planeado conocer la Feria de la Camelia que este año se celebraba en la ciudad de Vigo, cada año se celebra en una ciudad distinta, era la segunda vez que la visitaba.
Programamos el viaje en coche desde Sevilla a Vigo a través de Portugal, para aprovechar y ver algunos jardines al mismo tiempo, nuestra primera parada fue el bosque encantado de Buçaco ya en el país vecino…
Muy cerca de Coímbra, existe un lugar conocido como, la Mata do Buçaco que sorprende de forma inmediata su llegada, en medio de un bosque un palacio con historia.
Su origen se remonta al siglo VI, cuando una comunidad de monjes benedictinos recala en el valle, pasando posteriormente los terrenos a manos del Obispado de Coimbra, que, a principios del XVII lo cedió a los carmelitas descalzos, quienes construyen el monasterio, en 1628 y que le proporcionaron al lugar su época de mayor esplendor. Actualmente solo quedan la iglesia, cuya fachada principal tiene tres arcos, interior de nave única, y planta de cruz latina, y el claustro, rodeados por el hotel.
Los monjes, en su afán de conseguir un lugar para el recogimiento y la oración, deciden levantar un muro de piedra de 5750 metros de longitud que delimita el bosque, y continúan con la plantación de especies forestales exóticas, provenientes de las colonias portuguesas.

Hoy día, podemos contemplar más de setecientas especies arbóreas, en una superficie de unas 400 hectáreas. Especies únicas, que requerirían viajar por todo el mundo para contemplarlas: abetos del Himalaya, acacias australianas, alcanforeros japoneses, araucarias brasileñas, cedros del Caúcaso, eucaliptos de Tasmania, fresnos de Pensilvania, ginkgo biloba, palmeras de Asia, pinos mejicanos, secuoyas, tilo y tuyas americanas… Junto a ellos árboles autóctonos y flora europea: alcornoques, encinas, hayas, lentiscos, olivos, olmos, robles y tejos.
Los monjes obtuvieron del Papa Gregorio XV en 1622 una bula que prohibía la entrada a las mujeres, ingeniosamente sorteada cuando la Reina Catalina, viuda de Carlos II de Inglaterra, quiso visitar el Buçaco, abriendo una nueva puerta en el muro. Desde entonces hay una tercera entrada, llamada Portas da Rainha. Otra bula que concedió Urbano VII, que condenaba a la excomunión a aquellos que talasen o degradasen el bosque.
Entre 1730 y 1750 los monjes construyeron once ermitas en el bosque para vivir en ellas en aislamiento, de las que continúan en pie nueve. Las vistas que se obtienen desde sus tejados son espectaculares: todos los matices de verde que se puedan imaginar, una alfombra densa y tupida, que te transporta a lugares mucho más lejanos, Es lo más parecido que encontraremos en Europa parecido a una selva tropical con una gran variedad de especies, lo que por sí solo hace ya que la visita resulte atractiva.
También entonces se instaló el viacrucis de más de tres kilómetros que hoy en día está formado por veinte pequeñas capillas en cuyo interior están representadas las distintas estaciones mediante figuras modeladas en barro a tamaño natural.
Con la abolición de las órdenes religiosas en 28 de mayo de 1834, y los procesos de desamortización Buçaco pasa a manos de la monarquía y del Estado que, continúan con las labores forestales y acrecientan su fama con la construcción del palacio, hoy convertido en hotel.
Una gran parte del viejo convento fue derribado a comienzos del siglo XX para construir un pabellón de caza para la familia real portuguesa. Del proyecto se hizo cargo el italiano Manini aunque también intervinieron arquitectos como Nicola Bigaglia, Manuel Joaquim Norte y José Alexandre Soares. Tras la primera guerra mundial, ya convertido en el Palace Hotel Buçaco, se convirtió en uno de los destinos de moda en Europa.
De estilo neomanuelino, su estructura exterior en piedra de Ança, recuerda a la Torre de Belem, y muestra motivos del claustro del Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, así como del Convento de Cristo en Tomar, refugio de los últimos templarios
Especialmente interesantes son la fachada Sur y sobre todo la llamativa galería Este, con varias escenas de la gesta portuguesa.

Desde el aparcamiento ubicado junto al hotel se iniciamos el recorrido a la cercana Ermita de la Asunción y la Fuente Fría. Este manantial, que brota entre las rocas es una de las fontanas más hermosas de Buçaco.
Sus aguas descienden en interminable escalera hasta alcanzar el Vale dos Fetos (helechos), .-Dicksonia antartica.-un pequeño paseo bordeado de decenas de ellos, de gran altura, entre calas, hortensias, rododendros y acers pseudoplátanos.
En definitiva, un lugar sorprendente, poco conocido fuera de Portugal y que supone el encuentro con una flora que difícilmente podremos ver en otro lugar.
También nos encontramos con las huellas típicas del vandalismo que suele aparecer en lugares como este: carteles rotos, ausencia de los mismos, e incluso alguno dado la vuelta, en buena parte debido a que es un lugar muy popular, y algunas zonas registran bastante afluencia de gente, especialmente algunas que se utilizan para pic-nic. De todos modos, las partes más abruptas y donde la vegetación es más densa, la presencia de personas decae notablemente.
Después de comer en el Hotel continuamos viaja e a Vigo

Sin duda Galicia es la cuna de las camelias año tras año celebran en ciudades distintas esta vez fue Vigo, pero también en , Vilagarcia de Arosa, Pontevedra etc…acogen esta celebración desde finales de febrero, principios de marzo y hasta abril según el clima..
El origen de las primeras plantas de Camelia que crecen en Galicia es aún una incógnita, principalmente por la falta de documentos escritos que avalen su procedencia y momento de plantación. Existe la hipótesis de que estas plantas podrían haber sido introducidas en la península Ibérica en el siglo XVI o XVII de la mano de navegantes españoles o portugueses.
Desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, se produjo en Europa un entusiasmo por la botánica que se reflejó en la jardinería en general y en la camelia en particular.
Este árbol comenzó a conocerse fuera de pazos y fincas nobles y se extendió tímidamente por jardines de las clases burguesas y por algunos parques públicos. En Pontevedra destaca en aquel momento el papel de la Escuela Práctica de Agricultura de A Caeira, institución dedicada al diseño de jardines y explotaciones agrícolas de la provincia. Este centro constituyó un instrumento importante de difusión del cultivo de la camelia en las Rías Baixas desde 1873 hasta finales del siglo XIX. Se cree que muchas de las plantas de camelia que crecen en los jardines históricos de Pontevedra y del resto de Galicia proceden de los viveros de esta escuela. A principios del siglo XX se produjo un período de disminución en el cultivo de esta planta.

A partir de la década de los 50 y ya en la de los 60 es cuando la camelia comienza a extenderse por Galicia de manera general, dejando de ser considerada una plantar exótica, generalizándose su cultivo en todas las fincas familiares y plantándose en parques, jardines y calles de pueblos y ciudades de toda Galicia, especialmente a lo largo de la franja atlántica. A esta difusión contribuyó el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, con sede en la ciudad de Pontevedra, que en aquel momento producía en sus viveros plantas que distribuía entre los jardines públicos y privados de las Rías Baixas.
Es entonces cuando comienzan a tener lugar las primeras exposiciones de camelia. Así, en el año 1965 se celebra el I Concurso Exposición Internacional de la Camelia, certamen que de forma continuada ha rotado cada año entre las tres ciudades más importantes de la provincia: Pontevedra, Vigo y Vilagarcía de Arousa. En el año 2014 esta exposición conmemoró sus 50 años de historia coincidiendo con el I Congreso Internacional de la Camelia de Pontevedra. En la actualidad existen unos veinte certámenes diferentes de la camelia en Galicia, de los cuales, quince son en esta provincia.
Un año más visitantes de todos los lugares del mundo podrán asistir maravillados a la eclosión de la Camelia, este tesoro que Asia trajo a los Jardines Históricos de Galicia y que encontró en nuestra tierra el hábitat perfecto para su desarrollo y lucimiento. Como de costumbre, en torno al despertar de esta maravilla botánica se organizan, a lo largo y ancho de nuestra comunidad, toda una serie de ferias, concursos y exposiciones para rendir homenaje a toda la belleza y colorido de la que hoy conocemos como la ‘Flor de Galicia’

Bellas y enigmáticas, las camelias llegaron de Oriente de la mano de los navegantes portugueses y Galicia fue uno de los primeros lugares de Europa en darles la bienvenida, de modo que ya desde principios del XIX alegran los jardines más exquisitos.
Así nos lo explica la Misión Biológica de Galicia:
“Estas camelias fueron plantadas por la familia del arzobispo Malvar, constructor del Pazo de Gandarón, fundamentalmente. Durante la última mitad del siglo XX Antonio Odriozola, bibliotecario de la MBG, contribuyó en gran medida al cultivo y difusión de la camelia. Entre las variedades destacan los especímenes de Camellia japonica ‘Oranda-ko’, ‘Fimbriata’ y ‘Alba Plena’, el cultivar originado en Bélgica ‘Pope Pius IX’’, en Francia ‘Malibran’, en Italia ‘Federici’, y en Portugal ‘Perfeição de Villar d’Allen’’.

Se ha creado un circuito de jardines de gran interés turístico histórico y artístico vinculados a la Camelia ,nace esta iniciativa con el fin de promocionar la cultura relativa al cultivo, cuidado y conocimiento de la Camelia; esa hermosa flor que habita nuestros jardines cada Invierno, llenándolos de color, luz y vida, y que como auténticos jardines botánicos, creados con esmero y dedicación, son espacios donde pasar tiempo en contacto con la naturaleza y los espectáculos que nos ofrece.
Estos son los jardines que por el momento forman la Ruta de Camelia Galicia:
- Pazo-Museo Quiñones de León (Vigo)
- Parque do Castro (Vigo)
- Castelo de Soutomaior (Soutomaior)
- Pazo de Lourizán (Pontevedra)
- Pazo da Saleta (Meis)
- Pazo de Quinteiro da Cruz (Ribadumia)
- Pazo de Rubiáns (Vilagarcía de Arousa)
- Casa-Museo de Rosalía de Castro (Padrón)
- Pazo de Oca (A Estrada)
- Sta. Cruz de Ribadulla (Vedra)
- Pazo de Mariñán (Bergondo)
- Alameda de Santiago
- Estación Fitopatolóxica de Areeiro
- Pazo de Gandarón
- Jardines del Palacio Provincial de Pontevedra
En su vertiente productiva y comercializadora esta región posee varios viveros especializados en el género que se encuentran entre los más importantes de Europa; en la vertiente investigadora, a través de la labor de la Estación Fitopatolóxica de Areeiro con actividades relacionadas con el cultivo, protección vegetal, identificación y conservación de especies de camelia, el estudio de otros de sus usos, como la producción de té o de aceite y la ampliación y conservación de la colección de estas plantas

Todo esto se inició con:
CAMELIA JAPONICA
Originariamente Linneo separó la especie Camellia en dos géneros: Camellia y Thea. A mediados del siglo XX, J.Robert Saley agrupó estos dos géneros en uno. Está incluido en la familia Theaceae y actualmente pertenecen al género Camellia más de 200 especies. El nombre se lo puso Linneo en honor de G.J.Kamel (1661-1706) farmacéutico jesuita que recolectó plantas en Filipinas.
El género es nativo de Asia Oriental. El 90% de las especies conocidas actualmente procede de China. Está ampliamente distribuída por China, Japón, Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Thailandia, islas Formosa, Birmania, Borneo, Sumatra, Java.
Se introdujo en Europa en el siglo XVllI, y se cree que llegó a Portugal antes que a Inglaterra, y de allí se difundió su cultivo a España, sobre todo a Galicia, donde su presencia se remonta a principios de 1800. En el siglo XIX llegó a Australia desde lnglaterra. Actualmente se cultiva también en Estados Unidos y Nueva Zelanda.
La planta es un arbusto o arbolillo de crecimiento lento de 5-10m. de aItura, perennifolio, muy ramificado, con ramas grisáceas y ramillos pardo-amarillentos. La forma de la planta es muy variable, desde compacta y recta, hasta abierta y esparcida.
Las hojas son pecioladas, ovales, con el haz verde oscuro y el envés más pálido, gruesas y con el borde dentado. El tamaño oscila entre 5-11 cm. de largo y 2,5 – 6 cm de ancho, pero varía de unos cultivares a otros, y podemos encontrar hojas más pequeñas en las sasanquas, y otras hasta dos o tres veces más grandes del tamaño normal. La forma también es muy variable, algunas son largas y estrechas, otras puntiagudas, otras más redondeadas, e incluso algunos cultivares tienen hojas variegadas.
Las flores son terminales, solitarias o en parejas, de tamaño variable entre 3 y 10 cm. de diámetro. Las plantas silvestres tienen 5 – 7 pétalos soldados en la base y escotados en el ápice, pero en las variedades «Alba Plena» cultivadas, la cantidad de pétalos puede ser superior. El color también varía desde el blanco más puro hasta el rojo más rabioso, pasando por todas las tonalidades de rosa y rojo. Los filamentos de Ios estambres están soldados entre ellos, formando un tubo. Tienen gineceo con ovario glabro y estiIo trífido. La forma de las flores puede ser sencilla, semidoble, anémona, peonía, doble incompleta o forma de rosa, y doble formal o informal. La flor es muy delicada, su comercialización muy extendida.
El fruto es seco y sólo aparecen variedades con flores simples o semidobles con carpelos fértiles, en cápsulas esféricas de unos 3 cm, bi o trilobulado, con una o dos semillas por cavidad.
Existen multitud de cultivares que compiten en colores y belleza.

Acabamos la visita a la Feria de la Camelia nuestro primer objetivo y planeamos visitar los jardines del Palacio de Mateus , es un palacio situado en la parroquia civil de Mateus en el municipio de Vila Real, Portugal, apartados de los circuitos turísticos.
El Palacio de Mateus fue mandado construir en la primera mitad del siglo XVIII por el tercer Mayorazgo de Mateus, Antonio José Botelho Mourão. La casa fue siempre administrada por la familia Sousa Botelho. El proyecto para la construcción de este palacio, de estilo barroco estuvo a cargo Nicolau Nasoni, notable arquitecto italiano.
El palacio también es conocido por sus grandes jardines, donde destaca el estanque con una escultura de una ninfa de mármol de José Cutileiro.
De la disposición del jardín original no quedan muchos restos, excepto la escalera y el enrejado que da acceso a una ruta de acceso al fondo de la granja. El diseño actual del jardín se inició en 1933 con la plantación de los bojes en la parte posterior de la casa ,más tarde, en 1946 se llevó a cabo la ampliación del jardín, con la creación de «la parte baja del jardín», que incluye tres estanques y túneles cipreses, que se extiende hasta la calle de los arcos de boj, en 1963, el jardín estaba lleno, con la creación del parque y las calles de la puerta nueva, por encima de la superficie de agua de aproximadamente 1500 m2.

Los últimos cambios son los que tienen mayor impacto en el aspecto general del jardín, destacando: la construcción en los años 60 un estanque en frente de la casa, añadiendo belleza y la armonía del palacio; se ha modificación la entrada principal de la casa, que se hacía lateralmente, dando a los visitantes una vista lateral de la casa, en lugar de que en la actualidad, centrada la entrada los visitantes pueden disfrutar de la magnífica fachada del palacio.
El palacio es ahora considerado como uno del más bello y magnífico palacio barroco existente en Portugal. En 1911, el palacio fue catalogado como un monumento nacional, con su autoría atribuida a Nicolás Nazoni, autor de otras obras en la región norte de Portugal, como la Nueva Capilla en Estados Unidos .
Los jardines, diseñados con setos de boj verde y puntuado por macizos de flores están muy bien dispuestos, proporcionando con una serie de terrazas adyacentes con una bonita vista de los viñedos de los alrededores.

Un túnel de cipreses separa la parte baja del jardín en dos partes, una es un pequeño y moderno jardín, de agua, que preside un arce japonés, el otro es un jardín más tradicional destacando diseño espectacular en operaciones de broderie que se centraron en una fuente. En esta composición se destaca una representación del escudo de armas de la familia Mateo en boj, destacándose en la grava blanca que forma el suelo. Entre estos dos jardines se encuentra el túnel de cipreses,.-Cupressus macrocarpa.-con su impresionante bóveda de medio punto podado a una escala especial, una contribución al arte topiario portugués. El recorrido continúa a través de los túneles en praderas bajas a través de una pérgola muy elegante.
Un bello jardín que siendo de obligada visita, queda al margen de los circuitos turísticos de jardines en Portugal.