Vandalismo en esculturas en parques

VANDALISMO, SEGURIDAD, VIGILANCIA,

INFORMACIÓN EN LOS PARQUES Y JARDINES PÚBLICOS.

-Loubet D., Thuaur.-Ayuntamiento de París. Francia

Esta comunicación analiza, en Francia y en Europa, la magnitud del vandalismo y de sus degradaciones en los espacios verdes, así como las acciones llevadas a cabo para presentarle cara. Una reflexión más general incluye no solamente los problemas relacionados con el vandalismo y la seguridad, sino todo lo que gravita alrededor de estas nociones: recepción, información…

Esta comunicación es una síntesis de un trabajo de fin de estudios realizado en el marco de un master de la E.N.P.C.

Hoy en día, el espacio verde ha derivado a un equipamiento urbano funcional, lugar de expansión, de descubrimiento, de contacto con el espacio vegetal, teatro de reencuentro y de actividades variadas, tiene un impacto nada despreciable en el equilibrio psicológico de los ciudadanos. Todo daño a este espacio será resentido por el mismo.

Como espacio abierto al público, los conjuntos de problemas encontrados en el espacio urbano se reencuentran en aquel. El vandalismo, la inseguridad, males de nuestra sociedad ampliamente mediatizados, están presentes. ¿Cómo respondemos?

Los daños, las motivaciones, los principales actores que intervienen alrededor de los parques y jardines cara a estos problemas, han sido investigados. Enseguida ha sido estudiado cómo los parques y jardines podrían ser expuestos al vandalismo y a los deterioros, cuáles eran las políticas de las ciudades para remediarlo, en Francia, pero igualmente en las grandes ciudades europeas. Al final han sido examinadas las competencias en las cuales podrían ser investigadas las respuestas.

PERJUICIOS Y MOTIVACIÓN DE LOS ACTORES

El primero de los intervinientes concierne al usuario. Es el que exige seguridad, pero asocia así misma confusamente serenidad, tranquilidad, limpieza, animación del espacio.

Los perjuicios son diferentes en los parques y jardines y en las plazas ajardinadas, equipamientos próximos a los ciudadanos.

Una encuesta de frecuentación realizada en Paris en julio y septiembre de 1988 hizo aparecer que los usuarios se encontraban seguros en las plazas ajardinadas, por el hecho de la presencia de personas familiares que se encuentran cotidianamente. En contra, si ponen problemas de respeto a los bienes y a los reglamentos, se le achaca a una gran frecuentación.

En los parques y jardines, a la inversa, parece que los usuarios demanden una vigilancia real y una presencia tranquilizadora, ya que ellos buscan la calma y la tranquilidad.

Los perjuicios del público varían igualmente en función de su naturaleza, adolescentes, padres con niños, personas de edad… La conciliación de las diferentes utilizaciones de los espacios verdes, juego y animación, calma y descanso, conocimiento y acercamiento de la naturaleza, será entonces delicado. Después de esta encuesta, sea cual fuere la naturaleza del público consultado, este demandaba de contactos institucionalizados con el personal de mantenimiento y conservación, en el marco de actividades dirigidas o de acciones de animación. Este público deseaba igualmente que las restricciones de uso fueran limitadas, eran notamente peticionario de una utilización de los estanques y las praderas.

Otros intervinientes, los gestores políticos o técnicos, han decidido la creación de un equipo y los medios necesarios para su cuidado. Las decisiones deben ser tomadas en función del entorno sociológico, un equipamiento será menos degradado si está adecuado al conjunto de los ciudadanos y usuarios, generalmente a los más “agitados” (adolescentes). Existen aún numerosas reticencias para crear espacios específicos para estas poblaciones con riesgo del temor de su reagrupamiento, por otra parte, las políticas para los motivos relacionados a la imagen de marca podrán preferir ya sea un equipamiento de prestigio más mediatizado para satisfacer a una minoría más influyente.

El responsable técnico toma la noción de seguridad en un sentido global y comprendido en el término de costos. Se interesa por la seguridad de las personas con vistas a la criminalidad y la delincuencia, pero igualmente de cara a los riesgos derivados de su utilización (riesgo de accidente). Es sensible a la seguridad de los bienes de cara al vandalismo y a las degradaciones.

Los responsables de los servicios técnicos tienen opiniones diferentes sobre la necesidad:

o             De cercar el espacio y de cerrarlo de noche

o             De vigilancia durante las horas de apertura

o             De prohibir pisar el césped para prácticas deportivas

El acceso a las praderas es considerado como un deterioro del equipamiento más que como una utilización normal de las mismas, traduciéndose en un desgaste.

La orientación actual va más hacia una utilización selectiva: en los espacios verdes en ciertos lugares está autorizado y en otros no.

Si no existe una sobre-frecuentación, la elección se realiza sobre la calidad del equipamiento deseado y los medios puestos a disposición del mantenimiento. Una pradera accesible tiene, en general, peor aspecto, pero bien preparada con céspedes apropiados y dotada de riego automatizado se mantiene aceptable con los cuidados técnicos normales, aireado, recebado, abonado, etc… Numerosos ejemplos lo prueban tales como el Parque de la Villette en París, Marsella, Ginebra, Múnich, donde son accesibles.

La prohibición reglamentaria de acceso a las praderas se acompaña algunas veces por una prohibición física en forma de pequeños cerramientos metálicos, no siempre eficaces, generalmente antiestéticos y fuente importante de inversiones en los gastos de mantenimiento. Es el caso de algunas plazas parisinas.

Para los diseñadores, el tener en cuenta estos problemas se limita con demasiada frecuencia a velar por la posibilidad de intervención rápida de socorro (policía, bomberos, ambulancias) al respecto de las normas de seguridad y, a veces, al analizar el riesgo de accidente susceptible del equipamiento. Los otros aspectos de la seguridad y de la protección son frecuentemente olvidados por los diseñadores en provecho de la preocupación del costo de la operación y de la creatividad. Esto último conduce demasiado sistemáticamente aún a realizar creaciones “sofisticadas” y caras sobre superficies reducidas y en entornos sociológicos con riesgo. El mantenimiento de estas instalaciones, objeto de vandalismo, puede entonces suponer un costo muy superior a la media, que se cifra en un 10% del costo de la instalación (Fuentes de I.A.U.R.I.F.)

Barcelona.-Graffitis                                                                                                                                Parque Güell.-Daños en el dragon

Vigilancia y vandalismo conducen al diseñador, pero igualmente al gestor, a interrogarse sobre la necesidad de cercar el espacio. Para algunos “el cercar contribuye a hacer de los espacios verdes unos cuerpos extraños a la ciudad, enclaves que bloquean la continuidad urbana”.

Un costo importante de la ejecución, que puede representar hasta un 15 o un 20% del costo total, además de ser un costo añadido de conservación y mantenimiento donde parte del mismo puede derivarlo el vandalismo. Así en Berlín Este, donde pocos parques están cerrados, un 12% de los costos de degradaciones y vandalismo son generados por los cerramientos.

El cierre de un espacio verde es ciertamente ejecutado para proteger los equipamientos de las degradaciones y a prohibir el acceso al público cuando hay peligro para su seguridad. Sin embargo, muchos espacios no cerrados en las ciudades francesas de Montpellier, Marsella, Lyon, o extranjeras como Berlín o Londres, no son a decir de sus gestores, más sujetas a incidentes que las cerradas.

Los servicios de seguridad, que dependen de la policía nacional, municipal o de los gestores de los parques y jardines, intervienen de muchas maneras. La vigilancia puede ser asegurada permanentemente (Jardín de Luxemburgo en Paris), durante las horas de apertura (caso de numerosos parques de la ciudad de París), con patrullas (Ginebra, Madrid) o únicamente en caso de incidentes (Torino). Los equipos pueden ser especializados, existe en París un cuerpo de inspectores de seguridad dependiente del Servicio de Parques y Jardines, y a Marsella o Niza, una brigada específica en el seno de la Policía Municipal. Estos equipos pueden estar dotados de medios particulares: caballos, motos…

Los espacios verdes pueden ser objeto de una vigilancia específica, existen cuerpos especiales en París y Marsella… Aunque en Francia estos cuerpos de guardas o vigilantes sufren una falta de competencias y de formación, pero igualmente de motivación: Su presencia es preventiva cara a cara con los contraventores, segurizantes para los usuarios, pero costosa para la colectividad (cerca de 84 millones de F.F., o sea el 13% del presupuesto de funcionamiento del Servicio de Parques y Jardines y Espacios Verdes… y representa hasta 10 veces el costo de las degradaciones voluntarias.

Hace falta entonces preguntarse sobre la necesidad de una vigilancia permanente durante las horas de apertura, en efecto en numerosas ciudades tales como Nantes, Montpellier, Lyon, Marsella… no se constatan diferencias sensibles en la importancia de las degradaciones producidas por el vandalismo entre los espacios vigilados guardados y los no vigilados.

Además de las degradaciones voluntarias, son efectuadas sobre todo fuera de la presencia de usuarios o de los servicios de mantenimiento, generalmente de noche, la vigilancia pues tiene una incidencia muy reducida. A la inversa, las degradaciones resultantes de una mala utilización o de una falta de información de los usuarios y que pueden ser las más importantes, son generalmente observadas en los espacios no vigilados.

Por el contrario, es útil de reseñar las variaciones importantes de medios consagrados a la vigilancia y a la guardería de los espacios verdes. Bien que el término espacio verde reagrupa dominios diferentes según las ciudades, que la noción de vigilancia puede ser variable según quien interviene, la variación del tiempo consagrado y anunciado por los responsables de los Servicios de Parques y Jardines parece significativa:

A Ginebra           8.500 horas/ o sea el equivalente a 5/6 agentes por 380 has.

A Múnich            45 agentes para 1.530 has.

A Marsella          150 agentes para 1.615 has.

A París  1.036 agentes para 2.855 has.

EN LOS HECHOS

Para los espacios verdes no existe una estructura tipo, ni fórmula mágica para arreglar el problema de la recepción y la información. Las respuestas son muy variadas y dependen de numerosos elementos: voluntad de los políticos, disponibilidad de la población, posibilidades financieras y estructuras ya existentes.

Las estructuras actuales, las más desarrolladas, conciernen principalmente a los dominios de la iniciación al entorno, de conocimiento de los vegetales, de acciones educativas de despertar hacia la naturaleza dirigidas a los niños. Se realizan estas acciones en las principales ciudades francesas, generalmente en París, Lyon, Marsella, Montpellier, Nantes, etc… Son los jardines botánicos, hortícolas, las granjas para niños, las casas de la naturaleza.

En lo que concierne a la información y recepción del público, las estructuras existentes están aún poco desarrolladas.

Es significativo remarcar que las dos más grandes ciudades francesas, París y Marsella, no tienen actualmente una política global de indicadores concerniendo a los espacios verdes.

Ahora bien, en el futuro en ello reside su apertura y el público demanda más información y más contacto con personal especializado. Hace falta pues estar preparado para responder a esta demanda y a sensibilizar al público.

Parque de Maria Luisa.-Robo de azulejos en la Glorieta de los Toreros

Las degradaciones no se limitan al vandalismo, sino que abarcan un dominio mucho más vasto. Es necesario, si queremos superar esta simple noción, hacer una distinción entre el acto consciente y el acto inconsciente.

A las degradaciones conscientes corresponden las mejoras calificaciones del vandalismo. Aparecen como poco significativas en cuanto a costos inducidos, siempre son inferiores al 2% de los presupuestos de funcionamiento global, lo mismo si son sobreelevadas por los responsables políticos o los usuarios. Pero la aparición de nuevas formas de vandalismo, como el deterioro de los sistemas de riego automático en las ciudades del sur de Francia (Marsella, Niza, Montpellier) o los grafitis de París, hacen peligrar en el futuro la modificación de este reparto.

Las degradaciones inconscientes son más difícilmente discernibles, pero son estas las que tienen repercusiones financieras más importantes. Se pueden citar las degradaciones debidas a una sobre frecuentación, a la no adaptación/ instalación a sus necesidades, a una mala concepción, a una utilización intensiva de las praderas, o deyecciones caninas, o a las diversas manifestaciones que se celebran.

Para todas estas degradaciones, el componente moral interviene de manera importante. Al igual, las dificultades de comunicación de los reglamentos, generalmente demasiado complejos, son en parte el origen de la ignorancia de los usuarios. Una educación, una sensibilización es indispensable y es más aún que los deterioros son tal vez difícilmente reparables y que el tiempo de retorno a su estado original puede suponer muchos años. Es primordial mostrar a los usuarios que un espacio vegetal es un espacio frágil, degradable y que para conservar un espacio de calidad hace falta respetarlo y protegerlo.

Por fin, los daños a la seguridad de las personas no son en estos espacios más importantes que en otros espacios públicos. Los problemas de hábitos o costumbres, frecuentemente evocados, son por contra generalmente más encontrados, toda vez que no dañan más que a la moralidad y no al orden público.

LAS ACCIONES POSIBLES

Es muy difícil encontrar remedios sistemáticos al conjunto de estos problemas, sin embargo, pueden tomarse medidas en tres grandes direcciones

Acciones sobre el público

Informar al público y promover la concertación, son acciones que pueden responsabilizar al usuario y contribuir a un mejor respeto a los espacios verdes. En primer lugar, hace falta desarrollar la información cerca de los usuarios en el seno mismo de los parques y jardines. La puesta en marcha de puntos de recepción e información podrá ser un medio eficaz de dirigirse directamente al público. Además, la presencia de personal puede ser un principio de respuesta a los problemas de vigilancia. La colocación de paneles informativos y la reposición de los reglamentos son también medios necesarios a esta información pública. Más adelante, la concertación con los ciudadanos y los futuros usuarios es también indispensable. Es frecuentemente difícil de ejecutar y aparecen reticencias de todos los que intervienen. Sin embargo, las experiencias, cuando ellas acaban son concluyentes, ya sea el diálogo con una banda de jóvenes vandalizantes de una plaza de París o la construcción de juegos con los niños de las escuelas maternales de Marsella.

De una manera general, aprender a respetar la naturaleza desde muy temprana edad es una acción necesaria a fin de obtener de cada usuario un sentido de propiedad, cada uno teniendo más atención a lo que considera que le pertenece. Además, el espacio verde es un lugar concebido para el público, este viene a buscar alguna cosa. Animar este lugar, hacerlo más atractivo, van en este sentido de respeto.

Botellonas en parques y jardines

Acciones sobre el espacio

Se pueden evocar las que conciernen a la creación del espacio, la concepción y las que conciernen al mantenimiento.

Para su creación, el espacio verde debe satisfacer al conjunto de los usuarios y permitir su cohabitación. Desde este punto de vista parece que el tomar en cuenta las indicaciones de los adolescentes es esencial si se quieren evitar problemas evocados anteriormente concernientes a las degradaciones. Al igual que los problemas relacionados con el cerramiento, merecen una atención particular y cada lugar debe ser considerado separadamente. La puesta en marcha de una política global sistemática puede ser una buena respuesta, sobre todo para las plazas que están estrechamente unidas al tejido urbano del entorno.

Para el mantenimiento, la puesta a punto de los deterioros es indispensable. Debe ser sistemática y rápida. En ciertas zonas sensibles podrá ser necesario efectuar durante los primeros años un sobre-mantenimiento con el fin de anular los actos eventuales de vandalismo. Hemos podido remarcar que un espacio bien conservado es más seguro, mejor respetado. El vandalismo generalmente disminuye con el tiempo.

Acciones sobre la vigilancia

Es necesario asegurar una vigilancia mínima de los espacios verdes que son lugares públicos. Parece anormal que no sean vigilados como el espacio urbano de alrededor.

¿Pero qué nivel de vigilancia a ejercer?

Las respuestas son múltiples, pero parece que no hay correlación directa entre el número de guardas y el volumen de las degradaciones, cuando una mínima vigilancia es ejercida. Son frecuentemente los factores del entorno sociológico y de educación que devienen determinantes.

Una de las fórmulas posibles será la de vigilar permanentemente los espacios más importantes en superficie y frecuentación. Organizar misiones puntuales de vigilancia y recepción sobre los espacios menos importantes.

Sobre otro plano es necesario no sólo buscar en el guardia o vigilante el papel represivo. El público de hoy atiende más a las personas que encuentra cada día. Funciones de animación e información podrían serle confiadas.

En todo caso parece indispensable dar a estos agentes una formación a fin de asegurar una buena adecuación entre sus competencias y sus funciones.

Febrero 1996