Las plazas que existían en Sevilla, urbanizadas con árboles y bancos, en la mediación del siglo próximo pasado, fueron adornadas con jardincitos en el periodo de 1885 a 1895, siguiendo el sistema de elevar cuadros y tableros de tierra, rodeados y como protegidos por barandillas caladas de hierro fundido, resultando las flores y los macizos como sembrados en cestos de diferentes figuras.

Después se suspendió tal sistema, y desde 1915, se aplicó el que actualmente rige, de estilo sevillano, con asientos y arriates, fuentes y columnas, alternando la decoración de plantas y flores con el exorno de alicatados, de mármoles, hierros artísticos, estatuas y miembros arquitectónicos.

Algunas restauradas , otras desaparecidas, han tenido que adaptarse a nuevos conceptos de vida en la ciudad. Plazas recogidas y tranquilas en aquel entonces son ahora nudos trepidantes de circulación, aparcamientos de vehículos, macizadas algunas de antiestéticos kioscos y kiosquitos. De lo elegante y monumental hemos pasado a lo vulgar -a la chuchería-.

Resaltar estar plazas que describimos en su historia y devolverles el carácter que nunca debieron perder, es un reto que tiene planteado el urbanismo sevillano, con equipamientos urbanos adecuados, pueden y deben volver a ser lo que fueron… el orgullo de Sevilla.

LA PLAZA DE LA MAGDALENA

El espacio actual que conocemos es el amplio resultado de una operación urbanística realizada entre los años 1840 y 1850 sobre la antigua plaza y el solar de la vieja parroquia.

El ensanche de la calles Josefa Reina Puerto ha contribuyó a cambiar la perspectiva de la plaza, dándole más amplitud.

La plaza se configuró como un paseo con árboles de sombra y bancos, con una fuente central fechada en 1844, posiblemente construida con restos de otras fuentes procedentes de la Alameda de Hércules, en su basamento se utilizaron mármoles del viejo palacio Arzobispal de Umbrete. La fuente representa una mujer vestida a la griega con una corona de laurel en la mano izquierda.

Ya en 1882 se alteró este trazado romántico con la creación de amplias aceras laterales y sustitución de los árboles de sombra por palmeras y naranjos.

Anteriormente esta plaza formada en el solar de la antigua parroquia de la Magdalena se denominó de la Libertad, en 1841, pasó a llamarse del Pacífico hacia 1869 en recuerdo de la guerra del mismo nombre, victoriosa para las armas españolas. En 1928 se denomina Cristo del Calvario, volviendo a llamarse del Pacífico en 1931. Ya en 1936 se la rotula con el nombre de General Franco, título que lleva hasta el año 1980 en que restaura su primitivo de Plaza de la   Magdalena.

Reformada en 1968, siendo autor del proyecto al arquitecto municipal D. Luis Recasens y aparejador.-D. José Lupiáñez las obras de reforma consistieron principalmente en la restauración de la fuente central de mármol y de todo el pavimento de la plaza, ampliando éste a costa de sacrificar zona de jardines, dando el enorme tráfico peatonal de la misma al emplazarse grandes almacenes comerciales en sus proximidades.

Su vegetación fundamental  en aquella época eran las palmeras datileras.- Phoenix dactylífera y los naranjos agrios que la circundan, eliminadas las palmeras por el peligro que ofrecían con las turbulencias de viento que se producen en la plaza y al caerse una produciendo un grave accidente fueron sustituidas por Magnolia grandiflora (Magnolios) en 1.999.

Bancos tradicionales de fundición y una fuente central de mármol, construida en el año 1844, componen el conjunto urbano.

Últimamente se anuncia una nueva reforma de la plaza al construirse una instalación hotelera en la misma.

LA PLAZA DEL DUQUE DE LA VICTORIA

Esta es, según el libro «Las calles de Sevilla», de D. Santiago Montoto, la historia de la plaza: «Fue en el siglo XVI la plaza más importante de la ciudad. En ella tuvo su casa principal el poderoso Duque de Medina Sidonia. Hablando de ello, en 1579, dice el escritor sevillano Francisco Sigüenza: «esta casa es del excelentísimo duque de Medina Sidonia, la cual, con el mayorazgo fundó el valerosísimo caballero don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, cuyo valor tan celebrado es por todo el mundo, así por haber dado tan singular principio a tan grande estado, como por sus grandes y valerosos hechos de armas; y agora don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, onceno señor de esta casa, décimo conde de Niebla y séptimo duque de Medina Sidonia que hoy vive, las va labrando, dando anchura y más lugar a esta plaza y muy hermosa vista con tan suntuosa delantera, que después de acabada hasta la otra esquina que entra en la calle de las Armas (como se tiene acordado) será la mejor que hay en España».

Vélez de Guevara en «El diablo cojuelo», llama a esta plaza barrio del Duque, diciendo: «Llegamos al barrio del Duque, que es una plaza más ancha que las demás, ilustrada de las ostentosas casas de los Duques de Sidonia…, aposento siempre de los Asistentes de Sevilla…»

Tenía el Duque en esta plaza un juego de pelota, que dio nombre a una calle próxima, del cual dice Lope de Vega en «El anzuelo de Fenisa»:

                «Tiene el duque de Medina

                (ya entenderá que es Sidonia)

                Junto a su casa en Sevilla

                Un corredor de pelota…

                Tiene aqueste corredor,

                No enfrente, sino en la popa,

                Las armas de los Guzmanes…

Este corredor lo utilizaba el Ayuntamiento en las fiestas de los toros y cañas que se celebraban en la plaza.

En la época romántica la plaza del Duque fue el paseo más distinguido de la ciudad, el que, según el Duque de Rivas, preferían los sevillanos en su tiempo, dando de lado a la decrépita Alameda de Hércules: «Nadie la pisa de noche -dice el autor de «Don Álvaro»- porque todos prefieren ¡lo que es la perra de la moda! la estrechez, vapor y encajonado ambiente de esa mocosa coquetuela y presumidilla que llaman plaza del Duque…»

«En 4 de marzo de 1841 se acordó por el Cabildo, que la plaza del Duque se denominase del Duque de la Victoria, borrándose así páginas de la historia de Sevilla. Espartero bombardeó a Sevilla, y la generosa Isabel II concedió a la ciudad el título de invicta y otros honores, por haber resistido al que luego fue duque de la Victoria, llamándose entonces la plaza, como en los tiempos antiguos del Duque. En 1868 la volvieron a nombrar del Duque de la Victoria.

Reformada en 1924, con cuarterones y tableros de jardín, arriates y pavimentación de mármol y arboleda de ailantos y fresnos y dos palmeras.

 En el centro se eleva el pedestal y la estatua del insigne Velázquez, erigido en 1892″.

En 1936 pasó a denominarse Plaza del General Queipo de Llano, desde julio hasta septiembre del mismo año que pasó a su nombre popular.

Actualmente, después de haber sido objeto de varios proyectos de alineación, presenta una planta de forma casi rectangular, algo más estrecha en la zona norte. Basamento central elevado a dos niveles, aceras de terrazo y losas de mármol y enchinado la parte superior. En forma de crucero tienen en el centro erigido una estatua de Velázquez con pedestal neoclásico de sillones de piedra blanca, trazado por el arquitecto municipal D. Juan Talavera y de la Vega. La escultura es fundida en bronce en nuestra ciudad según modelo de Antonio Susillo.

La composición vegetal la forman una alineación de fresnos en el acerado perimetral y en los parterres destacan palmeras canarias.-Phoenix canariensis, árbol del fuego.-Grevillea robusta,, árbol de Júpiter, Lagerstroemia indica, magnolios.-Magnolia grandiflora y un gran pitósporo.-Pittosporum tobira

La plaza  fue el centro neurálgico de la ciudad en todos los tiempos.

Una plaza rodeada de grandes casas-palacio que poco a poco se fue desnaturalizando con el derribo de éstos, y apareciendo nuevas construcciones que la han transformado en centro comercial de la ciudad.

También desaparecieron unos servicios públicos subterráneos que existían.

La última reforma llevada a cabo se realizó en 1976, ante el mal estado que se encontraba, se adoptó una nueva pavimentación con piedra de Sierra Elvira y enchinado. Restituyéndose los arriates elevados. Con esta reforma desaparece el arriate central que protegía el monumento, para dar más espacio peatonal al público, problema creado con la ubicación de grandes almacenes en sus alrededores.

 Nuevos bancos de fundición son instalados. Se conserva su arbolado, viejos fresnos, Grevillea, palmeras y magnolia que ya existían, se bordean sus arriates con setos de boj y en el interior cambiantes macizos de plantas de sombra o flor sobre fondo de césped.

Algunas palmeras han desaparecido por el ataque del picudo rojo.-Rhynchosphorus ferrugineus,así como algún árbol de los que se han descrito.

La plaza adquiere gran protagonismo a la llegada de la Semana Santa por donde pasan muchos desfiles procesionales.

LA PLAZA DE LA CONCORDIA

Sobre parte del solar que ocupó el colegio de la Compañía de Jesús, bajo la advocación de San Hermenegildo, se conserva en estos jardines, la capilla de dicho colegio, iniciada su construcción en el año 1616, terminándose hacia 1620, sobre proyecto de Pedro Sánchez, su planta elíptica, es única en la arquitectura sevillana. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, tiene una vida insegura, convirtiéndose en cuartel a partir de la Guerra de la Independencia.

Al ser derribado en 1956 todo el conjunto del colegio, se restaura la capilla, bajo la dirección del arquitecto Félix Hernández, pasando desde entonces a ser Salón Municipal,  se instaló provisionalmente el Museo de Arte Contemporáneo.

En 1958 se proyecta por el entonces arquitecto municipal D. Aurelio Gómez de Terreros unos jardines que en 1958 son inaugurados, se le denomina entonces Plaza del 18 de Julio por su proximidad al que fuera edificio de Capitanía General en el momento de la insurrección militar del año 1.936.

En el año 1974, y con motivo de las obras de construcción del aparcamiento subterráneo de unos grandes almacenes, se levantan estos jardines, realizándose un nuevo proyecto por el arquitecto D. Amalio Saldaña, dándole su aspecto actual, quedando inaugurada en el año 1976.

En el año 1.980 la plaza es denominada de la Concordia.

Todo el jardín se encuentra situado sobre la estructura del aparcamiento, pavimentos de losas de granito y enchinado blanco y cimeras del mismo material, componen su conjunto arquitectónico.

Actualmente el espacio central de la plaza incluye la ex-iglesia de San Hermenegildo, ahora sin actividad reconocida y durante un tiempo fue salón de plenos del Parlamento de Andalucía. El espacio ajardinado, organizado en tres ambientes distintos, uno de ellos en torno a un estanque rectangular y otro elevado sobre cuatro escalones al resto de la plaza, construida sobre un aparcamiento subterráneo.

La vegetación la componen las tipuanas .-Tipuana tipu como árboles de sombra en la parte elevada y magnolios.-Magnolia grandiflora y naranjos.-Citrus aurantium en las zonas de jardín rasantes con las calles que la circundan.

La plaza está pavimentada con losas de granito y enchinados, con farolas de fundición y bancos de granito y fundición.

La plaza goza de una gran animación al estar muy transitada en horas diurnas debido a la existencia de unos grandes almacenes y ser lugar de paso al barrio del Gran Poder.

LA PLAZA DE LA GAVIDIA

«Anteriormente fue llamada plaza de la Gaviria 1771-1778, que por corrupción del idioma se convirtió en Gavidia.

En Cabildo de 23 de mayo de 1862 se acordó se denominase del Infante Don Felipe, en memoria del feliz nacimiento de éste, hijo de los duques de Montpensier. En 1868 se dedicó a D. Ramón García Calatrava, hasta que en 1875 los concejales de la Restauración le volvieron el antiguo nombre de la Gavidia, sin embargo Sevilla para solemnizar la proclamación del rey D. Alfonso XIII acordó el 2 de mayo de 1902 darle el nombre de este monarca, plaza de Alfonso XIII, en la actualidad sigue con su nombre primitivo corrupto, plaza de la Gavidia».

En la década de 1830 se plantaron árboles que pocos años más tarde fueron arrancados y de nuevo fueron plantados en 1854, hasta que en 1880 sufre una profunda remodelación: las dos hileras de árboles que bordeaban la plaza fueron sustituidos por cuatro parterres que formaban una figura ovalada en el centro de los cuales se situó el dos de mayo de 1884 el monumento en honor a Daóiz. El tamaño de los pies, exagerado en esta escultura, ha propiciado el dicho popular: «Más grande que los pies de Daóiz», cuando se quiere destacar algo de grandes dimensiones.

El monumento a Daoiz , se levanta sobre pedestal de mármol rojo según la traza del arquitecto municipal D. Francisco Aurelio Álvarez.

La estatua y los bajo relieves con escenas de la gesta del 2 de Mayo, que figuran en sendas caras del pedestal, fueron modeladas por Antonio Susillo en 1882, y realizadas en bronce en la Fundición de Artillería de Sevilla, así como la verja que rodea al monumento, representando cañones con escobillones cruzados y coronas, enlazados por fuertes cabos».

Una posterior reforma se realizó, en el año 1978 , consistiendo principalmente en la pavimentación de la plaza con losa de Sierra Elvira y enchinado, formación de arriates en los árboles existentes, con  Catalpa bignonioides, y colocación de bancos tradicionales de fundición, lo que la configura en su estado actual, en la que también están representados los naranjos agrios y las palmeras. En su perímetro plátanos y fresnos.

Los enlazados que rodean el monumento fueron restaurados en el 2003 a causa de la falta de algunas de las piezas que lo componen.

LA PLAZA DEL MUSEO

«Sobre la parte del noviciado del exconvento de la Merced, comenzaron en 1840 las obras de la plaza. En 1846 se inauguró con bancos y cestas de flores, una fuente en su centro, y en el contorno bustos de mármol y pedestales de piedra traídos del palacio arzobispal de la Villa de Umbrete con ricas estatuas y cabezas que la decoraban, posadas sobre caprichosos pedestales. Los bustos eran de emperatrices, emperadores romanos y estaba plantado con dos hileras de árboles “.

En 1852 se hizo la fachada del edificio destinado a Museo. En 1864 fué reemplazada la fuente por el pedestal y la estatua del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo, trasladándose fuente y bustos a los jardines de las Delicias de Arjona. Y en 1921 se exornó el andén de la plaza con arriates y bancos de estilo sevillano»

«El diseño del pedestal del monumento a Murillo que preside la plaza, se debe al arquitecto sevillano D. Demetrio de los Ríos, esculpiéndose en mármol de Carrara por los artistas Vanelli, Caniparoli y Giemiguiani, siendo la escultura fundida en bronce en París, según el modelo del escultor madrileño Sabino Medina».

El 15 de junio de 1900 se llamó del Conde de Casa Galindo. En el siglo XVI se la llamaba de la Merced por el convento de este título, ahora Museo de Bellas Artes.

Rodean la plaza naranjos agrios que sustituyeron a unas envejecidas acacias, destacando en la plaza dos Ficus macrophylla, junto con altas y esbeltas palmeras.

En la plaza existieron unos urinarios públicos subterráneos atendidos por señoras.

La plaza ha sufrido varias remodelaciones, la última según proyecto de la arquitecta Inés Campos con nueva pavimentación ,plantación de dos jacarandas.-Jacaranda mimosifolia y un magnolio.-Magnolia grandiflora y colocación de protecciones a los jardines.

El monumento ha sido restaurado en varias ocasiones, principalmente en trabajos de limpieza.

LA PLAZA DE PILATOS

Conocida como Plaza del Marqués de Tarifa en la segunda mitad del siglo XVI, y como Plaza del Duque de Alcalá o del señor Duque de Alcalá a finales del siglo. Hasta finales del siglo XVIII que se consagra como Plaza de Pilatos, en la que se sitúa el palacio de los Marqueses de Tarifa, en la actualidad de los Duques de Medinaceli, conocido como Casa de Pilatos.

Sobre el proyecto del arquitecto municipal, D. Amalio Saldaña, se ejecutan obras de restauración. Al realizar la reforma de la plaza, principalmente consiste en su pavimentación, se incorporan bancos de granito, ampliando las obras hasta la Casa de Pilatos, donde se pavimenta y se plantan naranjos agrios.

Actualmente la plaza se encuentra dividida en dos espacios de proporciones desiguales. El más pequeño, de planta triangular, frente a la Casa-palacio, posee pavimento de enchinado y adoquín, con naranjos plantados en sus alcorques y ha quedado como antesala de acceso al Palacio de los Medinaceli.

El segundo, la plaza propiamente dicha, de mayor amplitud, posee una planta rectangular que se estrecha en su fondo. Está pavimentado con losas de Sierra Elvira y chinos en damero, bancos de granito y farolas de fundición. En el centro se levanta una escultura en bronce del pintor Zurbarán, trasladada desde la Avda. de Portugal, donde estuvo originalmente instalada durante la celebración de la Exposición Iberoamericana del año 1929.

La plaza está plantada con Gleditsia triacanthus (acacia negra o de tres púas) y cuatro palmeras Phoenix canariensis, que eran su principal ornato vegetal. Dada la vejez del arbolado, en el año 2.001 fueron sustituidos con árboles jóvenes de Gleditsia triacanthus var. inermis. Y las palmeras desaparecidas afectadas por el picudo rojo.-Rhynchosphorus ferrugineus que mató muchas palmeras de esta especie en la ciudad.

LA PLAZA DEL SALVADOR

Enladrillada hasta finales del siglo XV y empedrada desde entonces, la plaza no se adoquina hasta 1861.

La plaza posee forma rectangular. Una parte de este espacio público fué utilizado como cementerio hasta el siglo XVII, durante siglos estuvo sin urbanizar. En 1840 se instala una fuente procedente del Convento del Carmen. En 1846 se construye con proyecto de Balbino Marrón un paseo salón en el centro de la plaza, se la rodea de árboles y bancos con respaldo de hierro. Las protestas de los comerciantes consiguieron que en 1861 se desmontara la plaza, sustituyéndola por otra de diseño elíptico.

Ha sufrido en el transcurso de los años diversas modificaciones,  una nueva reforma en la que se incluyó la ubicación de nuevo del monumento a Martínez Montañés trasladado desde la misma plaza a los aledaños de la Catedral en 1967.

«El monumento antes referido se erigió por suscripción popular en 1923, siendo su autor, el escultor D. Agustín Sánchez Cid. Consta el monumento de un pedestal rectangular con ángulos achaflanados ocupados por cuatro ángeles en medio relieve, teniendo carteles de bronce en los frentes. La estatua sedente de Montañés, lleva en sus manos una figura de la Inmaculada de pequeño tamaño».

Los naranjos que actualmente la circundan, sustituyeron en el año 1968 a los chopos bolleana, Populus alba var. bolleana, que dañados en sus troncos por los automóviles y atacados por orugas taladradoras ofrecían peligro de caída ante cualquier agente atmosférico. Con anterioridad, en otra reforma fueron sustituidas las acacias plantadas en el terrizo de la plaza donde estaba ubicada la escultura de Martínez Montañés.

En la actualidad, al ser peatonalizada, está pendiente de nueva reforma que le devuelva su carácter de plaza, ya que se había convertido en un aparcamiento de coches. Hoy en día es totalmente peatonal.

LA PLAZA DEL CRISTO DE BURGOS

Al principio del siglo XVII se denominó de los Descalzos, por estar enclavada en ella el convento hoy desaparecido de los Padres Trinitarios Descalzos. En esta plaza se encontraba una mezquita del barrio desaparecido llamado del Adarvejo.

Figuró en su solar la primera fábrica de Tabacos que se edificó en España, posteriormente transformado en cuartel, una vez derribado este edificio se convirtió en la actual plaza, esto ocurría en el año 1840.

La plaza en su trazado original disponía de pérgolas a ambos lados de la plaza que todavía recuerdo, el vandalismo obligo a retirarlas.

En la actualidad se han efectuado obras de reformas consistentes en la pavimentación de toda su superficie a base de ladrillo y olambrillas, así como la reconstrucción de los bancos, todos ellos de azulejos trianeros modernos.

Esta plaza tomó su actual nombre en 1950, anteriormente se denominó de Argüelles en homenaje al insigne orador D. Agustín de Argüelles.

Principal atractivo vegetal de la plaza son los cuatro grandes Ficus macrophylla  o  plantados en las cuatro esquinas del rectángulo que la conforma.

Estos árboles fueron plantados en 1925-1930, traídos del macetero del parque de María Luisa.

Completan la vegetación de la plaza unas palmeras de canarias.-Phoenix canariensis, desaparecidas después del ataque del picudo rojo.-Rhynchosphorus ferrugineus. la bordean  unos magníficos plátanos orientales..-Platanus x hispánica.

En el centro de  uno de los espacio que la componen se encuentra el monumento dedicado al gran guitarrista Manuel Serrapi Sánchez “Niño Ricardo” que se  representa con la figura del artista, con la mano derecha apoyada en una silla y la izquierda sosteniendo una guitarra, teniendo como fondo dos de los casi centenarios ficus  protagonistas de la plaza..

LA PLAZA DE SAN LEANDRO

Recibe esta denominación desde 1572 por el convento de religiosas agustinas allí levantado en el siglo XIV.

En 1853 fué dotada de una fuente de hierro fundido y en fecha imprecisa con árboles, pero en 1906 se procedió a la corta de estos salvo uno, porque éstos estorbaban al tráfico.

Actualmente posee una calzada perimetral y está pavimentada con adoquines y enchinado. Un sólo laurel de Indias.-Ficus microcarpa  y unos naranjos agrios.-Citrus aurantium dan verdor a la plaza.

En la confluencia de las calles Alhóndiga, Imperial y Francisco Carrión Mejías, se encuentra la plaza ,en el centro de esta se encuentra una fuente conocida vulgarmente por «La Pila del Pato», fuente muy popular en Sevilla, que en el transcurso del tiempo ha conocido diferentes emplazamientos, como fueron la plaza de San Francisco, Alameda de Hércules, y por último la plaza de San Sebastián frente a la actual estación de Autobuses. El convento de monjas agustinas de San Leandro, también muy popular por sus dulces yemas, le da nombre a la plaza y ocupa una de las tres fachadas que la rodean.

La plaza fué reformada en los años 60, instalando la fuente de referencia procedente de la plaza de San Sebastián al construirse el nuevo Palacio de Justicia en el Prado, pavimentada con adoquín y chinas, la plaza era de terriza y existía ya un buen ejemplar de Laurel de Indias, Ficus microcarpa, que se respetó y en la que se plantaron naranjos en su perímetro, siendo esta  toda su decoración vegetal.

Al pavimentarse la plaza antes terriza, el Laurel de Indias sufrió la falta de oxigeno a sus raíces que lo manifestó secándose algunas ramas como signo de decaimiento, lo cual supuso que se realizaran  unos sondeos alrededor del árbol en forma de drenajes que permitían la presencia del oxigeno a la zona radicular del árbol, que se recupero rápidamente

La Asociación de Vecinos del barrio tiene este árbol como logotipo de la misma..

                LA PLAZA DE SAN LORENZO

Situada en las confluencias de la calles Cardenal Spínola, Conde de Barajas y Juan Rabadán, la plaza de San Lorenzo, le da nombre a este señorial barrio, cuna del insigne poeta Gustavo Adolfo Bécquer, que vivió en la frontera calle conde de Barajas.

 Alberga esta plaza la parroquia del mismo nombre así como el templo en el que se venera la popularísima imagen de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, una de las devociones más arraigadas en los sevillanos, que abarrotan el templo los viernes de todo el año para postrarse antes sus plantas.

Se encuentra pavimentada la plaza con ladrillos, enchinado y tiras de piedras graníticas, distribuidos por su entorno varios bancos de granito con respaldo de hierro forjado y faroles de fundición.

El acerado de  los templos está plantado de naranjos agrios.-Citrus aurantium.

En la plaza se encuentra el  monumento a Juan de Mesa dedicado al escultor cordobés Juan de Mesa (1583-1627),  obra de Sebastián Santos Calero  erigido el 18 de febrero de 2005

Su estructura verde la forman una plantación perimetral de Platanus x híbrida, Plátano de Indias, y dos palmeras Phoenix canariensis ,desaparecidas por el ataque del picudo rojo, Rhynchosphorus ferrugineus. dos nuevas palmeras fueron plantadas en el 2018.

Las nuevas palmeras se unieron a otros siete árboles de la especie Firmiana simplex.-Parasol de China que ya se colocaron en la Plaza de San Lorenzo en el mes de diciembre para sustituir a los plátanos de indias que fueron apeados debido a su mal estado de conservación, al  evidenciarse tras el desplome de algunas de sus ramas de gran porte.

El delegado del distrito Casco Antiguo,  que estuvo presente en la plantación de los árboles en los grandes alcorques vacíos, destacó  a bombo y platillo que con estas dos nuevas palmeras “finaliza una importante actuación en esta emblemática plaza del centro de la ciudad para dotarla del arbolado que faltaba”. Además, señaló que desde el distrito Casco Antiguo,  “se ha dado respuesta a las demandas de los vecinos y entidades de la zona y se han atendido sus propuestas”

Pero no acabo aquí la cosa, La plaza de San Lorenzo contaba con 12 plátanos de sombra Platanus x hispánica  y cinco Firmiana simplex.-Parasol de China que se habían plantado apenas dos años antes. Sin conocer porque, entro el pánico en la plaza. Tras detectar «indicios de mal estado» en los plátanos, que dos años antes no se había observado, se inició el procedimiento reglado para este tipo de árboles dados los precedentes de accidentes y problemas relacionados con estos ejemplares en la ciudad con el objetivo de «realizar una propuesta de actuación en base al riesgo». El 80 % de los arboles de esta especie se encuentran en las mismas condiciones.

Total el gobierno local decidió en marzo de 2020 sustituir los 12 plátanos de sombra antiguos  de la plaza de San Lorenzo al encontrarse «en una situación de riesgo extremo y con peligro de caída». Y en su lugar, se colocarán 12 almeces.-Celtis australis de nueva plantación, El paisaje de la plaza es alterado con esta nueva reforma que ha dejado la plaza sin la sombra que ofrecían los arboles antiguos y no queda mas que esperar que con el tiempo los nuevos arboles ofrezcan la sombra que tanto se agradece en la ciudad los calurosos días de verano.

LA PLAZA DE LA ENCARNACION

Planta de trazado sensiblemente rectangular, resultado de las alineaciones a que ha sido sometida y de distintas operaciones urbanísticas que se prolongan desde el siglo XVI hasta nuestros días.

La plaza se dispone con un basamento circular ordenado en torno a la histórica fuente de mármol instalada originariamente en la plazuela de la Encarnación en 1720, trasladada al interior del Mercado cuando éste fué construido un siglo más tarde y de nuevo recuperada como elemento central de la plaza que se construye entre 1948 y 1950. En torno a la fuente se disponen varios bancos con asiento de piedra y respaldo de hierro, cuatro parterres en forma de crucero componían este espacio urbano.

«Con motivo del ensanche de la calle Imagen, se derriba parte del mercado de la Encarnación, construyéndose en el solar resultante, la actual plaza de la Encarnación, en su centro se encuentra una antigua fuente que existía en el mercado y que data del año 1720, la cual abastecía de agua a los distintos puestos ubicados en el mismo» . Rodeaban la plaza bancos curvos de piedra con respaldos de hierro forjado

Destacaban en la vegetación de la plaza cuatro Syagrus romanzoffianum, Coco plumoso, y tres Laureles de Indias, Ficus microcarpa, uno de ellos fué abatido por un temporal, junto con Platanus x híbrida, Plátano de Indias, y naranjos, forman la estructura vegetal de la plaza, complementada con cuatro arriates simétricos al pie de los árboles, que eran plantados sucesivamente con plantas de sombra y de flor. Tan sólo un álamo blanco, Populus alba, de gran porte, el otro fué abatido por pudrición de raíces en el invierno de 1982, daban carácter antiguo a la plaza.

En el año 2004 se llevó a cabo un concurso internacional de ideas para la rehabilitación de la plaza, que fue ganado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer. Su proyecto, llamado Metropol Parasol consistía en una estructura de madera con forma de grandes setas apoyada sobre pilares de hormigón. Su construcción, iniciada en junio de 2005 y terminada en Marzo de 2011, ha permitido albergar en un solo recinto el nuevo Mercado de la Encarnación y diversos locales comerciales y de restauración, así como un mirador y un museo arqueológico llamado «Anticuarium».

La ejecución de este proyecto  supuso la peatonalización casi completa de la antigua Plaza de la Encarnación, que era un importante nudo de comunicaciones y cabecera de numerosas líneas de la red municipal de autobuses cuyas paradas se trasladaron a la vecina Plaza Ponce de León.

De la antigua jardinería de la plaza no queda casi nada. Los espacios ajardinados que se organizaban en torno a la fuente central, y que constituían una isla rodeada de tráfico, han quedado reducidos a pequeños parterres aislados

 De los notables arboles que tenia la plaza se mantienen dos ejemplares de laurel de indias (Ficus microcarpa),en peligro , varios cocos plumosos (Syagrus romanzoffianum), algunos plátanos de sombra (Platanus xhybrida) y naranjos (Citrus aurantium). En la zona peatonal.

La antigua plaza y la  fuente que la presidia  han sido absorbidas por la monumentalidad del monstruo arquitectónico construido en lo que era la Plaza de Abastos y la Plaza de la Encarnación.

LA PLAZA DE FERNANDO DE HERRERA

La primera denominación conocida fué la de plazuela del Cementerio de la Iglesia de San Andrés, alternando con la de Plaza del Cementerio. Más tarde se conoció como plazuela de la Cruz. Desde 1875 se conoce como Fernando de Herrera, gran poeta sevillano (1534-1597).

Delimitada por las calles Fernando de Herrera, Angostillo y Daóiz, se forma esta plaza, está construida sobre el solar de antiguas edificaciones, que al ser derribadas para su posterior reconstrucción, siendo Alcalde D. Juan Fernández Rodríguez y García del Busto, y viendo la perspectiva que ofrecía la fachada trasera de la contigua parroquia de San Andrés, acordó el Ayuntamiento que presidía, incoar expediente de expropiación para llevar a cabo las obras de la nueva plaza, obras que se iniciaron en el año 1976, según proyecto del arquitecto municipal D. Amalio Saldaña García, finalizándose en 1977.

La plaza fué pavimentada, se construyeron elevados arriates de ladrillos y azulejos, instalándose una farola en el centro. Y se plantaron naranjos en la misma.

 En la actualidad pavimentada y desaparecidos los arriates.

Con la expropiación de este solar edificable, se inició una política, que no se ha continuado, de encontrar soluciones a la falta de espacios verdes públicos en el centro de la ciudad, que palíen en lo posible la desaparición de tantos y tantos patios que actuaban como reguladores de la falta de zonas verdes.

 Un mayor aprovechamiento de la edificación en el casco ha producido una pérdida de escala entre el suelo público y el crecimiento demográfico en las propiedades particulares.

LA PLAZA DE SAN JUAN DE LA PALMA

Llamada en la antigüedad  plaza de San Juan Bautista, fué sustituido este título por el actual de San Juan de la Palma en 1875. Situada en la confluencia de las calles Feria, Regina y Espíritu Santo.

Con las reformas realizadas en el caserío que la compone, la plaza como tal ha desaparecido, derribándose unas pérgolas que existían con bouganvilleas y los bancos deteriorados por completo.

Permanecen el grupo de palmeras y las acacias, Robinia pseudoacacia, que la enmarcan.

Un conjunto urbano tradicional degradado en la actualidad, que exigía un adecuado estudio de planeamiento en función a devolver a este sector de la ciudad su carácter y a la plazoleta el encanto de un lugar de reposo para el ciudadano en el casco antiguo de la ciudad.

Tiene forma de triángulos, más estrecha en su arranque y muy ancha en la parte central, ocupa el espacio delantero de la fachada lateral de la parroquia. Lo que hoy se designa como plaza es la unión de ésta con el eje viario que tiene todas las características de calle.

Con pavimento de losas, bancos y algunos árboles, acacias, palmeras y naranjos, configuran este espacio urbano.

Espacio que se ha visto alterado con la instalación de una área de juegos infantiles  con deslumbrantes colorines que desmerecen en la atmosfera antigua que se respira en de la plaza.

LA PLAZA DE TERESA ENRIQUEZ

En el libro de D. Santiago Montoto «Las calles de Sevilla», al referirse a esta plaza dice así: «Por acuerdo capitular de 24 de octubre de 1919, a la plaza de Gunderico se dio el nombre de Doña Teresa Enríquez «Loca del Sacramento» por su encendido amor a la Eucaristía, amiga y confidente de Isabel la Católica».

En el antiguo y curioso libro «Carros de las donas» se leen las siguientes palabras: «Edificio en la Villa Torrijos una Iglesia Colegial de maravilloso edificio de bóveda, dotóla de rentas y calidez, cruces ornamentos: llamóse «Corpus Christi» porque esta señora era muy devota del Santísimo. E porque le ficieron relación que en Roma, cuando llevaban el Sacramento a los enfermos, no lo llevaban con aquella reverencia que razón, hizo edificar una capilla muy suntuosa en una parroquia de lo más público de Roma, que se llama de San Clemente in Damaso, la cual dotó de muchos ornamentos, muchos cálices y custodias, así para estar el Sacramento en el altar, como para cuando lo llevasen a los enfermos… y procuró de nuestro Santo Padre una bula del Sacramento para toda España; lo cual ha placido a Dios, que en cada parroquia de la mayor parte de España, hay una cofradía del Sacramento».

A través del tiempo ha tenido distintos nombres, como el de Gunderico, de los Godos, Cementerio de San Vicente y Chica de San Vicente.

Hoy la plaza de Teresa Enríquez es una de las que prioritariamente fue rescatada, su cruz sobre columnas de mármol había desaparecido, sus plantaciones desde años arrasadas, era una plaza más de las que no había podido evitar ser convertida en un aparcamiento de vehículos, sólo los naranjos que la enmarcan en el acerado que la circunda y su nombre, nos dan una idea de que aquel lugar podría haber sido una plaza.

El pavimento de adoquín fue sido cubierto con una capa de asfalto, convirtiéndola en una vulgar calle. Sólo la sensibilidad y la voluntad de rescatar la historia de Sevilla, pudo devolver a esta plaza su antigua fisonomía.

La plaza fue restaurada, peatonalizándola con el nuevo pavimento actual recuperando su antiguo aspecto.

Los naranjos, como en tantos rincones sevillanos, son protagonistas de la plaza ,dos hileras flanquean el monumento central de la plaza, que incluye una renacentista Cruz de San Vicente. Tiempo después se colocaría una placa de mármol recordando otra epidemia todavía peor: la peste bubónica que dejó a Sevilla sin la mitad de los sevillanos en 1649. una copia  original,  se encuentra en el interior del vecino templo y fue la que presidíó desde el siglo XVI el cementerio de la parroquia, esta cruz nos recuerda la epidemia que destrozó la ciudad en el siglo XVI.

LA PLAZA DEL DUQUE DE VERAGUA

«En el año 1899 se denominó con el nombre de Duque de Veragua en reconocimiento y gratitud al excelentísimo señor D. Cristóbal Colón y de la Cerda, duque de Veragua, «por haber accedido gustoso a que dentro del recinto de la gran basílica se conserven las cenizas veneradas del insigne navegante descubridor de la isla de Cuba»

Anteriormente se denominó del Carmen por el convento frontero de los Carmelitas Calzados y en el siglo XIX se tituló de Cuba.

La Plaza del Duque de Veragua esta situada  entre dos calles: Mendoza Ríos y Redes.

En la década de los 60 del siglo pasado, se reformó esta plaza según el proyecto del arquitecto municipal D. Luis Gómez Estern, pavimentándose y colocando bancos de ladrillo y azulejería modernos, y colocando tres fuentes bajas de granito siendo sustituidas las envejecidas acacias negras, Gleditsia triacanthos, por los naranjos que ahora existen. La plaza era terriza.

Posteriormente en una nueva reforma se ha convertido en una plaza dura con pavimento de ladrillo y arboles. se trata de uno de esos pequeños espacios que constituyen un remanso de paz entre estrechas y angostas calles de la ciudad.

Las fuentes de granito se recuperaron colocándolas en la Glorieta dedicada a Concha Piquer en el Parque de María Luisa.

LA PLAZA DE LA ALIANZA

Según dice D. Santiago Montoto, en su libro «Las calles de Sevilla», tomó el título de la Alianza por un establecimiento mercantil del mismo nombre que se encontraba en ella emplazado.

Anteriormente se denominó Plaza del Pozo Seco por uno que existió en su ámbito.

Por los años 60 con motivo de la apertura de la nueva calle, en la actualidad Joaquín Romero Murube, que enlaza la plaza del Triunfo con esta de La Alianza, para dejar vista la zona de murallas y torreones del Alcázar colindantes, se reforma ésta, pavimentándola de guijarros y adoquín, situando en el centro de esta una artística fuente, procedente de los jardines de Las Delicias.

La plaza comunica así mismo el paso a la cercana plaza de Doña Elvira a través del Rincón de Rodrigo Caro.

Se plantaron en el arriate adosado a las murallas del Alcázar, cipreses y granados en espaldera, jazmines y damas de noche, que junto con una alineación de naranjos completan la estructura vegetal de la plaza.

En una de sus fachadas existe colocado un retablo de azulejos con la reproducción del Cristo de las Misericordias de la Hermandad de Santa Cruz, enmarcado por una gran buganvilla roja, que llama poderosamente la atención en el momento de su abundante floración. ennobleciendo el conjunto.

LA PLAZA DE LAS MERCEDARIAS

Situada en el antiguo Barrio de la Judería, concretamente en la Collación de San Bartolomé, es el punto de unión de las Calles Conde Ibarra, Garci Pérez y Levíes.

Construida sobre el solar del antiguo Monasterio de la Visitación de Santa María de las Salesas, se denominó de San Bartolomé, cambiándose por el actual de las Mercedarias, para evitar confusiones con la inmediata a la parroquia de dicho nombre.

Se alza en esta plazoleta una columna rematada con una Cruz de cerrajería, cruces como esta, eran muy habituales para recordar que en ese lugar había habido un cementerio, para marcar los límites de las collaciones.

El pavimento inconcreto de losas de Tarifa y unos Brachychiton populneum componen el conjunto de esta diminuta plaza, remodelada recientemente con la plantación de laureles de Indias, naranjos y árbol de Júpiter. Colocándose bancos de piedra en la misma.

Los arboles han sido renovados continuamente, antiguamente existía un ciprés al lado de la cruz, que periódicamente era vandalizado hasta que se decidió no reponerlo.

 LA PLAZA DE CARMEN BENITEZ

En la antigüedad se tituló de San Roque por estar frontera la parroquia del mismo nombre cambiándose poco después por la del Santo Tutelar para no confundirla con la calle de San Roque que existía en el barrio del Museo.

Por el Ayuntamiento se acordó en sesión del 3 de julio de 1896, darle el título actual de plaza de Carmen Benítez, «para perpetuar la memoria de dicha señora, y como testimonio de gratitud por la donación que ha hecho al Municipio de un edificio para escuelas públicas, construido a sus expensas en la vía antes citada».

El 10 de septiembre de 1915, se aprueba el proyecto de jardines redactado por el ingeniero municipal D. Luis Estrada para esta plaza.

Esta plaza fué restaurada en el año 1964, sustituyendo el pavimento terrizo por el actual, construyéndose bancos de mampostería con escuadras y azulejos de Triana. En esta fecha se dotó de farolas de alumbrado.

Circundada por Melia azedarach.-, Paraíso, es la única aportación vegetal, junto con los bancos modernos de cerámica, componen la plaza en la actualidad.

Unos Platanus xhíbrida, Plátano de Indias, se encuentran plantados en el acerado delante del colegio existente.

En la plaza se encuentra el monumento que Sevilla erigió en homenaje al popular cantante cubano Antonio Machín con una escultura de bronce, obra del escultor Guillermo Plaza Jiménez, erigida , junto a la Iglesia de San Roque y frente a la Capilla de Los Negrito y a su vivienda familiar en la calle Recaredo.

PLAZA DE MOLVIEDRO

Convergen en ella las calles Adolfo Cuéllar, Quirós, Doña Guiomar y Castellar.

En el libro de D. Santiago Montoto «Las calles de Sevilla» al referirse a la plaza de Molviedro escribe así: «En memoria de don Miguel Prudencio de Molviedro, que en beneficio del barrio de La Laguna edificó la capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor, y cedió a la ciudad parte de la calle de la Laguna, la plaza llamada hoy de Molviedro, la antigua calle del Palenque, hoy del Padre Marchena. En el plano de 1771 se titula de Molviedro a la actual calle de Castelar.

El nombre de la plaza de Molviedro se le dio en 1845, a la que se llamaba compás de la Laguna y plaza de La Laguna, se equivocó González de León (Bosquejo de las variaciones…) al afirmar que las modificaciones hechas por Molviedro en estos lugares fueron en 1612. No es de extrañar el error, ya que ni supo el nombre de pila de tan insigne patricio.

En estos lugares pensó la Ciudad erigir una estatua al Rey Carlos III, ya que en su reinado se había llevado a cabo el embellecimiento de estos parajes. Mas su Majestad declinó la honra, en carta del Marqués de Aguilar (1760), felicitando a Sevilla por la reconstrucción del barrio de La Laguna, y manifestando al par que no aceptaba la dedicación de la estatua por no gravar los fondos del Ayuntamiento»

Esta plaza es el centro de la antigua mancebía de Sevilla. Está dedicada al capitán don Manuel Prudencio de Molviedro, ingeniero militar al que se le encargó la reurbanización del antiguo Compás de la Laguna en el siglo XVIII, al desaparecer la mancebía.

Hoy en día, sólo un naranjo resta de los que existieron en la plaza, invadida por los coches, espera su reconversión en plaza pública de uso peatonal para los ciudadanos.

 En el año 1996, fue sido reordenada según proyecto de la arquitecta Inés Campos, plantando jacarandas.-Jacaranda mimosifolia como principal especie vegetal. en el centro una cruz de forja sobre columna de mármol nos recuerda la pequeña ermita que en este mismo lugar existió, y que fue derribada cuando la construcción de la actual capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor, sede de la Hermandad de Jesús Despojado.

LA PLAZA DE SANTA ISABEL

Las primeras referencias históricas aluden a ella como la plaza que está detrás de San Marcos y, desde finales del siglo XVI (1586) es nombrada plazuela de Santa Isabel.

Ubicada en la confluencia de las calles Sta. Paula y Vergara, a espalda de la Iglesia de San Marcos, toma el nombre de Santa Isabel por el convento de monjas que se halla frontero a la plaza, con el título de la Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel, fundado por doña Isabel de León y Farfán.

Se debe la restauración al proyecto redactado por el arquitecto municipal D. Luis Gómez Estern, ejecutado en la década de los años 60 del presente siglo.

Actualmente la mayor parte de la plaza está ordenada como espacio de recreo, con el fin de proporcionar esparcimiento a la población infantil de aquella zona.

Una fuente y entorno a ella cuatro bancos de ladrillo y cerámica con respaldo de hierro. Naranjos en los alcorques de la plaza, un almez y un gran granado en flor.

La Plaza de Santa Isabel linda con la coqueta capilla de los Siete Dolores de Nuestra Señora, de la Real Hermandad de los Servitas. De hecho, la plaza es protagonista de una de las estampas más bellas de la Semana Santa se Sevilla en el regreso de la Hermandad  poco antes de finalizar su estación de penitencia.

PLAZA DE SANTA MARIA LA BLANCA

Sacamos del estimable libro «Las calles de Sevilla» de D. Santiago Montoto, la historia de esta antigua plaza: «Por el templo de esta advocación sito en ella. El nombre más antiguo que conozco de esta vía es el de Acuayca. Está mencionado en el dote de la Iglesia de Santa María la Blanca, constituido en escritura del 2 de agosto de 1391, ante el escribano González» (Arch. de la Catedral).

El Acuayca está nombrado en la Replicación de Juan Alfonso contra Ferrán Manuel, según se lee en el Cancionero de Baena:

«Fernand Manuel, a los de Zadique

O del Acuayca d’alla de Sevilla,

O algunos gallegos de la Costanilla,

Porniedes vos miedo con vuestro replique»

Acuayca, según nota de Ochoa de dicho Cancionero, es «voz arábica y diminutivo de as-soc, que significa el zoco o mercado, como si dijéramos los mercadillos».

La anchura de delante de la Iglesia se denominó plaza de Santa María la Blanca, y la parte desde el templo a la terminación Ancha de Santa María la Blanca. En esta plaza, según se lee en el Entremés de los Mirones, atribuido a Cervantes, «suele juntarse infinidad de negros y negras».

El último trayecto se llamó Puerta de la Carne, por la que se entraba en la ciudad del próximo matadero, donde nació Berganza, el compañero de Cipión, y, según algunos, antes Puerta de Minjoar, corrupción de Bad el Chuar (Puerta de las Perlas). Rodrigo Caro, en sus Antigüedades de Sevilla, dice que el nombre de Minjoar lo tomó de un judío rico que cerca de ella vivía. González de León afirma que se llamó -no se donde tomaría la noticia- de Ahoar o Vib Alohar por el que la construyó reedificándola.

En el siglo XVI su principio se llamó indistintamente plaza de Zúñiga, del Duque de Béjar, de Villamanrique, por el apellido y títulos de la casa ducal de Béjar, cuyo palacio aún se conserva.

Situada en la calle de la iglesia del mismo nombre en la Puerta de la Carne.

En el año 1976 se restaura esta plaza bajo la dirección del arquitecto municipal D. Amalio Saldaña García, pavimentándose su solar con losas de Sierra Elvira y enchinando, colocándose bancos clásicos de fundición y plantándose naranjos en la misma.

Desde estas fecha la plaza no ha sido  excesivamente modificada.

LA PLAZA DE SANTA CRUZ

Con este nombre se ha designado al parecer desde la Edad Media, a la plazuela y espacio que rodeaban la antigua parroquia de Santa Cruz. En 1609 se la conocía también como plazuela del Campanario.

«Sobre el solar procedente de la antigua parroquia de Sta. Cruz derribada en tiempo de la invasión francesa, se construye esta plaza.

En el perímetro de ella descansan las cenizas del gran pintor de la Inmaculada, Bartolomé Esteban Murillo.

Transformada en 1918. Con la de Doña Elvira, Plaza de las Cruces, Alfaro, Venerables, son las plazas del barrio típico por sus calles estrechas y antiguo sabor de muchas de sus casas, emplazadas en los lugares de parte de la Judería medieval.

Exornadas las fachadas de las casas al estilo sevillano, y abierta calle de comunicación con los jardines de Murillo, pavimentado el andén de la plaza con ladrillos y olambrilla de azulejos, y sembrados arbustos y flores en cuadros que forman entre sí radios solados para tránsito; en el centro, y sobre gradería de ladrillo cubierta con macetas de flores, se eleva la Cruz de la Cerrajería, magnífica obra de forja de elegante ornamentación barroca. Hecha en 1692 fué obra de Sebastián Conde, costeada por los vecinos para la plaza de la Cerrajería, hoy cruce de la calle Sierpes con las de Rioja y Cerrajería.

La Cruz fué quitada varias veces para facilitar el tránsito con motivo de visitas y fiestas reales, y otras tantas fué colocada, hasta que en 1840 se trasladó definitivamente al compás del exmonasterio de las Mínimas en espera de ser concluido en adjunto Museo Provincial: en  dicho museo estuvo la Cruz hasta el año 1918, que fué llevada a la plaza donde hoy se contempla»

Restaurada en 1978 por el artesano José Román Rodríguez, ante el estado de deterioro que se encontraban los hierros y parte de la forja.

La plaza, de planta rectangular, ofrece un espacio elíptico ajardinado sobre elevado y rodeado por una calle adoquinada. En el centro se eleva una peana con la cruz antes mencionada. Tiene grandes atractivos turísticos, siendo lugar de obligada visita en los recorridos por el barrio.

Naranjos agrios, setos de evónimos y plantas de flor forman su conjunto vegetal, destacando en una esquina de la plaza una Acca sellowiana o guayabo, planta tropical de frutos comestibles.

Siendo lugar obligado de visitas al Barrio de Santa Cruz, la plaza aparece abandonada en varios meses del año, llena de malas hierbas y sin plantas de flor

LA PLAZA DE DOÑA ELVIRA

Bajo el apelativo de Doña Elvira se han conocido desde el siglo XV varios espacios del Barrio de Santa Cruz que formaban parte de la Judería sevillana. En 1833 se rotuló como Arjona, siendo en 1845 cuando adquiere el nombre actual.

La plaza se formó por la demolición de unas casas en la época del Asistente Arjona en 1826, dentro del programa de saneamiento y ensanche de la ciudad.

«Reformada en 1924.  Adquiere el nombre derivado del antiguo Corral o Teatro del siglo XVI, que estuvo en el terreno del adjunto Hospital de los Venerables.

Las fachadas de las casas que forman el recinto han sido exornadas al gusto sevillano moderno, los arrecifes fueron pavimentados con cuadrícula de adoquines y rellenos de chinas, el andén tiene en su centro una fuente-surtidor, y en los bordes de la plaza hay arriates con asientos de ladrillos y azulejos.

En 1924 fué Juan Talavera, con modificaciones del Marqués de Vega Inclán, el que remodeló la plaza elevándola ligeramente en su parte central y rodeándola de parterres y naranjos, en el centro colocó una fuente de mármol. En su perímetro bancos de ladrillos y azulejos.

Constituye uno de los extremos del típico barrio de Santa Cruz, parte de la Judería medieval, y en ella desembocan las calles de Rodrigo Caro, Vida, Susona y Gloria, y contiguas se hallan las de Agua, Pimienta, Justino de Neve, Venerables, en todas las cuales han sido restauradas algunas de sus casas para comercios y hospederías del turismo».

Su principal decoración vegetal son los naranjos agrios, que la circundan y los pequeños arriates silueteados con setos de arrayán y arbustos de flor.

El autor del proyecto de la primera  reforma de la plaza fué el arquitecto D. Juan Talavera Heredia.

En el año 1969, se reforma nuevamente la plaza sustituyendo el terrizo de albero existente por el enchinado actual, reparándose los bancos, arriates y fuente ante el mal estado en que se encontraban.

Y la leyenda popular sevillana dice que aquí estaba la casa de Don Gonzalo de Ulloa, padre de la Doña Elvira del “ Don Juan Tenorio” de Zorrilla,-de quien recibe el nombre la plaza.

De dimensiones no muy grandes y de planta cuadrada, la plaza se incluye en los clásicos recorridos turísticos más habituales de la ciudad, por lo que es muy frecuentada durante el día por numerosos grupos de visitantes, tanto nacionales como extranjeros.

A su encanto contribuyen su carácter exclusivamente peatonal, sus accesos acodados, como por sorpresa, y una estudiada zona central de parterres, bancos, fuente y naranjos que se desarrolla en su zona central.

La internacionalización de este punto del barrio de Santa Cruz es un evidencia diaria. No es casual que las rutas turísticas pasen por esta plaza, que permite sentarse y disfrutar de la atmósfera que allí se crea

Últimamente excesivamente  colmatada de mesas y silla de los comercios de restauración.

Esta plaza no es la que conocí, hace ya más de sesenta años.

LA PLAZA DE SANTA MARTA

Debe su nombre al antiguo hospital fundado en 1385 por el canónigo Fernando Martínez, arcediano de Écija. Se la conoce como calle, calleja, callejón y barreduelas. Es menos que plaza, una placita que estuvo enladrillada en el siglo XVI. Hoy cuenta con pavimento de cantos rodados y piedra de Tarifa.

Al término del callejón del mismo nombre, se forma la reducida plaza de Sta. Marta, sin más salida que su propia entrada.

En el centro se alzan, sobre peana de ladrillo y piedra, una preciosa cruz románica de piedra, apoyada en capitel y trozo de fuste. Tiene el Crucificado por un lado y una Piedad en el opuesto, obra de Diego de Alcaraz (1564). Antes estuvo en el Hospital de San Lázaro.

Sobre las puertas que dan a la placita, lucen enredaderas, jazmines y damas de noche, siendo su principal elemento vegetal los naranjos que dan sombra a la plaza.

Hay un azulejo dedicado a San José.

En un artículo aparecido en Blanco y Negro, Francisco Coves escribía así de la plazuela: «La placita sólo tiene en su centro una cruz, y en el aire un rezo… Y un único caminito al mundo, que es el callejón de Santa Marta… Y aunque la Giralda se asoma para verla, no la ve bien. Y le echa los besos de sus campanas por encima de la tapia blanca».

Destacando la placidez de este rincón sevillano, J. Muñoz San Román escribía: «Qué emoción la de nuestro espíritu al sentirse cautivo en aquella suave claridad de la noche discreta… Y qué inquietud la de nuestro corazón sintiéndose sólo tan cerca de las monjitas que nos miran detrás de las celosías o que duermen soñando con glorias y amores de los cielos».

En este lugar fija la leyenda el rapto de Doña Inés por Don Juan Tenorio.

Un  lugar, recóndito y poco visitado, está paradójicamente junto a uno de los más visibles y masificados: la Catedral. Y fue hogar de ilustres personajes de la ciudad como Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la Catedral; y José Torres Padilla, fundador de las Hermanas de la Cruz junto a Santa Ángela de la Cruz. Ambos son recordados en cerámica en las paredes de la plaza.

Hasta los años 80 en este lugar se celebraba todos los domingos por la mañana un mercadillo de venta e intercambio de sellos filatélicos, que fue trasladado en esa fecha a la Plaza del Cabildo.

Desde esa época, la Plaza de Santa Marta sigue siendo un escondite para el paseante junto al epicentro de Sevilla.

LA PLAZA DEL ALTOZANO. MONUMENTO A JUAN BELMONTE

La Plaza del Altozano, se encuentra en el Barrio de Triana. Siendo el punto donde confluyen las calles Betis, Pureza, San Jacinto y San Jorge, además del Puente de Triana.

Esta plaza, según algunos escritores, ya tenía este nombre en torno a 1533. En su momento, concurrían los caminos de Castilleja, Tomares y San Juan de Aznalfarache.

Con el paso del tiempo, la plaza recibió diversos nombres, pero siempre se mantuvo el de Altozano. .

En 1665, se denominó Plaza del Altozano. En 1702, Altozano de Triana. En 1705, Plazuela del Altozano. Y ya desde 1868, vuelve a llamarse Plaza del Altozano, el cual ha llegado hasta nuestros días. Este calificativo, según Santiago Montoto, es como consecuencia que durante una epidemia, no hubo fallecidos en dicha plaza.

A lo largo de su historia, la Plaza del Altozano ha sufrido diversas reformas. En la época de Carlos III, se derribaron varias casas, dando a la plaza una mayor amplitud. En 1787, se demolía el lienzo exterior de la muralla del Castillo de San Jorge

 Todo un símbolo de la Triana de siempre. Se ha alzado un monumento a la memoria de Juan Belmonte en bronce obra de Venancio Blanco. Sobre pedestal de ladrillo limpio, mirando a la Real Maestranza que se asoma al Guadalquivir, la estatua de Belmonte, modernista, preside estos pequeños jardines.

El entorno del monumento y el basamento de ladrillo fueron obra del arquitecto y aparejador municipal Luis Recasens Méndez y Queipo de Llano y José Lupiáñez Álvarez respectivamente.

El monumento le debe mucho a D, Aurelio Murillo Casas entonces Concejal de Parques y Jardines y uno de los promotores de su emplazamiento, al que el Ayuntamiento le dedico una placa  en la farmacia que lleva su nombre y el nombre de una plaza en el Distrito de Triana.

Además de la  escultura y un magnífico Ficus elástica var. decora, damas de noche y arrayanes componen este pequeño jardín.

En la plaza también se encuentra el Monumento al Arte Flamenco, es una escultura alegórica que representa a una flamenca sosteniendo una guitarra en una mano y apoyando un pie sobre un yunque, como representación de las tres vertientes del mundo flamenco, el baile, el cante y el toque. A sus pies se puede leer la siguiente inscripción y dedicatoria que da nombre a la escultura: «Triana al Arte Flamenco»

El escultor de esta obra, fechada en 1993, es el sevillano Jesús Gavira Alba, también autor de «La Sentaíta» de Triana.

PLAZA DE LAS CRUCES

La calle Cruces está situada en el Distrito Casco Antiguo de Sevilla.

Se inicia en la calle Ximénez de Enciso y termina en la calle Doncellas.

Al inicio de la calle se encuentran dos cruces empotradas en una pared, de madera pintadas de verde, que se remontan al siglo XV.

 Estas cruces le dieron su nombre antiguo de calle de las Cruces Verdes, y también calle de las Tres Cruces.

El final de la calle se ensancha tanto que parece una verdadera plaza (que muchos llaman equivocadamente «plaza de las Cruces»), y el fondo de la «plaza» pertenece a la calle Doncellas. De hecho, antiguamente se llamó el lugar plazoleta de los Cuatro Vientos.

Este ensanche está presidido por un «calvario», esto es, tres columnas de piedra coronadas por cruces de hierro forjado, las tres cruces de hierro sobre tres pilares evocan la crucifixión de Jesucristo y los dos ladrones. A su alrededor, un cuadrilátero enrejado con faroles y escalones que las elevan. Todo se asienta sobre un pedestal de ladrillos y está cerrado por una reja con faroles en las esquinas. Antiguamente unas macetas con geranios decoraban las esquinas.

PLAZA DEL CABILDO

La Plaza del Cabildo es una pequeña placita semicircular poco conocida por los propios sevillanos, ubicada en el barrio del Arenal de Sevilla, junto a la Catedral. Los accesos a la plaza son través de los edificios que la forman, dando a las calles Arfe y Almirantazgo, y a la Avenida de la Constitución.

La plaza, y el edificio mismo que la conforma, se levantan en el lugar que ocupaba el Colegio de San Miguel, perteneciente al cabildo de la Catedral Qqueue derribado a mediados del siglo XX y sólo se conservan la portada que da a la Avenida de la Constitución y algunas columnas aprovechadas en un patio interior.

A medias entre plaza y patio particular, sus tres accesos se cierran con rejas por la noche. Tiene la forma semicircular del edificio único que la rodea por su lado curvo, compuesto por una serie de arcadas (decoradas con frescos) que se apoyan en columnas de mármol. Sobre esas arcadas hay edificadas hasta tres plantas. Este edificio es obra del arquitecto Joaquín Barquín Barrón.

El lado recto lo ocupa un trozo de muralla interior almohade. En lo que se puede llamar centro de la plaza existe una fuente circular..

En uno de sus accesos se encuentra una tienda donde se despachan todo tipo de dulces fabricados en los distintos conventos de la ciudad.

 Alrededor de la plaza, bajo los decorados arcos, existen varias tiendas especializadas en numismática, filatelia y antigüedades.

En esta plaza está establecido el mercadillo dominical de sellos que antaño se reunía en la plaza de Santa Marta.

A la filatelia y la numismática se han sumado los restos arqueológicos, minerales, insectos y otras curiosidades. Cada domingo, desde muy temprana hora hasta casi la hora del almuerzo, al pasear por ella, se puede encontrar y conversar con aficionados y coleccionistas.  En algunas ocasiones, la picaresca que conlleva este tipo de mercados incluye elementos falsos puestos a la venta.

PLAZA JOSEFA REINA PUERTO

Junto a la Plaza de la Magdalena se abría antaño un callejón, conocido desde el siglo XVIII como Callejón de los Pobres por repartir allí los cartujos limosnas entre los indigentes.

En 1939 recibió su actual denominación, Josefa Reina Puerto, en honor a una maestra sevillana que se distinguió por su especial dedicación a la enseñanza de los pobres.

En 1976 se llevaron a cabo expropiaciones para el ensanche de este callejón, dejando un solar que posteriormente tomaría su forma actual de plaza.

Entre los paseos laterales y el paseo central se colocaron dos parterres con excesivo número de acacias negras sin espinas.-Gleditsia triacanthus var.inermis.

 También fueron incorporados unos bancos que convirtieron la zona en un lugar de descanso a la sombra para muchos ciudadanos.

En 2009, la zona volvió a ser restaurada, eliminándose muchos de los árboles inicialmente plantados ya  que algunos muy cercanos  a las ventanas de los edificios colindantes no tenían espacio para desarrollarse.

A pesar de ser una calle, su forma hace que se le mencione de otras formas, como pasaje, jardín o plaza .aunque para algunos sigue siendo el antiguo callejón.

En los parterres a la sombra  rodeados de seto , se han plantado algunos camelios.-Camelia  japonica que sobreviven en un clima que no les es propicio.

PLAZA DE REFINADORES

La plaza de los Refinadores está situada en el distrito Casco Antiguo de Sevilla, en el barrio de Santa Cruz.

Se trata de una plaza de planta sensiblemente rectangular, que se presenta bordeada de casas y edificios residenciales de poca altura.

Adosada a los Jardines de Murillo, de los que la separa una simple verja de hierro, la plaza está dotada de los buenos espacios de sombra que le proporciona su arbolado de porte medio y alto existente a su alrededor. En el centro aparecen alcorques circulares y elevados a modo de bancos, de donde partían esbeltas palmeras, rodeadas de jazmines.-Jasminum grandiflorum y damas de noche .-Cestrum nocturnum que ayudaban con sus aromas  a componer una agradable imagen de conjunto.

Las palmeras que existían han sido eliminadas después del ataque del ataque del   Picudo rojo.-Rhynchophorus ferrugineus especie de coleóptero que las mató. La plaza está rodeada de árboles de Sófora del Japón, Styphnolobium japonicum sin. Sophora japónica desde muy antiguo

En el centro de la plaza el monumento al personaje de Zorrilla Juan Tenorio se eleva desde 1975 en el centro de esta plaza, Se representa en una figura de pie con el atuendo clásico del siglo XVII, obra del escultor Nicomedes Díaz Piquero.

En el pedestal figuran la descripción del personaje, según los versos de Zorrilla, y el inicio de la La plaza recibe su nombre de los refinadores de cuero que se congregaban en la zona, junto a la muralla. famosa escena del sofá.

OTRAS PLAZAS

PLAZA SAN JULIAN

La plaza de “San Julián” o plaza de la Cruz, por la que allí se levanta, pudo corresponder al que fue cementerio de la collación.

En 1649, en memoria de los allí sepultados a raíz de la peste padecida por la ciudad, se colocó una cruz de hierro, que en 1735 se rodeó con una baranda del mismo material.

Un siglo más tarde aún se observaba, pero debió perderla en fecha indefinida, pues en 1940 se acordó “…instalar en la plaza que existe delante de la iglesia de San Julián, la cruz de hierro artística que estaba adosada en la fachada del templo….”.

En la Plaza se encuentra la casa Hermandad de la  Hiniesta junto a la parroquia del mismo nombre.

La plaza de San Julián parece a simple vista un pequeño vestigio de casas pequeñas que nos dan fe de lo que antaño pudiera ser una pequeña plaza de pueblo, es el centro neurálgico de Barrio dentro del Casco Antiguo de Sevilla.

Una última reforma e intervención de mayor envergadura ha constituido en sustituir todas las redes de abastecimiento y saneamiento debido a su antigüedad en las plazas de San Julián por EMASESA se han respetado los dos brachichitos .-Brachychiton populneus y  se ha realizado una plantación de ocho nuevos árboles, de la especie Sofora piramidal.-.-Styphnolobium japonicum var. pyramidalis en la calle.

PLAZA DEL PELICANO

La Plaza del Pelicano está situada en el barrio de San Julián, dentro  del distrito Casco Antiguo.

La Plaza de forma rectangular esta bordeada con naranjos amargos.-Citrus aurantium var. amara ,la plaza primero fue  terriza con albero y después  pavimentada y se colocaron bancos de fundición ,que fueron retirados a petición de un grupo de vecinos por un uso indebido de los mismos y por los escándalos que se organizaban por las noches.

El centro de la plaza es ocupado por veladores de los bares que la circundan.

PLAZA DEL PUMAREJO

La plaza de Pumarejo es una plaza de forma cuadrangular situada en el barrio de San Gil, en el Distrito Casco Antiguo en  Sevilla,

Ubicada intramuros de la ciudad, históricamente, y con gran dinamismo en la actualidad, ha sido un marco espacial privilegiado para el desarrollo de la vida social del barrio, y en ella se ubican varios bares y tabernas, algunos comercios y las sedes de varias asociaciones. Desembocan a esta plaza las calles de fray Diego de Cádiz, Aniceto Sáenz, Torreblanca y Relator, mientras que la calle San Luis recorre su lado oeste.

El espacio recibe su nombre en honor de Pedro Pumarejo, caballero Veinticuatro vecino de la ciudad que derribó en el siglo XVIII una manzana de casas para crear la plaza y con ello darle mayor visibilidad a su propio palacio que había construido poco antes. Tras su muerte, el palacio albergó el Colegio de los Niños Toribios, y a finales del siglo XIX fue reconvertido en viviendas particulares, estando catalogado en la actualidad como Bien de Interés Cultural.1

Existió en medio de la plaza una fuente de mármol, que se abastecía del agua de los Caños de Carmona, que aún se conservaba a mediados del siglo XIX, trasladada junto a la pared de las Atahonas.

La plaza esta plantada con olmos siberianos.-Ulmus pumila ,el Ayuntamiento talo algunos y fueron repuestos con almeces.-Celtis australis ,no sin gran polémica con las Asociaciones de vecinos del barrio.

Muchas han sido  las reclamaciones de los vecinos,  en varias ocasiones «preocupados» por los numerosos incidentes de la zona. Por la venta de droga, su consumo y las peleas en la plaza.

PLAZA DE LA ALFALFA

La plaza de la Alfalfa es un espacio público del centro histórico de la ciudad de Sevilla. Constituye la prolongación natural de la calle Alfalfa.

Esta área constituía en época romana el punto de encuentro del cardo maximus que transcurría de norte a sur, desde la actual iglesia de Santa Catalina hasta la calle Abades y el Decumano mayor que transcurría de este a oeste desde la actual iglesia de San Esteban en la calle Águilas hasta la plaza del Salvador. En esta zona se encontraban el foro de la época imperial romana, que comprendía templos, termas, edificaciones públicas y mercados.

Con el transcurrir de los tiempos y hechos históricos en ella sucedidos, los cambios de denominación (que han sido muchos) no han afectado a su nombre popular, pues desde que se recuerda, todo el mundo la ha llamado plaza de la Alfalfa, independientemente del nombre que rezase en el rótulo. No es un caso aislado, otro tanto le ocurre a la muy cercana plaza de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, popularmente conocida por plaza del Pan.

Desde mediados del siglo XIX, exactamente desde el año 1852, en la plaza se instaló un mercado de compra-venta de animales (mercado de la Alfalfa) por mandato del Ayuntamiento de Sevilla con la intención de evitar el peligro que suponía cruzar el puente de barcas para acudir al mismo que antes estaba instalado en el barrio de Triana.

La plaza estaba rodeada de Platanos.-Platanus xhispanica que envejecidos poco a poco se han ido sustituyendo por   los almeces.-Celtis australis que hay en la actualidad.

La Alfalfa es una de las plazas con mas vida de la Sevilla del siglo XXI, pero no siempre tuvo esta denominación, ni exisitio el espacio tal cual lo conocemos en la actualidad.

A pesar de las denominaciones por las que ha pasado, siempre ha sido conocida por el único nombre de plaza de la Alfalfa por los autóctonos, ese es el motivo que movio al Ayuntamiento a titularla en 1980 con ese nombre tan tradicional ha desempeñado un importante papel a lo largo de la historia., la plaza sigue desempeñando una función de sociabilidad durante todo el siglo, siendo un lugar de encuentro bastante concurrido, celebrándose en ella desfiles, bailes, fiestas, como con ocasión de proclamarse la I República, en que se decora con guirnaldas, colgaduras y arcos vegetales; otro tanto ocurría con algunas celebraciones religiosas, como la de la Virgen de la Salud, de San Isidoro, y el paso de la procesión de la Virgen de la Alegría, de San Bartolomé.

A mi modo de ver desluce la antigüedad de la plaza en el casco antiguo los multicolores juegos infantiles instalados en la misma.

PLAZA JESUS DE LA PASIÓN.-vulgarmente PLAZA DEL PAN

En el 2014 se cumplio un siglo desde que fuese rotulada, por primera vez, como plaza de Jesús de la Pasión. Sin embargo, y aunque alude a una actividad ya desaparecida, para los sevillanos ese lugar del centro siempre ha sido y será la plaza del Pan.

Haciendo un repaso a su historia se observa que ha recibido hasta siete nombres diferentes. Lo más curioso es que, los primeros datos de que se disponen, de un temprano siglo XIV, ya apuntan a la existencia de panaderías. De ahí que, incluso entonces, se le conociera como «plaza de las Atahonas». Al menos así lo asegura Ballesteros en «Sevilla en el siglo XIII».

No será hasta el siglo XVII cuando se retome esta denominación, «actualizada» ya como «Del Pan», por el evidente motivo de que allí se daban cita numerosos puestos de venta de este producto que, por otra parte, provenía de las cercanas localidades de Alcalá de Guadaira y Mairena, principalmente.

Para que se haga una idea, esos puntos de venta se encontraban en la actual hilera de establecimientos comerciales que limita con la espalda de la iglesia del Salvador. Anteriormente se trataba de unas arquerías que, en palabras de Francisco Ollero Lobato, también albergaron «juzgado, cuerpo de guardia y otras oficinas». Realmente, lo que existe hoy en día son dichas arquerías, pero tabicadas.

La rotulación llegó como un paradójico homenaje al gremio, pues no se ajustó como nomenclatura oficial hasta 1820, fecha en que los panaderos fueron desalojados de la céntrica área.

En ella confluyen las siguientes calles: Lineros, Siete Revueltas, Alcaicería, Herbolarios, Huelva, Villegas y Cuesta del Rosario.

La plaza tiene forma trapezoidal con la base mas ancha hacia Alcaicería y mas estrecha en la desembocadura en la Cuesta del Rosario y Villegas. Lo que ha caracterizado a esta plaza durante siglos ha sido su valor de centralidad, al estar ubicada en un espacio estratégico, entre la que fuera mezquita aljama y la alcaicería, una de cuyas puertas daba a la plaza.

Fotos propias y sacadas de internet

.

.

.