
Visitado en 1997 con motivo del VI Congreso IFPRA Europa : Palacio de Congresos y Exposiciones, Campo de las Naciones, Madrid, del 5 1l 10 de octubre 1997 de donde proceden las diapòsitivas digitalizadas,otras fotografias más actuales han sido bajadas de Internet
Historia del parque
El Parque Juan Carlos I es uno de los más importantes de Madrid, tanto por sus dimensiones como por sus especiales características. Considerado en el momento de su inauguración -7 de mayo de 1992- como el gran parque del siglo XXI: “tecnológico e inteligente”.
Sus 150 hectáreas de superficie total forman parte del gran complejo urbanístico y cultural llamado Campo de las Naciones que el Ayuntamiento realizó a través de la empresa municipal del mismo nombre. El proyecto, extendido sobre unas 480 hectáreas, se llevó a cabo, entre otros motivos, para conmemorar el nombramiento de Madrid como Capital Europea de la Cultura durante dicho año.
Esta obra, prevista ya en el Plan General de 1985, potenció la zona nordeste de la capital, habiéndose instalado en ella el recinto ferial de IFEMA.







El parque se construyó sobre la antigua finca conocida como el Olivar de la Hinojosa que procede de las compras y permutas de terrenos que Nicolás de la Hinojosa, Tesorero General de Felipe V, realizara con el fin de construir un gran coto redondo para el cultivo de la vid, el olivo y el cereal durante el primer cuarto del siglo XVIII
El Parque Juan Carlos I fue inaugurado con motivo de «Madrid Capital Europea de la Cultura 1992». Con su creación se recuperó una zona altamente degradada respetando un olivar centenario existente, con un lago de 30.000 m2, una ría de 1.900 m. de longitud, 13.000 m. de paseos, 21 hectáreas de olivar, 19 esculturas al aire libre, un jardín denominado las Tres Culturas, un invernáculo llamado Estufa Fría y un Auditorio.
En el parque existen cuatro zonas que por su originalidad y especial interés según criterios paisajísticos, culturales, medioambientales y/o artísticos merece la pena destacar.
EL JARDIN DE LAS TRES CULTURAS
El Jardín de las Tres Culturas, o jardín simbólico, situado dentro del cuadrante nordeste del Anillo y realizado por Myriam Silber Brodsky. Esta paisajista ha jugado con el círculo, símbolo de lo trascendente, de lo celestial, y con el cuadrado, que representa lo terreno, para configurar un supuesto Paraíso rodeado por los jardines Judío, Árabe y Cristiano.
El Paraíso consiste en una superficie delimitada por una fina acequia circular, alimentada por el agua que cae de otras cuatro que representan los cuatro ríos del Edén bíblico o del Paraíso coránico. Todo él aparece rodeado por la vegetación propia de un oasis, como son las palmeras, que cobijan el Árbol de la Vida, hecho de hormigón, acero, madera y compuesto por dos grandes pilares, al que se llega por una pasarela-puente.





Al oeste, se encuentra el Jardín Judío o Vergel de Granados, superficie cuadrada limitada por restos de murallas; algunos de sus sillares han sido traídos expresamente de Jerusalén. Su trama ortogonal se rompe con la aparición del escudo de David, marcado en el mismo pavimento y que contiene una fuente, cuya agua va a una pequeña ría. Todas las especies plantadas en este recinto aparecen aludidas en la Biblia: granados, cipreses, cinamomos, higueras, almendros y setos de mirto, estando algunas sobre una pérgola.
Al norte del Paraíso se encuentra el Jardín Árabe o Estancias de las Delicias, consistente en una zona cuadrada con una pequeña torre en cada ángulo y atravesada por dos paseos en forma de cruz, en cuyo centro hay una fuente de mármol blanco que surge de un pavimento de ladrillo y cerámica, debajo del cual hay un estanque y una ría. En los espacios que dejan los paseos y en un nivel más bajo aparecen naranjos, cipreses, árboles del amor, rosales, jazmines y lilos.
Por último, el Jardín Cristiano recibe el nombre de Claustro de las Cantigas por estar ligado a la música. En él se recuerda a Alfonso X el Sabio, quien también fuera protector de eruditos judíos y musulmanes. El esquema elegido es el del claustro de un monasterio, del que se marcan los apoyos de las cuatro crujías características, así como el elemento central aquí representado por un abstracto templete. El resto espacio cruciforme lo componen elementos vegetales característicos de estos recoletos recintos: setos de lavanda romero y laurel, que limitan las tradicionales plantas aromáticas con propiedades medicinales, además de rosales y otras flores.




La Estufa Fría
La Estufa Fría es una estructura semicerrada que aprovecha sistemas de calefacción pasivos para lograr un microclima interior, y en el que se puede disfrutar de una colección botánica de plantas exóticas distribuidas en un total de once espacios. Aprovechando la orientación del edificio, los paneles de cristal, y con un ligero soterramiento, se consigue una climatización natural sin la necesidad de utilizar energía eléctrica.
Fue construida en el año 1996. Tiene una superficie total de 4000 m2, una altura de 12 metros. Podemos encontrar una gran variedad de especies: cítricos, helechos, trepadoras, bambúes,… Algunas de estas zonas simplemente se funden entre sí, pero otras, como el Jardín Japonés, tiene un lugar mucho más destacado.
En el año 2008 se crea una colección botánica de plantas exóticas (220 especies y variedades) creando así una nueva senda botánica didáctica en el parque.
Hasta un total de doce espacios distintos se pueden encontrar en la Estufa Fría del Parque Juan Carlos I .
Un jardín japonés: ocupa un patio interior entre el edificio y el invernáculo de la Estufa Fría. En él están presentes todos los elementos de la tradición Zen-Budista: estanques, bloques de piedra, gravilla y madera en forma de acolchado. Es el espacio de los bambúes, arces y arbustos floridos.
En el estanque del recinto se pueden observar diferentes especies de plantas acuáticas, entre ellas los papiros.
En la zona reservada a los bambúes y dispuestas en jardineras aisladas, se encuentran distintas variedades de esta especie, tales como gigante, amarillo, negro y colgante.
La zona de suculentas se sitúa en la parte superior del invernáculo de la Estufa a la que se accede por medio de una pasarela. En la parte central se dispone el espacio destinado a las cicadáceas y palmeras
Compartiendo espacio en la parte central de la Estufa se encuentra la zona reservada a las acidófilas . Entre las especies que se cultivan en terrenos con pH ácido destacan las camelias, rododendros, azaleas, hortensias y brezos.
Sobre un acolchado de arena se asientan distintas variedades de cítricos .
En el espacio dedicado al bosque de ribera se tiene una representación de este biotipo típico de los cursos fluviales.
La zona de menor iluminación del recinto está destinada a los helechos ,
En el exterior se localiza un jardín de plantas autóctonas de clima mediterráneo.
Por último una plantación de trepadoras que tienen por objeto cubrir parte de los muros y columnas del recinto.

Pirámides
Encontramos en el parque cinco pirámides numeradas según caracteres romanos; dos de ellas se hallan dentro del Anillo; la pirámide III, cubierta de arbustos de distintos tonos y la pirámide IV, tapizada de césped y rematada por olivos. Las otras tres quedan fuera del mismo. La pirámide I, la más pequeña, y la pirámide II, hecha a modo de un zigurat con taludes de césped, se hallan situadas en el ángulo noroeste mientras que la pirámide V está rematada por cipreses, que rodean una escultura semiesférica.
Pirámide solar
Desde el año 2008 el Parque Juan Carlos I ha implantado toda una serie de medidas de cara a conseguir una adecuada eficiencia energética, sustituyendo la flota de vehículos diésel por una de propulsión eléctrica e implementando toda una serie de mejoras en la instalación del Parque.
Se sustituyeron la mayor parte de las luminarias por un modelo más eficiente y con menor contaminación lumínica. Se instalaron baterías de condensadores para reducir las pérdidas por energía reactiva y se acoplaron variadores en las bombas de recirculación de la ría.
La construcción de la Pirámide Solar añade otro hito arquitectónico en el paisaje, además de permitir la autosuficiencia energética para los medios de transporte empleados en el mismo.
Se ideó como medio para resguardar a los vehículos que la componen, a la vez de proporcionar la energía eléctrica necesaria para su funcionamiento. De 38 metros de arista en la base y de 18 metros de altura en su cúspide, la pirámide está forrada en sus caras por un muro cortina de paneles fotovoltaicos. La energía solar captada durante el día se transforma en energía eléctrica por medio de unos inversores en corriente continua. Al final de la jornada de trabajo los vehículos recargan sus baterías utilizando la energía almacenada.




ESCULTURAS
En el parque se han instalado numerosas esculturas de una gran variedad de artistas.
Unos cipreses rodean la escultura semiesférica de acero inoxidable realizada por el japonés Bukichi Inoue. Esta obra, junto con otras diez, participó en el Simposium Internacional de Escultura al Aire Libre dentro de los llamados Encuentros en Madrid. Los artistas realizaron sus trabajos in situ, teniendo que “estudiar el entorno, seleccionar el emplazamiento de su respectiva obra y fijar los paramentos técnicos”. “Crearon cada escultura relacionándose e intercambiando experiencias”, según palabras del coordinador del acontecimiento Vicente Cebrián.
También es especial que los escultores colaboraran con los arquitectos que diseñaron el parque, José Luis Esteban y Emilio Esteras, en la colocación y ejecución de sus obras a la vez que iba surgiendo esta grandiosa zona verde. Así se llevó a cabo, ya que ésta era una de las características de Encuentros en Madrid: dotar a la ciudad de un espacio artístico al aire libre.
Los demás escultores participantes fueron: los escultores Miguel Berrocal y Amadeo Gabino; el japonés Toshimitsu Imai; el rumano Alexandru C. Arghira, con su Paisaje Azul; el argentino Leopoldo Maler; el venezolano Carlos Cruz Díez; el mexicano Jorge Du Bon; el irlandés Michel Warren; el israelita Dani Karavan; el belga Paul van Hoeydonck, con sus figuras robóticas o Familia Eólica, ubicada dentro del lago.
A todas estas obras se han unido otras realizadas por diversos escultores, como José Miguel Utande y el chileno Mario Irarrázabal. En 1992 se colocaron algunas obras más, como el círculo rojo Espacio México, o el monumento a la Paz, en acero, bronce y hormigón y que obedece al estilo imperante en todo el parque: el abstracto, inspirado en el cubismo, que no busca la perspectiva lineal renacentista.
En efecto, además de las esculturas, toda la concepción de esta zona verde fue pensada, según palabras de sus propios autores:” en base a la superposición de lo que podríamos denominar tramas o, lo que es lo mismo, se consigue la profundidad mediante la superposición de planos, tanto conceptuales como físicos”.

DISEÑO DEL PARQUE
Desde el punto de vista simbólico, el parque se he estructurado en torno al concepto básico del círculo, que es la forma geométrica que delimita esta gran zona verde por medio del Anillo, de un kilómetro de diámetro y formado por un conjunto de paseos elevados de unos 3 kilómetros de perímetro.
El Anillo se halla dividido en cuatro tramos que representan las estaciones del año y que se diferencian en el color del adoquinado y en los árboles que los flanquean. Así, el tramo occidental, llamado Paseo de Otoño presenta robles americanos, ginkgos, chopos etcétera, y suelo con tono rojo, siena y blanco. En el septentrional, con pavimento azul y denominado Paseo de Invierno abundan las coníferas, los fresnos y también los acebos. El Paseo de Primavera, en la zona oriental, con adoquines verdes, hay fresnos, castaños de Indias, prunos, árboles del paraíso, entre otros, y presentan una bonita floración en esta estación climatológica. Al sur se encuentra el Paseo de Verano con tilos, arces, pinos piñoneros, etcétera.
El Anillo no es un círculo perfecto, sino que tiene dos radios que lo rompen y forman dos sectores distintos: el norte, de topografía más abrupta, cruzado por varios paseos dispuesto ortogonalmente, y el sur, con un terreno más llano en el que abundan los paseos paralelos.
Ambos semicírculos están separados por una ría navegable limitada tanto por orillas rectas como quebradas que limitan una superficie de 66.500 metros cuadrados, siendo su longitud de 1.900 metros. A la vez sirve de unión entre los estanques sur y norte, este último incluido dentro de dicho círculo.

LOS PASEOS
La vasta extensión del parque también está surcada por diversos paseos, que suman 18.000 metros. Entre ellos cabe destacar el paseo de la Ría, que discurre paralelo a sus márgenes, y el paseo Central, que parte de la plaza del Recibimiento, situada en el ángulo sudoeste y lleva a la plaza de su mismo nombre, ocupando casi el centro geométrico del parque; se aprovecha también como mirador sobre la ría, a la vez que atraviesa el canal y el pórtico, hecho éste con acero inoxidable, que junto con el hormigón es el material más utilizado en el recinto que tratamos.
La plaza de Acceso está constituida por un gran espacio cuadrado en el que se levanta el mirador o pirámide natural sobre la que se asentaron las esculturas de Jorge du Bon, mientras que la plaza del Este es de forma cuadrada y se encuentra entre los paseos de Primavera y de Invierno.
Junto a todo lo expuesto cabe destacar el Laberinto formado por arbustos de escasa altura emulando los antiguos parterres.




EL AGUA EN EL PARQUE
El agua uno de los elementos fundamentales del parque, sirve, además de proporcionar el riego, la humedad y el frescor, “para resaltar la horizontalidad frente al resto de los componentes oblicuos, verticales y desniveles”.
La Ría
,Es uno de los recorridos fundamentales del Parque. Mientras que el Anillo es duro, la Ría junto con el Canal y los Estanques, es su alternativa húmeda y también cerrada en sí misma. A la Ría se asoman algunos de los elementos más importantes del Parque como el Mirador-proa con la escultura de Amadeo Gabino
El canal, atravesado por el acceso principal, tiene 10 metros de ancho por 500 metros de largo y describe una curva paralela al Anillo.
El lago, de 30.000 metros cuadrados, al que también dan el balcón y mirador, es una extensa y tranquila superficie de agua atravesada, además de por puentes con soportes cilíndricos, por el paseo de Verano, desde el que se divisa la vecina Alameda de Osuna, con su frondoso y oscuro arbolado. En su interior se ha conservado la pequeña isla de los olivos, resto del primitivo olivar de la Hinojosa, junto a los que se han levantado las tres esculturas robóticas intersiderales de Van Hoeydonck.
Como ya hemos dicho, son dos los estanques principales, denominados Norte y Sur. El primero, de 9.500 metros cuadrados de superficie, ubicado entre el paseo de Otoño y la retícula septentrional, contiene una serie de cascadas y plataformas a distintos niveles, además de dos isletas cuadrangulares, en una de las cuales se encuentra la bella obra de Arghira denominada Paisaje Azul y que consiste en ondulaciones hechas con hormigón, acero y tierra cubierta de césped.
El estanque Sur, con más de 12.600 metros cuadrados, salva la diferencia de nivel existente entre el canal y la ría, a la vez que presenta algunas zonas en las que se trata el agua dinámicamente. Así ocurre en el llamado muro de las gárgolas, que no presentan su tradicional aspecto figurativo, sino que son unos elementos abstractos que vierten el agua a otro estanque más bajo y de mayores dimensiones en el que se eleva una península. En sus inmediaciones se halla el jardín de rocas y arena “Homenaje a Rodríguez Sahagún”, diseñado por el japonés Toshimitsu Imal en recuerdo del desaparecido alcalde que tanto impulsó la creación de este parque.




En el Jardín de las tres culturas el agua tiene un papel primordial como símbolo de vida generando sonidos y rumores al circular por sus acequias, fuentes y albercas.
El parque dispone de un géiser de 40 metros de altura que se encuentra en el extremo norte de la ría y una bóveda de agua situada en el estanque Norte. También encontramos unos surtidores parabólicos que alcanzan 20 metros de longitud y 7 metros de altura en el centro de la Ría frente a la Plaza Central.
Desde el año 2008, el parque se riega con agua regenerada almacenada en dos depósitos situados en la entrada al parque por la Glorieta de Hamburgo y procedente de la Estación depuradora de Aguas Residuales de Rejas, gestionada por el Canal de Isabel II.
Información obtenida a través del Portal web del Ayuntamiento de Madrid