Monasterio de Pedralbes

De Explorar El Jardí de M. Josep Tort

El Real Monasterio de Santa María de Pedralbes tiene más de 700 años de historia, protagonizada por mujeres.

La comunidad de monjas clarisas ha vivido allí ininterrumpidamente desde el año 1327, cuando la reina Elisenda de Montcada lo fundó. Constituye una joya, única y excepcional, en la que convergen la arquitectura, la historia y la cultura en su máxima expresión. Su emplazamiento, en las faldas de la sierra de Collserola es también de un valor incuestionable. Parte de los jardines del monasterio son una extensión de la vegetación autóctona de este lugar privilegiado.

 Historia reciente.

En 1972, se firmó un pacto con el Ayuntamiento de Barcelona, ​​en el que las clarisas cedían parte del monasterio para abrir un museo, a cambio de disponer de un convento nuevo. El arquitecto Joan Bassegoda Nonell proyectó un precioso edificio totalmente integrado en el conjunto monumental, situado en los terrenos más occidentales del recinto donde se encontraba el antiguo huerto grande.

En 1983 el Museo-Monasterio de Pedralbes se abre al público y poco después pasa a formar parte del MUHBA (Museo de Historia de Barcelona). El gran fondo documental y el conjunto de obras de arte que atesora la comunidad religiosa ha permitido mostrar los secretos de la vida monástica a lo largo del tiempo. Actualmente, la comunidad de clarisas que vive en régimen de clausura ha quedado reducida a seis monjas con una media de edad entre los 75 y los 80 años. Se cuidan entre ellas, atienden a las peticiones de los ciudadanos, comparten las responsabilidades comunitarias y cultivan la fe y la espiritualidad. Ven agua de la red pública, pero siguen utilizando el agua de una antigua mina de Collserola para lavarse y regar los jardines. La actual abadesa, Montserrat Casas, está perpleja con la adscripción de Pedralbes al barrio de Les Corts, porque siempre se han considerado sarrianenques de pura cepa.

Los jardines

;Ocupan unos terrenos en forma de “L” que se ubican a dos alturas, con un desnivel de 7 metros. El jardín superior se extiende paralelo a la calle Montevideo y constituye una loncha de unos 140 m de longitud, de ancho variable, que contiene un conjunto de ajardinamientos de características diversas. Dos escaleras descienden hacia el jardín inferior situado en la fachada de poniente del nuevo convento de las clarisas.

Durante el planeamiento de la construcción de la ronda de Dalt, que se inauguró con motivo de los Juegos Olímpicos del año 1992, la comunidad de monjas y los vecinos afectados lucharon por conseguir que el proyecto se hiciera subterráneo para mantener intacta la propiedad de sus terrenos. Lo consiguieron. Las obras duraron mucho tiempo y afectaron a la parte superior donde se situaban los huertos y una gran balsa que nutría los cultivos. Al finalizar la intervención se construyó un bonito estanque oval donde se encontraba la antigua balsa y se ajardinó el espacio.

El jardín superior:

el bosquecillo y el jardín clásico Al entrar en el nuevo convento de las clarisas por la calle Montevideo, se nos descubre un espacio boscoso bastante asilvestrado que recoge una significativa muestra de la vegetación autóctona de Collserola, constituida por pinos blancos y piñoneros, cipreses y algunos arbustos como el lentisco el galzeran y el durillo. A mano izquierda, un camino por el bosque nos acerca a un gran muro ornamentado con un cabezal decorativo. Una portalada de madera nos adentra en un espacio longitudinal, con una pasarela flanqueada por antiguos capiteles, que nos conduce a una réplica de la gruta de la Virgen de Lourdes. A ambos lados, se divisan un conjunto de parterres que contienen frutales, cipreses, pimientos bordos y magnolias. Volvemos atrás a través del bosque y nos dirigimos al extremo más occidental donde divisamos un jardín de estilo clásico que se extiende sobre una gran terraza elevada.

Un jardín diseñado de nuevo tras el soterramiento de la ronda de Dalt, que dibuja un conjunto de parterres geométricos alrededor del estanque oval donde vive una comunidad de nenúfares. Al lado hay una gran pérgola con varias glicinas emparradas que crean un espacio de sombra y color durante el estallido de la floración. Las paredes perimetrales están tapizadas por buganvillas y esbeltos cipreses.

La elegancia y sobriedad constituyen los rasgos más destacables de este jardín, pero también su posición elevada respecto al jardín inferior que lo convierte en un mirador excepcional. El jardín inferior situado en la cota más baja del recinto, se extiende una gran explanada que había sido el huerto grande del monasterio. Es un espacio muy abierto que contiene un conjunto de parterres que albergan árboles frutales, cicas, agaves y una rosaleda de pitiminis, una especie híbrida de rosas muy pequeñas que desprenden una fragancia inusual. La hermana Isaura las cuida y las fotografía dándole un toque artístico.

Al fondo, se distingue un espacio más frondoso con unos parterres que dibujan caminos sinuosos que contienen una gran densidad de arbustos, algunos árboles y palmeras. El muro de cierre está casi oculto por la presencia de un conjunto de altos cipreses dispuestos online.

Vegetación destacable

;En el jardín del noviciado situado detrás del nuevo edificio del convento, destaca un viejo caqui junto a un antiguo y precioso manantial. Un robusto pino blanco centenario con una copa esponerosa sube vertical en el jardín superior y se hace visible desde diferentes puntos y, en el bosque más asilvestrado, se divisa con dificultad un singular lentisco arbóreo que está enmarañado por la vegetación circundante.

De la exposición “Plantas, remedios y boticarios.”

;El jardín medieval del monasterio de Pedralbes

La exposición propone la aproximación a una ciencia compleja y elaborada que se desarrolló a lo largo de los siglos medievales a partir de los principios básicos de la medicina griega y romana y las aportaciones de la cultura araboislámica, y que tomaba la naturaleza como punto de partida de su acción. Este conocimiento se transmitió gracias a varios libros y tratados que fueron continuamente copiados, traducidos a distintos idiomas y comentados durante centurias.

;En la Barcelona medieval, los médicos y boticarios conocían muy bien no sólo las propiedades curativas de los diferentes productos animales y vegetales, sino también las composiciones medicamentosas adecuadas para cada enfermedad, que se podían adquirir en las apotecarias de la ciudad. El mundo cristiano medieval recuperó los conocimientos de la ciencia médica grecorromana gracias a la cultura arabo islámica, que la recuperó y perfeccionó.

Autores como Galè (c. 130 dC-200 dC) y Dioscórides Pedani (siglo y dC) pasaron a ser los referentes de todos los tratados médicos medievales. La medicina galénica se basaba en la teoría de los humores, según la cual todos los seres vivos están formados por cuatro elementos básicos: aire, agua, tierra y fuego, surgidos de la combinación de cuatro propiedades fundamentales formadas por parejas contrapuestas: frío y calor, sequedad y humedad. En el hombre, estos cuatro elementos se identificaban con los cuatro humores o sustancias: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Cuando estos humores se desequilibraban, surgía la enfermedad.

Monasterio de Pedralbes.-San José

La exposición «Plantas, remedios y apotecarios» se desarrolló en tres espacios diferentes del Real Monasterio de Santa María de Pedralbes: el antiguo botiquín, el claustro y la antigua enfermería.

El grueso principal de la exposición se mostraba en una parte del jardín del claustro. Se trata de la recreación de un jardín medicinal medieval que presenta cincuenta y una especies vegetales con propiedades remediales, según el conocimiento extraído de los tratados del Libro de simples medicinales de la abadesa, mística, compositora y naturista alemana Hildegarda de Bingen (1098-1179) y de una traducción catalana del Libro de los medicamentos simples del médico andalusí Ibn Wāfid (1007-1067).

Representan muchas de las plantas que las religiosas debían cultivar o adquirir para elaborar remedios para las hermanas enfermas, tal y como recogen los libros de cuentas más antiguos (siglo XIV) que la comunidad conserva en su archivo.

Fotos de la visita realizada al Monasterio

Marzo 2022