
El Campo de San Francisco es un parque urbano situado en el centro de la ciudad Oviedo . Es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y uno de los mayores parques urbanos de Asturias
Historia del Campo de San Francisco
El Campo de San Francisco tiene una superficie total de 90.000 metros cuadrados de los que 55.000 son zonas verdes.
El total de árboles asciende a 955 ejemplares. Hay 51 especies diferentes y más de 100 variedades. Los más abundantes son los castaños de indias, tilos, plátanos de sombra, y arces.



Los árboles más viejos son robles con una edad estimada de unos 300 años.oVIEDO
El árbol más alto es un plátano de sombra que supera los 40 metros de altura.
Para conservar la superficie del Campo se precisan 7 jardineros a jornada completa.
La media de árboles que se secan cada año está entre 5 y 6 ejemplares que coincide con la media de plantaciones. La causa de enfermedad más frecuente son los ataques de hongos parásitos que se deben sobre todo a la debilidad de algunos ejemplares causada por la edad.
Además se realizan trabajos de poda y cirugía arbórea durante dos meses en invierno para garantizar en la medida de lo posible la seguridad de los usuarios.








La historia del Campo está unida a la historia de Oviedo, su origen se encuentra ligado a la construcción en el siglo XIII, de un monasterio franciscano levantado donde hoy se encuentra el edificio de la Junta General del Principado.
El Campo fue en origen un conjunto de huertas propiedad del Cabildo, varios conventos y algunos particulares. En 1534 los representantes de la ciudad y el Cabildo catedralicio deciden convertirlo en espacio de uso público, un uso que se mantiene hasta nuestros días, a pesar de los grandes cambios producidos en la ciudad a lo largo de los siglos.
Durante todo este tiempo el Campo experimentó muchas transformaciones, pues fue urbanizándose a medida que aumentaban las necesidades, con la construcción de paseos, glorietas y caminos arbolados para disfrute del público. El primer paseo que se abrió se corresponde hoy con la Avenida de Italia, fue durante siglos el arranque de la carretera a Galicia, desde la actual Plaza de la Escandalera.
A mediados del siglo XVIII se abrió en el eje occidental del Campo, el Paseo del Bombé, sin duda el más notable del conjunto, donde se levantaría un edificio singular, el Salón Bombé, que marcó un hito en la memoria histórica de los ovetenses.
El siglo XIX, con su apogeo urbanístico, marcó la traza definitiva del Campo con la apertura de la calle Uría y Marqués de Santa Cruz. El Paseo de los Álamos surge como avenida ajardinada paralela a Uría. El actual mosaico del pavimento es obra del gran artista Antonio Suárez.
Los alcaldes Ramón Secades y Longoria Carvajal cambian definitivamente en el siglo XIX la fisonomía de lo que era una simple mancha boscosa, convirtiéndola en una especie de parque inglés, ajardinando una buena parte de su superficie y construyendo fuentes ornamentales, La Fuentona y la Fuente de las Ranas, ligadas a las grandes obras hidráulicas de la ciudad, que aún hoy pueden contemplarse limitando el Paseo del Bombé en sus extremos.
Dentro de la actual imagen de este parque singular, merece la pena detenerse en la contemplación del quiosco de la música (1899), obra de Juan Miguel de la Guardia, en la portada románica del viejo templo de San Isidoro o en los monumentos dedicados a José Tartiere y a Clarín, obras de los escultores Víctor Hevia y Manuel Álvarez Laviada.
Desde entonces ha sido el corazón de la vida social y el pulmón de la ciudad de Oviedo. Cuenta con una gran riqueza botánica con 127 especies diferentes de árboles y arbustos, representando a todos los continentes menos la Antártida y con más de once especies consideradas típicas del paisaje asturiano.

Durante la década de los años cincuenta y sesenta, cerca del estanque, vivieron en cautividad una pareja de ejemplares de osos de Teverga, conocidos con los nombres de Petra y Perico, que llegaron al parque el año 1950, siendo unos cachorros de menos de dos meses. En un primer momento se les encadenó a unas argollas que les permitían dar paseos de unos 25 metros, los cuales fueron popularmente bautizados como «el tranvía».
En los últimos quince años (1992-2007) se han realizado una serie de reformas de adecuación que han mejorado este espacio público. La renovación del saneamiento, los juegos infantiles y el alumbrado con farolas de fundición, la pavimentación y peatonalización con hormigón impreso de sus vías, la recuperación de la Rosaleda y la renovación de los bordillos han sido algunas de las actuaciones realizadas.
Este espacio natural limpio y frondoso se ha convertido durante generaciones enteras en espacio de recreo y paseo. Es un entorno seguro en donde a través de sus sendas peatonales y entre sus árboles se guardan los testimonios miles de ovetenses y visitantes, con recuerdos ligados a la osa Petra, los barquillos y los helados, los pavos reales, la fuente del caracol, el estanque de los patos o el quiosco de la música del Bombé. El pavo real se ha convertido en un icono del Campo de San Francisco conviviendo con los ovetenses en una natural armonía.
Las especies arbóreas predominantes: Tilos, Castaños de indias, Arces, Plátanos, Chopos, Fresnos, Encinas, Laureles, Magnolios, Crataegus, Palmaceas, Cedros etc…
Entre muchos monumentos se encuentra la Estatua de San Francisco: es una réplica de la famosa imagen de San Francisco de Asís de Pedro de Mena. En el frente de su pedestal se lee la siguiente inscripción: «A la memoria de – San Francisco de Asís – que peregrinó en ésta camino de Santiago – inspiró a su compañero el Beato Fray Pedro Compadre – la fundación del desaparecido convento de – menores, cuya huerta fue llamada siempre – Campo de San Francisco – y es el único vestigio de esta antigua – fundación de la noble ciudad de – Oviedo – IV-X-MCMXLIX»
.Galeria de fotos del Campo de San Francisco bajadas de internet












