JARDINES DEL CAMPO DEL MORO

El Campo del Moro es un jardín situado en Madrid. Fue declarado de interés histórico-artístico en el año 1931, ocupa una superficie de unas veinte hectáreas (200 266 m²), que se extienden, de este a oeste, desde la fachada occidental del Palacio Real hasta el Paseo de la Virgen del Puerto. De norte a sur sus límites quedan configurados por la Cuesta de San Vicente (lado septentrional) y la Cuesta de la Vega y el Parque de Atenas (lado meridional).

Los jardines se caracterizan por salvar un pronunciado desnivel, provocado por el barranco existente entre el palacio y las riberas del río Manzanares. Fueron trazados en 1844 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, quien ideó un conjunto formalista, si bien las obras de ajardinamiento no pudieron llevarse a cabo hasta finales del siglo XIX.1​ Estas corrieron a cargo de Ramón Oliva, que alteró el concepto original mediante un planteamiento romántico, Con anterioridad a esta fecha la zona estuvo prácticamente abandonada.

 Su gestión no corresponde al Ayuntamiento de Madrid, sino a Patrimonio Nacional, organismo del que dependen las posesiones que estuvieron en manos de la corona.

Este jardín histórico, cuya creación se debe a Felipe II, es uno de los rincones escondidos y más especiales de Madrid. Situados en un eje verde, con más de 20 hectáreas, junto a Madrid Río, están abiertos todos los días de la semana y la entrada es gratuita. Se celebran conciertos y cuenta con servicio de restauración y aseos públicos.

Jardín histórico creado por Felipe II

Su nombre se debe al intento de reconquista de Madrid por Alí Ben Yusuf en 1109, ya que su ejército acampó en este lugar. La muralla musulmana de Madrid tenía sus límites aquí. Sin embargo, no se documenta oficialmente el nombre de Campo del Moro hasta 1809.

En el siglo XVI el Rey Felipe II compra los terrenos colindantes al Alcázar y se convierte en la zona de ocio de la Corte en Madrid. Tras el incendio del Alcázar de Madrid este terreno pierde protagonismo en favor de otras zonas cercanas a Palacio.

Hubo que esperar al reinado de Isabel II, cuando se acometió la construcción de los Jardines por parte de Narciso Pascual y Colomer (1844

El proyecto de Pascual y Colomer contemplaba la instalación de dos fuentes monumentales, que se ubican actualmente en la parte superior y central del eje principal:

Fuente de los Tritones. Se levanta a los pies de la fachada occidental del palacio, en el punto más alto de la avenida y de todo el recinto. Fue construida en Italia en el siglo XVII (o probablemente a finales del siglo XVI) y trasladada a España en 1656, año en el que Felipe IV ordenó instalarla en el Jardín de la Isla (Aranjuez, Madrid). En 1846 fue colocada en su emplazamiento actual. Labrada en mármol blanco, toma su nombre de las cuatro esculturas de tritones mitológicos situadas en su base.

Fuente de las Conchas. Se debe a un diseño del último tercio del siglo XVIII, realizado por Ventura Rodríguez. Decoró los jardines del Palacio del Infante don Luis en Boadilla del Monte —propiedad de Luis Antonio de Borbón y Farnesio—, hasta su traslado al Campo del Moro en 1845, donde ocupa el centro de la avenida. Fue esculpida por Francisco Gutiérrez Arribas y Manuel Álvarez el Griego. Al igual que la Fuente de los Tritones, estos personajes mitológicos constituyen su motivo principal. También está esculpida en mármol blanco.

En la última década del siglo XIX, durante la regencia de María Cristina de Habsburgo, cuando se procedió a la plantación de unos 9500 árboles (entre ellos, 400 palmeras) y 20 800 arbustos (de ellos, 12 000 eran rosales), bajo la dirección del jardinero Ramón Oliva.

En 1898 fueron levantadas dentro del recinto distintas casas de madera, hechas en estilo tirolés. Se deben al arquitecto y jardinero Enrique Repullés Segarra, autor también de la ornamentación de la gruta diseñada por Juan de Villanueva.

Durante la Guerra Civil española (1936-1939) debido a la cercanía con el frente madrileño, el Campo del Moro sufrió importantes daños. Fue restaurado en los años cuarenta del siglo XX y, en 1960, se construyó un nuevo edificio en su interior, que sirve de sede al Museo de Carruajes de Madrid.

Los jardines se hacen eco en su trazado de diversas corrientes, fruto de los avatares ocurridos durante las distintas fases de su construcción. De ahí que no posea características homogéneas y que combine estilos tan dispares como el formalismo (presente en el paseo principal, diseñado por Pascual y Colomer) o el naturalismo (que preside los trazados ideados por Ramón Oliva).

Desde el punto de vista del paisajismo, dominan las arboledas, configuradas siguiendo los gustos románticos de la época, que se unen a toques paisajísticos ingleses, caso de las Praderas de las Vistas del Sol.

Son numerosos los motivos ornamentales, entre los que figuran diferentes jarrones artísticos, parterres, estanques, rocallas, pequeñas fuentes como la de la Almendrita), aviarios y esculturas (caso de las estatuas de Isabel II y Francisco de Asís de Borbón). Muchos de estos elementos se sitúan en enclaves recónditos, siguiendo las pautas paisajísticas románticas.

Los jardines están poblados por 70 especies de árboles y algunos ejemplares tienen más de 150 años. Algunos de ellos destacan por su antigüedad y altura y por ello han sido catalogados como Árboles Singulares por la Comunidad de Madrid: caso de un pino carrasco que sobrepasa los 30 metros de altura, un pino piñonero de 25 metros, un roble de 24, una secuoya roja de 30, y dos tejos de 15.

En el Campo del Moro habitan numerosas aves, integradas por especies características de los parques, como el pavo real, el faisán, la tórtola y la paloma.

JARDINES DEL CAMPO DEL MORO

La magnífica vista que ofrece el edificio de Sacchetti desde la avenida central de los jardines nos invita a buscar su escenario más espectacular desde un punto más alejado, en las antiguas posesiones reales de la Casa de Campo o de la montaña del Príncipe Pío: es, en efecto, desde la perspectiva que ofrecen los Reales Sitios como se llega a comprender este Palacio Real.

Hoy, los Jardines de Campo del Moro son uno de los rincones favoritos de los madrileños. Alejados del foco turístico masivo son un lugar para la reflexión y el descanso.

Fotos  de diapositivas digitalizadas en visitas realizadas  y bajadas de internet

Textos de Patrimonio Nacional y Wikipedia