
Escribir sobre rosas, sin ser escritor ni poeta, es un atrevimiento imperdonable por mi parte hacia el lector. Se han cubierto tantas y tantas cuartillas hablando de ellas, resaltando su belleza, su perfume, sus coloridos; han sido canto de poetas de todos los tiempos, mensajeras de ternura de amor, flor de los amores místicos, símbolos de pureza, etc., que difícilmente podré aportar algo nuevo.
Las encontramos mencionadas en cualquier momento de la larga historia de la humanidad, tanto en Europa como en Asia o África, asociadas asimismo a las ceremonias religiosas o culto a los dioses.
El Olimpo estaba lleno de rosas con las que se adornaban los dioses, porque eran esencias divinas. Víctor Hugo dijo de ellas: «Los dioses han hecho dos cosas perfectas: las mujeres y las rosas».
La rosa, flor gentil, ha significado para quien la ofrece un símbolo de disposición amistosa, una intención afectuosa.
Ella nos acompaña para rememorar los momentos más intensos y felices de nuestra vida, ya sea un advenimiento o un recuerdo. Bella flor, única nacida de la exaltación de la belleza por el Creador, elaborada con pasión por los genéticos e hibridadores para joya de cuantos ven en esta flor una mejora de la naturaleza y el esfuerzo de mejoramiento del hombre.
Han sido las rosas usadas en medicina y en perfumería desde la antigüedad hasta nuestros días, continuándose su cultivo en Bulgaria o en Grasse donde se extraen las esencias básicas para muchos perfumes.
Las rosas han tenido siempre un lugar preferente en la decoración de cualquier jardín o parque público, donde son apreciadísimas.
En nuestros jardines han pasado a engrosar las colecciones de arbustos de flor cuando se reúnen condiciones para su plantación, utilizadas ¡generalmente en los jardines privados como elemento básico para flor cortada.
Parque de Maria Luisa.-Rosaleda en Plaza de America Rosal La Sevillana y Lavender Dream
Han pasado a los jardines públicos con las nuevas obtenciones, como elementos para conseguir masas de flor de un solo color o cultivadas, jardines monográficos que componen las polícromas manifestaciones florales en las más renombradas rosaledas de Jos más importantes parques del mundo: Bagatelle, en París; Parque del Oeste en Madrid, Ginebra, Baden Baden, Orleans, etc. donde anualmente por jurados internacionales se juzgan las últimas novedades mundiales conseguidas por los obtento· res e hibridadores de todo el mundo, o como Francia, que elige cada ano la más bella rosa de dicha nación entre sus obtentores.
España ha conquistado grandes éxitos con novedades de rosas obtenidas por la dinastía de los Dot y Camprubl, de fama mundial. Es nuestros días, aparte de estas casas tradicionales, desarrollan esta interesante actividad, otros obtentores, quienes consagran horas y horas, años y años, para el mejoramiento o creación de las nuevas rosas hispanas.
En Sevilla, al igual que en todo el mundo, la rosa ha sido cultivada, iniciándose con las especies botánicas de los rosales antiguos: rosales gallicas, centifolias, damascenas_.etc., _que han decorado los jardines antiguos; pero ha sido a finales del siglo X V 111 cuando han aparecido nuestros primeros jardines públicos donde se han iniciado su plantación, adornando los troncos de las palmeras con rosales trepadores de abundante floración en jardines de nueva plantación: Jardines de Las Delicias Jardines de Cristina (año 1830).
Ya de 1912 a 1920, en trabajos previos a la celebración de la Exposición Iberoamericana, se inician plantaciones masivas de rosales en la Huerta Mariana, hoy Plaza de América; ¡jóvenes acacias de bola tenían arropados sus troncos con rosales trepadores y el centro de la plaza se dividía en ocho predios, donde se plantaban en cuatro de ellos plantas de temporada y en los restantes, rosales. Nace aquí <<humildemente>> la primera rosaleda del Parque de María Luisa.
En las jóvenes plantaciones de árboles de las avenidas Isabel la Católica, Hernán Cortes, etc., los rosales plantados en los troncos de los árboles y dispuestos de forma de guirnaldas daban a la llegada de la primavera, época de mayor esplendor por su coincidencia con las Fiestas Primaverales, un motivo de gran belleza. También se cultivaban en el jardín de Los Leones en circunstancias análogas cuando los jóvenes árboles y arbustos permitían su cultivo.
Los rosales de variedades antiguas que entonces hacían furor eran, los Dorothy Perkins, Paul’s Scarlet Climber, American Pillar, Alberic Barbier, etc., o los polyantha Cecile Brunner entre otras.
Fue en 1950 cuando se transforma toda la jardinería de la Plaza de América con plantación de setos de Evónimos, adaptándolos al trazado de sus parterres, son plantadas las mejores variedades de rosal de aquellos tiempos: Condes~ de Sástago, Marquesa de AguiJar, Virgo, Mme. A. Meilland, Marquesa de Urquijo, etc., por citar algunas.
Pero los rosales, y sobre todo las variedades obtenidas por hibridación, tienen su esplendor y su ocaso como todo. ser vivo y en el transcurrir del tiempo, las tierras esquilmadas, las raices de las palmeras apoderándose de las sales minerales que precisaban los rosales, los muchos años de cultivo en este mismo lugar, malas hierbas, plagas y enfermedades aconsejaron la rotación de cultivo por un periodo determinado de años para su posterior restitución.
Ya en 1975 se redactaba un proyecto de renovación de la Plaza de América como rosaleda. Dificultades económicas impiden llevar a cabo estas plantaciones. Años después se eleva nuevamente este proyecto, encontrándose en la actualidad en fase de tramitación para adjudicar los trabajos con los que se restituya en el Parque de María Luisa y en su Plaza de América el jardín consagrado a la rosa, admiración de cuantos nos visitaron el tiempo que estuvo establecida.
La frondosidad del Parque de María Luisa, en muchos sectores del mismo originada por el crecimiento de los arboles era imposible su plantación.
Los rosales deben ser plantados en lugares soleados, lejos de grandes árboles que les produzcan sombras y cuyas raíces no los dejan prevalecer. Este es el motivo principal del porqué, dentro del recinto, no prosperen los que en un día fueron paseos bordeados de rosales.
En los proyectos de restauración del mismo se contempla la plantación de las antiguas rosaledas que en su día existieron en primer lugar la del Jardín de los Leones, en pleno centro del Parque, la de la Plaza de América, sin olvidar la que se dedicó a Dña. Sol, Duquesa de Santoña, ahora todas desaparecidas por falta de un cuido y conservación adecuado, tan sólo la Plaza de América mantiene plantaciones de rosales no con pocas dificultades.
Bello ejemplo el de las rosas, que nos ofrecen lo mejor de cada una para unirse en una rosaleda, e, innominadas, forman un bello conjunto para deleite de todos.
Esperamos que en un corto espacio de tiempo los rosales ocupen de nuevo un lugar de honor en el recinto del Parque y la más bella de las flores perfume de nuevo la Plaza de América.
José Elías Bonells Jefe de Jardinería del Ayuntamiento de Sevilla
Artículo aparecido en el nº 1 de octubre de 1991 en Rosa Rosae. -Revista de la Asociación Española de la Rosa.
Nota. -En 1973 se estableció en el Parque de los Príncipes otra rosaleda que disfrutaron los ciudadanos hasta que por decisiones políticas fue eliminada.